_Alicia, ¿cuándo te vuelves a ir de viaje?_le preguntó su madre mientras servía el café.
_Mamá, la verdad es que no sé qué decirte, imagino que dentro de un par de semanas.¿Por qué?
_No, por saberlo.Pero, ¿en Navidad no viajas, no?
_No_contestó Alicia mientras le dedicaba una mirada a Antonio, el cual le acariciaba la rodilla por debajo de la mesa.
_Bueno, pareja, ¿os apetece ir al cine esta noche con nosotros?_preguntó Andrés mirando a Alicia y Antonio.
_Pues, la verdad, no sé que decirte porque, la verdad, es que estoy rota. ¿A ti te apetece?_preguntó Alicia a Antonio bajo la atenta mirada de toda su familia.
_Creo que me quedaría dormido. Es que no hemos parado en estos diez días.
_Ya, ya, no habéis parado.Nada, nada, si lo entiendo, que queréis estar solos_comentó burlón Andrés.
_Mira que eres tonto, hermanito.
Si Andrés estaba encantado con aquella relación, los padres de Alicia aún lo estaban más. Siempre habían mirado a Antonio con buenos ojos, lo habían visto crecer, casi casi desde que tenía pañales. Pero, sobre todo les gustaba la idea porque la cara de felicidad de su hija era más que evidente y eso era lo que les importaba. Nunca se habían metido en las relaciones de sus hijos. A ellos, como padres, les tocaba aceptarlas, les gustara más o menos. Una hora más tarde, Antonio y Alicia salían de casa de los padres de ella. Casi eran las seis de la tarde, la oscuridad comenzaba a adueñarse del cielo y aún tenían las maletas por abrir. El trayecto en coche se hizo largo, se vieron en vueltos en medio de un atasco. Madrid los había recibido con los brazos abiertos.
_Creía que no llegaríamos nunca_dijo Alicia entrando en el ascensor.
_Vaya, pensaba que te gustaba la compañía.
_Eso era lo único bueno_comentó Alicia antes de besarlo._¿Te apetece cena y película tranquilitos en casa?
_¿En cuál de ellas?_preguntó Antonio abriendo la puerta del ascensor.
_¿En la mía?
_Vale, voy a abrir la maleta, sacar ropa y luego subo. ¿Pedimos la cena a algún sitio?
_Sí, Antonio_dijo Alicia antes de cerrar la puerta del ascensor._¿Subes el pijama?_preguntó mientras él le dedicaba una amplia sonrisa.
Eso era lo peor de viajar. Deshacer las maletas. Ordenar ropa. Lavar ropa. Alicia dejó preparada la lavadora para hacer un lavado al día siguiente y guardó las pocas cosas, que no iban a ser lavadas, en su amplio armario. Sacó la cámara de la mochila y dio un vistazo rápido a las fotos en el ordenador. Sí, verdaderamente,tenía fotos muy bonitas. No pudo evitar sonreír al visionar una foto de Antonio enseñándole la lengua delante de la Catedral el primer día de viaje.
_¿Quién me iba a decir a mí que terminaríamos juntos Antoñito?_dijo en voz alta mientras el móvil sonaba en el salón. Miró el número. Gonzalo. Respiró profundamente antes de contestar _Hola, Gonzalo, ¿qué tal? Aquí deshaciendo las maletas, si no me gusta hacerla menos esto. Muy bien. La verdad es que te recomiendo ir. Te encantarán. No, hoy me quedo en casa. Estoy muerta. No hemos parado en los diez días. Madrugando y trasnochando para aprovechar el día. ¿Mañana? Gonzalo, mejor nos vemos la semana que viene, ¿te parece? ¿Comemos juntos el lunes? ¿Puedes? Vale,me acerco hasta tu oficina. Gonzalo, por cierto, ¿cuándo se casan estos? El sábado catorce, bien, no es para organizarme un poco, quiero ver cuando tengo el próximo viaje y que no me coincida. Un minuto, Gonzalo,que me llaman a la puerta.
_Preciosa, ya te echaba de menos_dijo Antonio nada más verla. Iba a besarla cuando se dio cuenta que estaba al teléfono.
_Ya estoy aquí, ¿qué te decía?_Preguntó Alicia a sabiendas que Gonzalo había escuchado a Antonio._.Bueno, pues,eso que no estaba segura del día y como soy la fotógrafa o ¿han cambiado de opinión?_preguntó Alicia intentando ser lo más natural y espontánea posible._. Entonces, nos vemos el lunes, te espero en la puerta de tu oficina. Sí, a las dos, vale, cualquier cambio me avisas. Bye_Alicia dejó el móvil sobre la mesa y se acercó a Antonio,que había salido a la terraza para dejarle intimidad._Hace frío_dijo pasándole los brazos alrededor de la cintura_. Antonio, ¿sabes que no me importa que estés delante mientras hablo, verdad?
_Lo sé_contestó abrazándola y besándola.
_El lunes como con Gonzalo, ¿te importa?
_No, ¿por qué debía importarme? ¿Las cosas ya están claras, no?
_Transparentes_dijo volviéndolo a besar.
_Bueno, pues, pondré un par de pegatinas no vaya a ser que por la transparencia no se vean y tropecemos_bromeó Antonio.
_¿Has traído el pijama?
_Pero, ¿me va a ser falta? Porque si es así me voy a dormir a mi cama_dijo entre risas.
_¡Qué tontito es mi chico!
_Repítelo.
_¿Qué eres tonto? No, no, no_dijo Alicia al ver que Antonio le iba a hacer cosquillas._Ven que voy a apagar el ordenador. Estaba haciendo un visionado rápido de las fotos_Comentó arrastrándolo de la manga de la camiseta.
_A ese lo conozco yo_dijo Antonio al verse en la pantalla del Mac.
_¿Lo conoces?
_Sí, su cara me suena de algo.
Alicia cerró la puerta de la terraza nada más regresar al salón. El aire soplaba frío y la casa se estaba enfriando. Antonio la observaba mientras hablaba con el restaurante para hacer el pedido, al final, habían optado por comida china. Alicia puso el mantel en la mesa del salón. Comerían sentados sobre un par de cojines encima de la alfombra del salón. Sacó un par de copas, una de las botellas de vino,que habían comprado en el viaje, cediéndole el honor de abrirla a Antonio porque lo de ella no era el sacacorchos. Media hora más tarde el repartidor llamaba a la puerta y un par de minutos después ellos se sentaban a comer.
_Oye, se te da muy bien lo de los palillos.
_Sí, es que me enseñó Brian.
_¿Y qué más te enseñó el neoyorkino?_ preguntó Antonio dándole un sorbo al vino._.Déjalo, mejor no me lo cuentes_bromeó.
_Mira que eres tontito, ¿quién le ha pegado la tontería a quién? ¿Tú a Andrés o él a ti?_dijo riendo Alicia.
_Buena, pregunta pero no tengo respuesta.
Alicia y Antonio disfrutaban de su primera cena romántica y relajada tras la vuelta a casa. Gonzalo no tenía tan buena noche. Había oído el comentario de Antonio al llegar a casa de Alicia y ahora estaba seguro que ya estaba todo perdido. Si existía una remota posibilidad que hubiesen ido y vuelto del viaje única y exclusivamente como amigos, ahora sabía que no era así. Tenía claro que estaban juntos y él que se había adelantado semanas atrás había perdido el partido y la liga. Enrique le había insistido para salir pero él había dicho que no. Sólo le apetecía quedarse en casa. Se sobresaltó al escuchar el timbre. No esperaba a nadie.
_¿Qué haces aquí?
_¿Crees que te iba a dejar solo? Anda si no quieres salir no salimos pero no te dejo solo_dijo Enrique, el cual venía cargado con una pizza y latas de cervezas.
_Enrique, hoy no soy una buena compañía_dijo cerrando la puerta.
_¿Qué ha pasado?
_¿Qué ha pasado? Nada, que no va a pasar nada. Sencillamente, he perdido. Se esfumó cualquier posibilidad de estar con Alicia.
_¿Estás seguro?
_¿Escuchar al otro lado del teléfono a Antonio decir "preciosa, ya te echaba de menos" mientras hablaba con Alicia te parece prueba suficiente?
_No.
_¿No?
_Bueno, vale, está bien. Pero, Alicia no es la única mujer en el mundo.
_No, pero es de la que yo estoy enamorado, el resto me da igual.
Elva Marmed