Antonio recibió a Alicia con una sincera sonrisa ofreciéndole su brazo mientras observaba a aquel chico, desconocido para él, que no quitaba ojo a Alicia. ¿Sería un antiguo novio? Ya le contaría ella. Los había visto charlar amistosamente mientras jugueteaban con sus manos. Era obvio que había confianza entre ellos o, al menos, había existido en algún momento. Se alejaron paseando por la avenida. Descartaron los bares de la zona porque estaban llenos. Caminaron un par de manzanas hasta dar con un bar que no estaba tan lleno. Se sentaron en una mesa cercana a la barra. Nada más sentarse el camarero les tomó nota. Antonio dejó su chaqueta en la silla y se aflojó la corbata. Antes de sentarse sacó unos documentos de su maletín y los dejó en la mesa.
_Ya vuelves a estar soltera_ le dijo pasándole los documentos a Alicia.
_¡Esto hay que celebrarlo!_ dijo risueña Alicia _ gracias, Antonio, ¡no vuelvo a cometer una locura de éstas en la vida!_
_Bueno, ya sabes donde tienes un abogado_ bromeó Antonio _como no hay hombres en España vas y te casas con un neoyorkino..._
_¡Qué le vamos a hacer! El corazón no entiende de nacionalidades...y tampoco me voy a quejar que gracias al loco neoyorkino he conseguido dar un paso importante en mi carrera..._
_Eras buena fotógrafa antes del señor egocéntrico..._
_Gracias, Antonio, pero en este mundo o tienes padrino o no eres nadie y bueno..._ dijo sin poder evitar la risa _...señor egocéntrico....bueno, tal vez un poquito pero es genial en su trabajo y ufff...está como le da la gana, eso sí como pareja un desastre....hacía más caso a sus fotos que a mí y ....bueno... ya da igual, pasé un buen año a su lado_ dijo antes de darle un nuevo sorbo a su copa.
_¿Y ahora, cómo está tu corazón?_ preguntó una vez que el camarero les dejó las copas.
_Bien, ¿qué pregunta es esa?_
_Te he visto haciendo manitas_ dijo Antonio con una sonrisa pícara.
_¿Haciendo manitas?_ preguntó Alicia sin poder evitar soltar una carcajada_ ¿Lo dices por Gonzalo? Es un viejo amigo, hacía mucho que no nos veíamos..._
_Me suena su nombre..._
_Claro se lo habrás oído alguna vez a tu querido amigo, Andrés lo conoce...._
_Pero...¿fuisteis novios?_
_No, ¿por qué?_
_No, por nada. No lo seríais porque no quisiste porque a ese chico le gustas..._
_¡No digas tonterías! Gonzalo y yo siempre fuimos amigos, la mejor pareja para bailar que he tenido en mi vida pero nunca hubo nada más entre nosotros. De hecho, se casó con la chica con la que salía la última vez que nos vimos..._
_Pues ahora mismo le hubiera sido infiel te lo digo yo_
_Mira que eres tonto_ dijo una divertida Alicia _de todos modos, no hubiese sido infiel porque se ha divorciado_
_¡Qué casualidad!_
_Sí, cierto_
Las risas de Alicia resonaban por el bar escuchando las historias que le contaba Antonio. Era increíble escuchar los motivos por los que se divorcia la gente. Se reía con las historias pero a la vez le resultaba triste pensar en lo fácil que era dejar de querer a una persona. Ver como había personas que le destrozaban la vida a aquellos con los que un día habían decidido compartir la suya. El señor egocéntrico, como lo llamaba Antonio, Brian, y ella no habían logrado ni vivir un año juntos.Fracasaron como pareja cuando deberían haber estado disfrutando de las mieles de su relación. Los unía la pasión por la fotografía. Sus caracteres abiertos y desenfadados. Sus ganas de vivir y de plasmar todo lo que veían pero no debieron haberse casado nunca.
La locura de una noche. Unas copas de más en una salida y terminaron jurándose amor eterno y casándose un tiempo más tarde. Las primeras semanas vivieron encantados el uno con el otro. Al par de meses ya comenzaron a chocar. Brian ponía su trabajo por encima de todo. En realidad, había cometido bigamia al casarse con Alicia porque ya estaba casado. Casado con su trabajo. Amaba la fotografía sobre todas las cosas y Alicia había sido un espejismo en el camino. Compartían el amor por la fotografía. Él la había ayudado a comenzar a hacerse un nombre. Y gracias a él había montado alguna exposición con éxito. Las revistas comenzaban a llamarla para hacer reportajes fotográficos y empezaba a permitirse el lujo de decir sí o no.
No, no podía decir que su matrimonio había sido una mala experiencia. Lo habían pasado bien juntos. Habían disfrutado de buenos momentos y ambos habían ganado más de lo que habían perdido. Terminar como amigos era todo un éxito viendo las locuras que comete la gente por lo que Antonio le estaba contando.
_Bueno, entonces ya te quedas en España, ¿no?_
_Sí, aquí me quedo. Echaba de menos estar en casa, he disfrutado mucho de mi experiencia americana, me ha aportado mucho..._
_Incluyendo un marido y un divorcio..._ bromeó Antonio.
_Sí, incluyendo eso pero me ha dado más cosas buenas que malas...si ahora tengo trabajo aquí es por haberme ido_ contestó dándole un sorbo a su copa _ a ti te han ido las cosas muy bien en mi ausencia_
_No me puedo quejar de como me va en el terreno profesional_ asintió Antonio _¿pedimos otra?_
_Hala, venga, celebremos que soy oficialmente soltera_ bromeó Alicia.
Antonio llamó al camarero y pidió un par de gin tonics. Se encontraba muy bien al lado de la hermana pequeña de su mejor amigo. Siempre se había sentido atraído por ella pero un estúpido código ético le decía que no podía liarse con la hermana de un amigo. Cierto que tampoco había intentado nunca tener nada con ella. Ni siquiera le había comentado a Andrés nada sobre esa atracción que sentía por su hermana pequeña. Aún estando separados por el océano siempre había estado al día de su vida porque Andrés le contaba todas las locuras de su hermana. Andrés puso el grito en el cielo cuando Alicia le dijo que se casaba. Antonio al enterarse de boca de Andrés sintió que ya la había perdido para siempre. Sin embargo, celebró como el que más su divorcio . Al regresar Alicia y enterarse que estaba liada con el papeleo del divorcio en la embajada se ofreció de inmediato a llevarle todo.
Y ahora estaba allí sentado con ella. Brindado con ella por su divorcio. Aquella era la primera vez que salían solos. Nunca antes habían salido ellos dos solos. Alguna vez habían ido juntos al cine pero siempre con Andrés. Se sentía feliz de estar con ella allí aún sabiendo que no había nada, que para ella sólo era el mejor amigo de su hermano. Le daba vueltas a la cabeza para retenerla y poder seguir disfrutando de su compañía.
_¿Te apetece ir a cenar o tienes planes?_ preguntó Alicia _Eh, Antonio...hablo contigo..._
_Perdona...me has pillado despistado...no no tengo planes..._ dijo sin salir de su asombro. Aquella invitación le había pillado por sorpresa.
_Pues, venga. Te invito es lo mínimo que puedo hacer por haberte ocupado de todo el papeleo sin cobrarme un céntimo. Ya te sacaré las fotos cuando te cases_ dijo sonriente.
_¿De mi boda?_ preguntó un divertido Antonio _eso quiere decir que no cobraré nunca_ continuó.
_¡Y tú qué sabes! ¿Qué pasa con las mujeres? ¿Están ciegas?_
_Igual se enamoran de neoyorkinos_ dijo sin pensar Antonio ante los atónitos ojos de Alicia _ por poner un ejemplo_
_¡Ah!_ acertó a decir Alicia _ufff....ya pensaba que te gustaba..._dijo
_No....bueno...no quiero decir que no me gustes...a ver que me estoy liando..._dijo Antonio sin saber cómo salir de dónde se había metido _...obviamente eres guapa...muy guapa...._
_Gracias_ contestó Alicia.
_pero tú eres la hermana de Andrés_
_¿Y?_ preguntó Alicia _¿Qué tiene que ver mi hermano en esto?_
_pues que nunca saldría con la hermana de un amigo_
_No entiendo...¿quieres decir que en el remoto caso que te gustara pasarías de mí por un "código ético" no escrito?_
_Más o menos_
_¡Y las mujeres somos complicadas! ¡Hay que joderse!_ dijo sin poder evitar una carcajada._Anda vamos que te invito a cenar, señor código ético_
_Vale pero a las copas invito yo_ dijo levantándose y poniéndose la chaqueta_
Nada más salir del bar Alicia se colgó del brazo de Antonio. Comenzaba a refrescar y ella no había cogido chaqueta. Antonio no pudo evitar sonreír al sentir el brazo de Alicia colgarse del suyo. Se sentía tan bien junto a aquella chica. ¿Qué tenía que la hacía irresistible? No era el físico, que lo tenía, era ella en sí, todo lo que transmitía en una simple mirada y en su sonrisa. Escucharla hablar era una delicia, tenía una voz tan melódica, ahora tenía un acento peculiar tras haber pasado casi siete años en Estados Unidos. Antonio caminaba ensimismado, se dejaba llevar por ella mientras la escuchaba hablar y hablar.
_¿Este sitio sigue estando tan bien como antes?_ preguntó Alicia delante de un restaurante al que solía ir años atrás.
_Sí, sigue igual_ contestó Antonio saliendo de su ensoñación.
_¿Te apetece cenar aquí? _le preguntó Alicia.
_Tú mandas_
_Vale, pues, aquí entonces...aquí solía venir con mis amigos antes de mi aventura americana_
_No hay nada más que decir entonces_
El restaurante estaba bastante concurrido pero consiguieron una mesa para dos al fondo del local. Alicia no pudo evitar una sincera e inmensa sonrisa al volver a encontrarse con Gonzalo en una de las mesas.
(...)
Elva Marmed