Verdaderamente la isla era un cúmulo de microclimas y de diversidad paisajística, camino del sur de la isla descubrieron que nada tenía que ver con la temperatura y el paisaje de el día anterior. Habían pasado del clima continental al subtropical.El cielo azul y un radiante sol los acompañaba durante todo el trayecto junto a la música, que sonaba en el coche, mezclándose con las voces y las risas de sus ocupantes. Descartaron todas las posibles paradas hasta llegar a Maspalomas, donde Alicia se había comprometido a comprarse un bikini. Antonio estaba empeñado en darse un baño en la playa, consideraba un auténtico pecado ir de vacaciones a Canarias y no probar el mar, por fría que pudiera estar el agua a finales de noviembre. Nada más llegar a Maspalomas entraron en una de los puestos de bañadores, toallas, sombrillas, colchonetas hinchables, protectores solares y demás enseres playeros para comprar un bikini. Alicia eligió un escueto bikini azul turquesa ,que se quedó puesto tras probárselo y comprobar que era su talla.
_¿Ya estás contento?_preguntó mirándole a los ojos con una pícara sonrisa al salir de la tienda.
_Cuando te vea bañarte lo estaré_contestó pasándole el brazo por la cintura.
Pasearon un rato por la avenida, Alicia, cámara en mano, fotografiando aquí y allá. Pasaron junto a la charca, antigua laguna de agua salada, que sirve de zona de descanso de múltiples aves en su camino de tránsito entre África y Europa. Mirando através del objetivo vio al otro lado el comienzo de las dunas y le hizo gestos a Antonio para que la siguiera hasta ellas. Se adentraron en las dunas y Alicia fotografió el paisaje que se abría ante sus ojos, parecía que estuviesen metidos en medio del desierto. Desde allí fotografió el azul mar mientras Antonio le hacía gestos como si estuviera nadando. Tras toparse con un grupo de turistas, recorriendo las dunas en camello, fotografiarlos y echar de nuevo una mirada a la inmensidad del océano azul salieron de las dunas rumbo a la orilla de la playa.
_¿Preparada?_preguntó Antonio mientras sacaba la toalla de su mochila extendiéndola sobre la arena.
_¿Sabes que apenas son las diez de la mañana y tú me vas hacer meter en el agua?
_¿Qué tiene que ver la hora en esto? Piensa que en Madrid es una hora más_contestó entre risas._.Además no me negarás que con este sol no está apetecible, mira lo tranquilo que está el mar, casi se le escucha llamarte_bromeó.
_Como me ponga mala tú serás el responsable_dijo Alicia poniendo cara de pena.
_Anda,anda, yo te cuidaré_dijo antes de besarla.
Ambos se quitaron la ropa y la metieron en la mochila de Antonio. Alicia dejó su mochila tapada con la toalla, que había traído Antonio, no le hacía mucha gracia dejar su cámara a disposición de cualquiera aunque la tuviese asegurada y poca gente anduviera en la playa.
_No va a pasar nada. No hay casi gente_dijo Antonio que se había dado cuenta de lo que le preocupaba a Alicia._.¿Vamos?_preguntó cogiéndola de la mano._Te queda realmente bien ese bikini.
_Gracias_contestó devolviéndole el beso.
Nada más llegar a la orilla percibieron que efectivamente el agua estaba fresca, en realidad, algo más que eso. Antonio tiró de ella adentrándose en el agua mientras las pequeñas olas les daban en las piernas. Alicia se frenó un momento mientras Antonio se adelantaba y se lanzaba de cabeza en el mar. Alicia siguió con mirada divertida el recorrido que hacía bajo el agua. Antonio le hizo gestos para que se acercara. Alicia se armó de valor y ,sin pensárselo mucho, se lanzó al agua nadando sin parar hasta llegar a la posición de Antonio.
_¡Está helada!_dijo nada más alcanzarlo.
_No seas exagerada, además esto tonifica los músculos y reactiva la circulación_dijo medio en broma medio en serio.
_Yo me pregunto dónde está el Antonio cauto, tranquilo, delgadito al que yo conocía_bromeó Alicia_, porque no tiene nada que ver con mi chico impulsivo,atrevido, arriesgado, inclumplidor de honorables códigos y musculoso_dijo mientras notaba los ojos de Antonio mirándola fijamente mientras sus labios se acercaban para besarla.
_Me gusta eso de mi chico_dijo abrazándola separándose de ella acto seguido y lanzándola tras cogerla desprevenida.
_¡Serás traidor!_gritó divertida _.Lo dicho tú no eres el Antonio que fue mi novio en el cole_dijo divertida acercándose a él.
_No, pero si he de llevar tu mochila lo hago_contestó riendo._.¿A dónde vas?_preguntó al ver que salía.
_El agua está buena ahora y me encanta estar contigo pero me da un poco de cosilla tener la cámara a mano de cualquiera y te recuerdo que no nos podemos entretener mucho, que hemos de seguir la ruta.
Alicia hizo un fallido intento de salir porque cuando iba a mitad de camino notó la mano de Antonio agarrándola del tobillo izquierdo y hundiéndola en el agua.
_¡Serás ...!_dijo mientras lo empujaba._.Ya te las cobraré todas juntas, tú espera que llegará mi momento_continuó mientras seguía saliendo del agua.
Una hora más tarde ,ya secos, salieron de la playa rumbo al coche. Les esperaba un trayecto de casi una hora hasta su próximo destino,el puerto de Mogán. Aún no tenían claro si se quedarían allí a comer o lo harían en la Aldea de San Nicolás. Ya decidirían en Mogán lo que hacían. Antonio relevó al volante a Alicia así ella podía disfrutar del paisaje y sacar alguna foto desde el coche. Nada más dejar el coche y entrar dentro del puerto quedaron encantados, tenían la sensación de estar en Venecia. Una Venecia de casas blancas y franjas de alegres colores con aromáticas buganvillas e hibiscos decorando sus balcones, los yates y barcas de pescadores sustituían las góndolas. Recorrieron los canales y las alegres calles del puerto marinero agarrados de la mano. Se vieron atrapados por el romántico ambiente del lugar, no puediendo evitar comportarse como cualquier pareja de enamorados hasta que Alicia recordó que estaba trabajando y sacó su cámara para inmortalizar aquel maravilloso lugar.
_Me encanta este lugar, es realmente bonito y pintoresco este pueblo_comentó Antonio._.¿Nos sentamos en esta terraza a tomarnos algo? ¡Estoy seco!
_Sí, sí, que nos queda un tortuoso camino hasta la Aldea de San Nicolás, según me comentó el de recepción la carretera es un tanto jodida porque tiene mucha curva.
_¿Comemos allí, no?
_Sí, mejor. Vamos bien de tiempo.
_Ahora te digo que porque estás trabajando porque si no me quedaba aquí la mar de a gusto.
_Lo sé, yo también_contestó Alicia antes de tener las manos de Antonio acercándola a él y besándola.
Sí, el recepcionista tenía razón al hacer hincapié en el número de curvas de la carretera. Alicia pensó que terminaría mareada de tanta vuelta pero el paisaje valía la pena. Nada más bajarse del coche estiró las piernas y tomó aire. Necesitaba caminar y tomar la brisa del mar antes de ir a comer a ningún lado. Sí, no lo podía negar estaba mareada. Antonio le mojó la nuca con agua de la botella que llevaban en el coche para que se le pasara el malestar.
_No te preocupes_dijo Alicia viendo la cara de Antonio_, ya me encuentro mejor. Vamos a caminar un rato así saco unas fotos y buscamos un lugar donde comer.
_¿Quieres darte un baño en la playa igual así se te pasa?
_No, no, no, que esta tiene pinta de estar más fría. Ahora si a ti te apetece ve, yo te espero sentada aquí cual Penélope.
_No, si no es contigo no tiene gracia.
Alrededor de dos horas estuvieron en la Aldea. Disfrutaron de una deliciosa comida a base de pescado frito y tras el postre y el café volvieron a dar otro paseo antes de poner rumbo hacia Agaete, último pueblo a visitar en el día antes de volver a la capital. Alicia relevó a Antonio al volante. Antonio iba abstraído mirando por la ventanilla, disfrutando del paisaje,de la brisa fresca mientras pensaba que aquella loca decisión había sido la mejor que había tomado en su vida. Aquel viaje,definitivamente, era justamente lo que ellos necesitaban. Estar lejos de todos, disfrutar de su propia intimidad los había acercado y ahora sí que eran mucho más que dos amigos. Ahora sí que podía considerar a Alicia como su pareja. Ahora sólo faltaba regresar a Madrid y ver si todo funcionaba tan bien en el día o día pero aún les quedaban bastantes días para disfrutar de las islas y de ellos mismos.
_Hola, hermanita, estais desaparecidos por completo. Sí, sí, trabajando, ahora se llama trabajar_bromeó Andrés que acababa de llamar a su hermana para saber qué tal iba todo._.¿Qué tal lo estáis pasando? _preguntó._.¿Y Antoñito, cómo está?, porque ese es otro que ni un mensaje me ha enviado. Ten hermana y amigo para esto.
_Oye, guapo, que nos levantamos temprano todas las mañanas y estamos todo el día fuera. Ahora he de decirte que te tienes que venir esto es realmente el paraiso, vale la pena venir, lo digo en serio. Cada día nos enamoramos de un sitio. ¿Antonio? Espera te lo paso que acaba de salir de la ducha.
_¿De la ducha? Aha, eso quiere decir que compartis habitación. ¡Será cabrón que no me ha dicho nada!_bromeó Andrés._.Muy buenas, desaparecido, ¿no tienes nada que contar? No, no, prefiero no tener detalles que esa a la que te beneficias es mi hermana_dijo riendo Andrés_.Tio que me alegro que todo haya ido bien así que al final vamos a ser cuñados y todo. Ya verás cuando mis padres se enteren.
_Para, para el carro. No seas tan cotilla de ir adelantando acontecimientos_dijo Antonio._. Tu hermano que ya está pensando en contarle todo a tus padres_contó Antonio a Alicia al tiempo que ella le quitaba el teléfono.
_Andrés no me seas cotilla, relájate que no quiero tener a tu madre llamándome para preguntarme, que ya me acribilló a preguntas cuando la chismosa de la vecina le dijo que nos había visto besándonos en el parque. No, no, deja que se lo cuente yo cuando regresemos. Venga, besitos para ti y Helena.Bye.
Alicia dejó el móvil sobre la cama mientras observaba a Antonio vestirse. No pudo resistirse y se acercó a él y lo abrazó fuertemente sorprendiéndolo por completo.
_¿Y esto?
_Nada. ¿No te puedo abrazar?
_Sí, sabes que sí, que me encanta_dijo estrechándola entre sus brazos_.Aún no termino de creerme que estemos juntos_confesó antes de besarla._¿A dónde íbamos a ir esta noche?
_A donde quieras.
_Y si nos quedamos.
_Me parece una excelente idea_dijo Alicia mirándolo fijamente a los ojos y devolviéndole el beso.
Elva Marmed