Un chico afortunado : Capítulo 4.



Ahora, que estaba instalándose en su nuevo apartamento, no estaba segura. ¿Me habré equivocado? ¿Cómo voy a meter todas estas cajas ? El salón estaba completamente invadido por cajas y cajas, los de la mudanza apenas acababan de subir el último viaje. Ahora le tocaba a ella lo peor, ordenar todo aquel caos de cajas de cartón. Sí, estaba indicado el contenido de cada una de ellas pero creía que tardaría años en ordenar todo. Alicia abrió el gran ventanal que presidía el salón y daba a la terraza, precisamente, aquella terraza de treinta metros cuadrados, era uno de los motivos por el que se había enamorado de aquel apartamento. Eso y ,que estaba casi vacío, sólo tenía amueblada la cocina .Las dos habitaciones estaban completamente despejadas de muebles, eso sí, ambas tenían un maravilloso armario , el de la habitación principal , nada más y nada menos, que de cuatro puertas. Ella necesitaba una habitación para usarla cómo lugar de trabajo y casi todos los pisos visitados, que podía permitirse,estaban amueblados y no le daban juego para montar su despacho.



 _Espero que los de los muebles no me fallen._ Se dijo así misma sentándose sobre una de las cajas que ponía libros.

       Sólo había podido colocar la ropa y zapatos, esa era la desventaja de la falta de muebles. Cierto que no le corría prisa. Podía quedarse unos días más en casa de su hermano, que vivía muy cerca de allí, apenas veinte minutos caminando los separaba. Pero, ella quería instalarse cuanto antes. Sabía que su hermano y cuñada necesitaban intimidad, apenas llevaban unos meses compartiendo casa y  no quería ser la cuñada pesada que se instala en casa. Así que lo había dispuesto para instalarse aquel mismo día. Sólo le importaba que llegara la cama, el resto de los muebles eran menos importantes.  Aunque debería llegar todo junto porque lo había comprado todo en el mismo sitio.

        Escuchó el portero automático. El de los muebles. Bien, no dormiría en el suelo. Claro está siempre y cuando se aclarara con las instrucciones de montaje de los suecos. Siempre parece muy fácil pero terminas liado con los tornillos y sus nombres. ¿De verdad estaba su cama, mesa de despacho, estanterías ,cómoda y mesita de noche ahí? Alicia miraba entre asombrada y asustada el volumen de las cajas. Tras despedirse de los transportistas se quedó contemplando los bultos.

_Uff...¿Seré capaz de montar esto correctamente? ¡Si debe estar hasta los tornillos desmontados! ¡Esto no abulta!_Dijo en alto arrastrando la caja de la cama a su habitación. _¡Eres imbécil Alicia! ¿Por qué no les dijiste que la dejaran ellos aquí!_Volvió a decirse en alto mientras empujaba la caja por el pequeño pasillo.

        Abrió la caja y sólo encontró tablones y tablones de madera. Un paquete de tornillos con llave ale incluida y una hoja con las instrucciones. Empezó leyendo las instrucciones y el eco de su risa resonó en la habitación. _Alicia, menos mal, que te han traído el colchón porque esta noche acampas._Dijo sin poder parar de reír. _.Joder, el que escribe las instrucciones no ha montado un mueble en su vida._

      Por no entender no entendía ni el nombre de la cama, Trysil, ¿significará esto algo en sueco? pensó mientras descifraba las instrucciones.

_Bueno, obviamente, éste es el cabecero y esto los pies de la cama._ Dijo sacando los tablones. _.Sí, porque el cabecero es más alto y con listones separados. Venga, Alicia, tú puedes._ .Se animó así misma mientras se ponía manos a la obra.

     Una hora de reloj le llevó el montaje de la cama. Probablemente, unos montadores profesionales hubiesen montado todos los muebles en ese tiempo, pero ella se sintió orgullosa de haberlo logrado. Movió la cama una y otra vez para comprobar que era segura. Dejó caer sobre la cama el colchón, también de nombre impronunciable y emocionada abrió el armario. Armario empotrado de cuatro puertas al que ya no le cabía nada más,_ ¿Cómo he acumulado tanta ropa y tener la sensación de no tener nada?_Se preguntó sacando uno de los juegos de sábanas compradas también a los suecos. _¡Los suecos deberían hacerme  un monumento por el dineral que me he dejado en su tienda!_Exclamó desenvolviendo las blancas e impolutas sábanas. Hora y media después la mesilla de noche y la cómoda estaban en su sitio.

     Sacó otra bolsa del armario donde guardaba almohadas y cojines. Estaba emocionada desempaquetando cosas y vistiendo la cama. Parecía una niña abriendo los regalos de Navidad. Sí, le gustaba el resultado de la cama. Ya tenía ganas de darle uso. Miró la hora. Ya era la una._¡Hora de seguir!_Exclamó abriendo el resto de los muebles del dormitorio. Una hora larga le llevó  ver los muebles montados.

_Uau, si no logro seguir adelante con la fotografía_Tocó madera._Me haré montadora de muebles._Dijo entre risas mientras se besaba y abrazaba así misma. _Hora de pensar en comer._Dijo al tiempo que el timbre sonaba.

     Extrañada porque no esperaba visitas salió de la habitación rumbo al salón para abrir la puerta. Nada más abrirla lució una hermosa sonrisa al encontrar a Antonio al otro lado de la puerta mostrándole una bolsa.

_Supongo que no has comido así como buen vecino he venido a rescatarte._Dijo acercándose a Alicia y dejándole un par de besos en las mejillas.

_Uhmmm, ¡qué bien! La verdad es que me daba una pereza tremenda ponerme a cocinar ahora._Dijo Alicia._. Al final, vas a resultar mi caballero andante. Me ahorras la burocracia y me alimentas, ¡uauh, pena de código!_Bromeó.

_¿Entonces puedo pasar?_Preguntó un sonriente Antonio mientras pensaba que, igual un día de éstos, pasaba de los códigos éticos entre amigos.

_Sí, claro, vecino.

_¡Cuanta caja! ¿Has montado algo?_Preguntó Antonio.

_Sí, ¡mi dormitorio! He montado la cama, la mesita de noche y la cómoda. Entra para que veas._

               Antonio dejó la bolsa con la comida en la mesa de la cocina.  La cocina era de los pocos sitios de la casa, que estaba despejada.  El  día anterior había estado allí limpiando y organizando todo antes de la mudanza. Incluso había hecho una compra para tener todo lo necesario en casa. Le gustaba cocinar y, no se le daba mal,así que le gustaba tener la cocina bien abastecida de utensilios y con la materia prima necesaria para poder improvisar algún plato en caso de necesidad. Hoy no era día de improvisaciones porque Antonio la había sorprendido con comida China de un restaurante cercano.

_Oye, la cocina está organizada.

 

_Claro, ayer me pasé el día aquí limpiando y organizando todo para hoy. Ven, ven al dormitorio._

 

_Uau, te ha quedado muy bien._ Dijo Antonio moviendo la cama._ ¿Y lo has montado todo tú sola?_

 

_Sí, con estas manitas._Contestó risueña.

 

_Pues, muy bien, Manny Manitas a tu  lado no tiene nada que hacer._ Bromeó Antonio.

_¿Quién es Manny Manitas?

 

_Como se nota que no tienes ni hijos ni sobrinos._ Comentó Antonio._.Pues, uno que lo arregla todo con sus herramientas parlanchinas.

_Pues, no mis herramientas no hablan._ Dijo entre risas._. Sólo me hubiese faltado eso para volverme loca. Entre las instrucciones que no entendía al principio y los nombres de los tornillitos si las herramientas se hubiesen puesto a hablar ya hubiera sido la leche._. Continuó Alicia. _¿A que está apetecible la cama?_Dijo Alicia sin segundas intenciones.

_Apetecible. Sí. Apetecible._Contestó intentando borrar la imagen que le venía a la mente._¿Comemos?

_Sí, vamos a comer que ya mis tripas rugen.

               La comida pasó entre charlas y risas. Alicia le contaba su experiencia montando los muebles y Antonio no paraba de reírse con las locuras de ella mientras la contemplaba maravillado. Hasta así con unos vaqueros desgastados y aquella simple camiseta blanca le parecía increíble. Una hora más tarde Antonio bajó a su casa a cambiarse de ropa para ayudarla con las estanterías y la mesa de trabajo.

***

_Bien, ahora sólo te queda vaciar las cajas pero, la verdad, es que esto ha ido más rápido de lo que imaginaba tu hermano._ Dijo Antonio.

_¿Mi hermano? ¿Qué te ha dicho Andrés?_ Preguntó Alicia.

_Una no entendía que te mudaras a mitad de semana en vez de esperar al fin de semana y te pudiéramos ayudar. Dos pensaba que no ibas a ser capaz de montar nada._ Comentó Antonio._.Pero, obviamente, se equivocaba de lleno.

_Bueno, que si he terminado ya ha sido gracias a que has venido. Por cierto, ¿no trabajabas esta tarde?_ Preguntó Alicia.

_No, me debían una tarde libre y ...

_¿Te la has cogido para ayudarme?_Preguntó una asombrada Alicia._Vaya, eres un encanto._Dijo acercándose a Antonio y dejándole un par de sonoros besos en las mejillas._.Lástima de código ético._Bromeó.

          Antonio sonrió mientras contenía sus propios impulsos para no abrazarla y besarla. Deseaba tanto hacerlo pero tampoco sabía cómo sería recibido en caso de besarla y no quería estropear la confianza que empezaba a surgir entre ellos. El teléfono móvil de Alicia sonó despertándolo de su ensoñación. El nombre de Gonzalo sonó y resonó en sus oídos notando que los celos lo invadían. Sabía que aquel chico era su contrincante en aquel partido y que tenía ventaja sobre él. La noche del viernes le había parecido ver n brillo especial en los ojos de Alicia cuando se encontraron y cada vez que sus miradas se cruzaban. ¿Qué había habido entre ellos? Se preguntaba mientras veía a Alicia juguetear con su pelo al tiempo que hablaba con él por el móvil.

Elva Marmed

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