Los días pasaron rápidos. Las horas se les iban entre los dedos. Definitivamente, aquel viaje les había hecho enanomarse de las islas y de ellos. Antonio tenía claro a estas alturas que Alicia era más que un amor platónico, más que el eterno amor de la adolescencia. Ya no era un amor imposible. Ahora estaban juntos. Alicia le sonreía mientras le volvía a sacar una foto en medio de la Plaza del Cristo en La Laguna. Aquel era su última noche en Tenerife, en Canarias, y tras casi diez días de viaje no eran capaces de decir qué les había gustado más. Les había impresionado los claros cambios climáticos y paisajísticos de las islas. Era un verdadero continente en miniatura. Aquella misma mañana habían disfrutado de un tiempo cálido y soleado en Las Américas y notaron el impresionante bajón de temperatura al subir al Teide. Sin embargo, les impresionaba más el contraste entre la capital y San Cristóbal de La Laguna, estando a tan pocos kilómetros de distancia la diferencia era abismal. Aquella pequeña ciudad universitaria les había enamorado, por algo la UNESCO la había declarado Patrimonio de la Humanidad.
Pasearon por sus bulliciosas e históricas calles llenas de estudiantes universitarios. Alicia no dejaba descansar su cámara. ¿Cuántas fotos había sacado en aquel viaje? Tenía material más que de sobra, sin contar las fotos personales, tendría que hacer una criba muy selectiva para elegir las fotos definitivas para el reportaje.
_Mañana de vuelta a la realidad_dijo Antonio una vez sentados en un bar disfrutando de un barraquito._.Me gusta esta combinación de café.
_Sí, está bueno y sí se acaba el viaje.
_No tengo ganas de volver.
_¿Quieres quedarte?
_No me importaría_comentó Antonio_pero si no tengo ganas de volver es porque no sé si me acostumbraré a no estar contigo las veinticuatro horas del día_dijo acercándose para besarla.
_¿Aún no estás saturado de mí?
_Nunca. ¿Tú de mí sí?_dijo Antonio levantando la ceja izquierda.
_Ufff...muchísimo_bromeó Alicia antes de volver a besarlo._Supongo que una vez en Madrid descubriremos si esto es real.
_¿Cómo que si esto es real? ¿Acaso lo dudas?
_No, para nada. Te quiero,de eso estoy segura_dijo ante la atenta mirada de Antonio._. Pero aquí estamos encandilados por el viaje, las circunstancias. Ahora hemos de vernos en la realidad de cada día.
_Me costará volver a dormir solo en mi cama.
_Eso tiene solución.
_Sí_dijo acercándose y volviéndola a besar._¿Te quedarás conmigo?
_No, pensaba en regalarte un peluche_contestó entre risas.
_¡Serás bruja! ¿Te quedarás conmigo?
_¿Tú que crees?_preguntó antes de besarlo._O tú conmigo.
Una vez fuera del bar pasearon tranquilamente hasta llegar al coche. Querían aprovechar aquella última noche.Sí, notaban el cansancio acumulado de los madrugones, de las palizas en coche, de aprovechar hasta la última hora del día pero no querían retirarse temprano. Querían disfrutar de aquellas últimas horas antes de salir hacia Madrid. Antonio había reservado mesa en el restaurante del hotel, el Mencey, sin duda de los mejores hoteles de la isla.Así que subirían a ducharse y cambiarse para disfrutar de la velada. Ambos prepararon sus maletas, dejando fuera sólo la ropa para el día siguiente y tras una larga ducha compartida, se vistieron rápidamente para no llegar tarde a su reserva.
El móvil de Alicia comenzó a sonar nada más sentarse a la mesa. Miró la pantalla. Era su hermano Andrés.
_Hola, sí, acabamos de bajar a cenar. Tu amigo me ha invitado a una romántica cena en el restaurante del hotel, que es de lo mejorcito de la isla_comentó al teléfono mientras notaba los dedos de Antonio jugando con los suyos. Alicia le sonrió._.Dime. Sí, si todo va en hora llegamos ahí a las doce. ¿A casa de mamá? ¿Mañana? Ya, vale,ya ya imagino. Mañana tenemos comida en casa de mis padres_le dijo Alicia a Antonio que ya lo imaginaba._.Pero, yo necesito ir antes por mi casa para dejar todo. No es que no es plan de ir cargando con las maletas. Andrés, no pasa nada si estás liado nosotros vamos a casa por nuestra cuento, ya vemos si pillamos metro o taxi. No te preocupes. Nos vemos en casa de mamá. No, seguro. Vale,vale, un besito. Nos vemos mañana_Alicia guardó el móvil._Andrés, que no sabe si mañana puede ir al aeropuerto.
_No hay problema.
_Eso le he dicho yo. Mañana tenemos comida en casa de mis padres. ¿Estás preparado para pasar por la inquisición?_bromeó Alicia._Bueno, estarán encantados, como si lo viera, a mis padres siempre les has gustado.
_Ya siempre le he gustado a toda tu familia, tú eras la única que pasabas de mí_dijo risueño.
_Mira que eres tonto.
La cena inolvidable, como el viaje. Sí, verdaderamente, se habían ganado una buena crítica en su artículo.En realidad, todo en aquel viaje eran alabanzas. Ambos tenían ganas de volver a las islas y conocer el resto, sin duda, algo que les quedaría pendiente y harían sin lugar a dudas. Al terminar de cenar se acercaron al bar a tomar una última copa. Ambos querían estirar la noche, sentían que aquel viaje era su comienzo, su inicio como pareja. Sin duda alguna,lo recordarían siempre como uno de los mejores viajes de su vida, de su vida en común. ¿Qué les depararía el destino tras coger el avión y regresar a Madrid? Alicia no creía en el destino, estaba seguro que tenías que labrartelo tú mismo y con cada paso dado, cada decisión tomada te llevaría a uno u otro lado, y ella estaba encantada con el rumbo que el suyo estaba tomando. Una pareja bailaba al fondo del bar, tenían toda la pinta de estar en su viaje de novios. Alicia dejó su copa sobre la mesa, le quitó a Antonio la suya y lo invitó a levantarse y bailar con ella.Algo que no habían hecho hasta el momento. Alicia se sorprendió gratamente, no era Gonzalo, pero bailaba muy bien. Seguía el ritmo de la música perfectamente y sobre todo a ella le encantaba estar entre sus brazos.
* * *
En hora. Justo a su hora el avión levantaba vuelo rumbo a la capital de España. Alicia vio como la isla se hacía cada vez más pequeña bajo sus pies mientras notaba la cálida mano de Antonio sobre la de ella. Se recostó sobre su hombro tras dejarle un cálido beso en los labios y se durmió durante las dos horas y media de vuelo. Antonio la despertó cuando avisaban que en breve tomarían tierra. Alicia le sonrió mientras notaba la profunda mirada de Antonio sobre ella. Sí, aquel era su chico, ¿quién le iba a decir que aquel viaje fuera mucho más que su comienzo como reportera de viajes?
_¿En qué estás pensando?_preguntó Antonio.
_En lo mucho que le debo a este trabajo, a este viaje, a las islas y a tu osadía y atrevimiento_terminó diciendo Alicia con una amplia sonrisa.
_Y yo_contestó acercándose a ella para besarla.