Un chico afortunado: Capítulo 5.



         Antonio no podía dejar de observarla mientras Alicia hablaba y hablaba por teléfono. Ella pareció sentir la mirada de su ahora vecino y se giró para dedicarle una sincera sonrisa.  Antonio tenía la impresión de estar espiándola, escuchando una conversación que no le correspondía escuchar. Oírla hablar con aquella espontaneidad con Gonzalo lo mataba por dentro. Sentía que ya no iba a poder aguantar mucho más sin demostrar sus sentimientos. Tendría que hablar con Andrés y comentarle que estaba enamorado de su hermana pequeña. Pequeña por minutos porque Andrés y Alicia eran gemelos. ¿Gemelos o mellizos? Se preguntó. Nunca era capaz de recordar cuál era cuál. Lo cierto es que fuera una cosa o la otra eran dos gotas de agua. Si Andrés se dejara melena sería Alicia y, si Alicia se cortara el pelo y dejara una incipiente barba sería clavadita a su hermano. Espero que no le dé por ahí pensó.

       Habían crecido juntos. La guardería, el colegio, el instituto. Compartieron universidad aunque no facultad. No compartían amigos, su nexo en común era Andrés pero Andrés y ella tenían sus amigos propios.  Les gustaba pasar tiempo juntos pero también disfrutar por separado. Andrés siempre se sintió el protector de su hermana, parecía que en vez de haber minutos entre ellos hubiese años. Siempre examinaba detenidamente a todos los novios de su hermana, parecía más su padre que su hermano, y le pedía opinión a Antonio, el cual muchas veces intercedía por los propios chicos mientras que por dentro deseaba ser él el chico en cuestión. Nunca le confesó su secreto a Andrés. No podía quebrantar aquella norma no escrita, que siendo pequeños, le escucharon a Guillermo, el hermano mayor de Andrés y Alicia.

        Antonio hizo ademán de marcharse pero Alicia lo detuvo_Perdona, Gonzalo, ya te llamo y quedamos para el fin de semana que estoy aquí con Antonio y ya debe de estar aburrido de escucharme hablar. Sí, ha venido a ayudarme. Sí, al final cogí el piso en su mismo edificio. Ya te invitaré cuando lo tenga todo en su sitio. Contando que hoy es miércoles, igual el viernes o sábado. Ya te llamo. Besos.

_No tenías que colgar por mí._Dijo Antonio.

_No pasa nada. Ya hablaré con Gonzalo cuando nos veamos. Uff, no te imaginas las ganas que tenía de volverlo a ver._Comentó Alicia._.Sabes aquí entre nosotros, siempre me gustó pero no sé por qué nunca le dije nada.No sé.

_Bueno, quizás, ahora sea tu segunda oportunidad porque lo que está claro es que le gustas. Te comía con los ojos el viernes._Respondió Antonio mientras se decía así mismo que era imbécil.

_No sé. Ahora mismo no tengo ganas de líos sentimentales. Quiero centrarme en mi carrera. Tengo varios compromisos y una posible exposición dentro de un par de meses.

_Vaya, ¡qué bien! Así que por fin podré ver una exposición tuya.

_Sí, en realidad, se trata de la misma serie de fotos que expuse en una galería de Nueva York antes de venirme. Mujeres. Luego está el posible contrato con una revista de viajes que quiere que haga un reportaje gráfico de diferentes ciudades españolas. Así que, si digo que sí, me tendrás de vecina intermitente._Comentó Alicia._. Claro que son viajes de ida y vuelta. Igual me voy unos tres días a un sitio y vuelvo. No sé. Ya veré.

_Me alegro que todo te vaya bien. Te lo mereces. Y me voy que ya es hora.

_¿Cenas conmigo?

_¿Cenar?_Preguntó Antonio.

_Sí, ¿no cenas?_Bromeó Alicia al ver la cara del  sorprendido Antonio._Anda y preparo una pasta con setas y gambitas que está muy rica.

_Sí, claro, no me lo pierdo. Bueno, bajo a casa me ducho, me cambio de ropa y subo. ¿Traigo algo?

_A ti._Contestó una sonriente Alicia.

           Antonio sintió un escalofrío al verla sonreír y unas ganas tremendas de besarla. Por supuesto que subiría a cenar con ella. No iba a perder la oportunidad de una velada íntima con aquella chica, que lo traía de cabeza, aunque para ella sólo fuera un amigo, un buen vecino, el mejor amigo de su hermano. Y no volvería a meter más la pata. Recomendándole liarse con otros chicos. No, era hora de tomar las riendas y no perder su oportunidad. Jugaba en desventaja porque Alicia le había dicho abiertamente que siempre le había gustado Gonzalo pero, quizás, porque ella inconscientemente también tenía presente el dichoso código ético.

     

             Una hora más tarde Antonio subía a casa de Alicia con una botella de vino. Era incapaz de ir con las manos vacías cuando lo invitaban. Subió por las escaleras, ¿para qué esperar el ascensor? Veintidós escalones separaban su casa de la de ella. La sentía tan cerca y tan lejos al mismo tiempo. Respiró profundamente ante la puerta y llamó al timbre. Un par de minutos después Alicia le abría la puerta con los pelos completamente mojados y un  corto batín negro de seda.

_Vino._Dijo conteniendo la respiración.

_Pasa. Me lié en la cocina y me has pillado saliendo de la ducha. ¡Qué bien hueles! Acomódate por donde puedas enseguida estoy contigo._ Dijo Alicia adentrándose por el pequeño pasillo y entrando en su dormitorio.

      Antonio salió a la terraza. Esa era la ventaja de aquel piso. Al ser el último su terraza era mayor que la suya. Él apenas contaba con un par de metros en el balcón. Claro que nunca estaba en casa para disfrutarlo pero aquella terraza daba mucho juego. La noche estaba fresca. Apenas eran las nueve y estaba ya completamente oscuro. El frescor del aire anunciaba la cercanía del invierno. Escuchaba a Alicia hablando desde su habitación pero sólo oía su melódica voz, ahora con ese curioso acento tras años en la ciudad que no duerme. Entró en el salón y desde la puerta que comunicaba con el pasillo la escuchó hablar.

_Te decía que al final vienen Andrés y Helena a cenar. Nada más bajar me llamó mi hermano a ver si necesitaba algo y se apuntó a la cena.

      Antonio pensó que era cualquier cosa menos afortunado. Todo se interponía entre ellos. El viernes cuando imaginó una cena íntima aparecieron Gonzalo y Enrique. Hoy era Andrés y la novia. Definitivamente, no estaban destinados a pasar un rato a solas. A no ser que fuera para montar muebles.

_¿Hace frío para cenar en la terraza?_. Preguntó Alicia a Antonio, el cual había vuelto a salir para tomar el aire.

_No se está mal. Hace fresco pero no frío.

_¿Te apetece cenar en la terraza?

_¿Y a ti? Tú eres la anfitriona._Respondió Antonio.

_Sí, ¿me ayudas en la cocina? He preparado una tortilla ,por eso, se me ha hecho tarde.Iba a hacer pasta para nosotros pero como la cena ha cambiado de rumbo y Helena es alérgica al marisco.

_Seguro que está buena porque huele de maravilla pero me he quedado con ganas de esa pasta que prometía estar deliciosa._Dijo._ .Te queda muy bien el pelo recogido._Observó sin darse cuenta.

_Gracias. ¿Intentas algo conmigo?_Dijo medio en risa Alicia.

_No, claro que no._Se apresuró a contestar Antonio mientras la contemplaba sonreir coqueteando con él._Claro que igual por venir a cenar todas las noches y no tener que hacerme de comer igual lo intento.

_Uy, don Antonio Gómez, ¿va usted a quebrantar el código ético?_ Bromeó Alicia acercándose a él y dándose cuenta de los grandes ojos negros de su interlocutor. Ojos que la miraban sin pestañear.

_¡A saber! Estoy todo el día rodeado de códigos y leyes así que igual._Dijo guiñándole un ojo dejándola con la incertidumbre de no saber si hablaba en serio o en broma. 

           Alicia se sintió confundida. ¿Hablaba Antonio en serio? ¿Quería de ella algo más que su amistad? ¿Qué sentía ella por aquel chico al que conocía desde los tres años? No, era una tontería. Antonio bromeaba. Si él hablara en serio ella se daría cuenta. Las chicas siempre saben cuando un chico quiere algo, ¿o no?Por un momento se quedó completamente colgada de la imagen de Antonio, la verdad, es que no estaba nada mal. ¿Cómo era posible que aquel chico no estuviera saliendo con alguien? Seguro que había más de una chica dispuesta a ser su pareja.

        Antonio lo tenía todo. Más que guapo era atractivo. Inteligente, simpático, amable, con buen trabajo, casa...¿Cuál era el problema? ¿Por qué estaba solo? Recordaba haberle conocido un par de parejas antes de irse a Estados Unidos pero ahora, que ella supiera, estaba libre. Sin pareja a la vista. Sus ojos se clavaron en los labios de él. Nunca se había fijado en su grosor y en lo bien definidos que los tenía. No podía apartar la vista de ellos. Estaba completamente absorta en aquellos labios carnosos y sensuales. Sus ojos desviaron la trayectoria y se cruzaron con los ojos de él, que le sonreían entre divertidos, curiosos y ¿contentos? No sabía definir muy bien aquella mirada, no estaba segura de lo que él intentaba transmitir, y se sintió como si la hubieran pillado in fraganti en algo indebido.

_Llaman al timbre._ Dijo Antonio. Ella ni lo había oído._¿Abro?_Preguntó.

_Sí, por favor, deben ser Andrés y Helena. Así voy sacando los platos y las copas a la terraza._Acertó a decir.

         ¿Qué me pasa? Se preguntó mientras salía a la terraza por la puerta de acceso que había en la cocina y dejaba los platos en la mesa.Alicia, ¿estás tontita? ¡Has visto a Andrés un millón de veces y ahora te quedas colgada de él como si no lo conocieras! Pensaba mientras colocaba la mesa y escuchaba a su hermano desde la puerta llamándola.

 ***

_Muy buena la cena pero nosotros nos vamos ya que tenemos un paseo hasta casa._Dijo Andrés._.¿Entonces te vas a quedar aquí ya?

_Sí, ya has visto que tengo todo montado. A ver si mañana logro colocar todos estos libros y dejo todo despejado.

_¿Dónde tenías todas esas cajas?_Preguntó Helena.

_En casa de mis padres, les tenía invadido el trastero. Dejé todo en cajas antes de irme a Nueva York pero nunca pensé que iba a estar fuera tanto tiempo.

_Ocho años, nada más y nada menos. Nos dejaste abandonados._ Comentó un risueño Antonio.

_¡No te pases! Cualquiera que te oye piensa que los dejé en la mar y sin remos.

_Y vas y te casas para rematar._ Dijo Antonio.

_Sí pero para darte trabajo a ti en mi regreso._ Bromeó Alicia colgándose del brazo de su amigo.

_Bueno, nosotros nos vamos. Antonio te nombro vigilante de mi hermana. Controla quién la visita. Ya me informarás._Bromeó Andrés.

_Te pasaré informe semanal.

_Eh, ¿no os paséis? Ya estamos mayorcitos para estas historias, ¿no?_Continuó la broma Alicia.

_Seguirás siendo mi hermana pequeña. Y si confío en alguien es en Antonio y él te tiene a unos pocos escalones, así que lo nombro controlador.

_Ja, pues igual lo que hago es liarme con él y así el controlador no podrá hablar._Bromeó Alicia._.Bueno, claro, siempre que pueda quebrar el código ético._Dijo entre risas guiñándole un ojo a Antonio, que no le quitaba ojo.

_Estáis como cabras, chicos._ Comentó entre risas Helena._ Andrés, vamos anda que estoy cansada. Alicia, el piso está muy chulo y te está quedando muy bien.

_Ya te aviso cuando lo tenga todo colocado y te vienes a tomar algo a casa. Nos hacemos una cena de chicas y así cotilleamos de mi hermanito y su amigo, porque ahora también yo me puedo enterar de quién entra y sale de su casa.

              Andrés y Helena se marcharon mientras Antonio recogía los platos de la terraza y los metía en el pequeño lavavajillas. Estaba confundido. Ya no sabía si Alicia hablaba en serio o en broma cuando comentaba lo del código ético y liarse con él. Sus constantes cruces de miradas durante la cena lo tenían desconcertado. Estaba terminando de colocar la última copa en el lavavajillas cuando entró Alicia.

_No tenías que haberte molestado. Me ayudas a montar los muebles y recoges la mesa. Está claro que siempre me quedo en deuda contigo.

_Tonterías.Bueno, es hora de irme. Mañana trabajo.

_Sí, yo estoy cansada. Ahora mismo me meto en la cama. Y así la estreno._Dijo Alicia sin poder apartar los ojos de los labios de Antonio._.No es la mejor manera de inaugurarla pero así compruebo lo cómoda que es._Dijo arrepintiéndose de sus palabras porque enseguida se sintió incómoda por lo que pudiera interpretar su amigo pero no había podido evitar decirlo, ¿qué le estaba pasando?_. Te debo una cena. Si te apetece y no tienes nada mejor que hacer podemos cenar juntos mañana. Tú y yo._ ¿Por qué había dicho eso? Se preguntó.

_Tú y yo._Repitió Antonio._ Seguro que termina apareciendo alguien._Dijo mirándola fijamente._Pero, bien, mañana me tienes aquí. Traeré la bebida. Hasta mañana, que descanses. Ya me dirás qué tal tu nueva cama y si me necesitas sabes que estaré justo debajo._Comentó mientras se acercaba y le dejaba un par de besos aspirando el olor de su perfume.

                 Tenía tantas ganas de besarla pero se contuvo. Estaba confundido con las señales. No sabía si Alicia hablaba en serio o en broma. De lo único que estaba seguro era que a ella le gustaba Gonzalo, ella misma se lo  había dicho horas atrás así que prefiero no besarla. No quería fastidiar la amistad, que había entre ellos, y la nueva extraña relación que estaba surgiendo. 

             Alicia lo acompañó hasta la puerta para despedirse de aquel chico al que de pronto veía de una manera diferente. Tras desearse buenas noches mutuamente, Alicia le dedico una sincera sonrisa y cerró la puerta mientras su cabeza no dejaba de dar vueltas y vueltas. Pensando qué demonios estaba pasando.

Elva Marmed

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