No tuvieron que hacer cola para facturar las maletas. Nada más llegar los atendieron. Pidieron los asientos juntos y se encaminaron rumbo al control de pasajeros. Ambos odiaban esa parte del recorrido especialmente Alicia ,que iba cargada con el equipo de fotografía. Tras dejar todo en las bandejas, pasar por el control y volver a ponerse cinturones, botas y chaquetas comprobar que la puerta de embarque seguía sin estar asignada fueron a tomar un café. Ambos estaban sin desayunar y necesitaban una buena dosis de cafeína.
_Verdaderamente me has sorprendido_comentó Alicia tras darle un sorbo a su humeante café con leche.
_Espero que gratamente_comentó Antonio mirándola fijamente a los ojos._¿Cómo puedes beber esto si está ardiendo?
_Me gusta calentito_dijo Alicia_y sí muy gratamente, ¿por qué no me lo habías dicho?
_El otro día me dijiste que te sorprendiera y bueno ¿lo he conseguido, no?
_¡Y tanto! Me alegra que vengas conmigo. La parte que menos me gusta de mi trabajo es viajar sola.
_¿Eso quiere decir que te hubiese dado igual que fuera yo o digamos ...
_Gonzalo_ concluyó Alicia ante los atentos ojos de Antonio._Creo que no.
_Vaya_ contestó Antonio sintiendo una punzada de alegría. Igual sí estaba logrando lo que quería. Igual su táctica estaba dando sus frutos. Antonio acercó su mano a la de Alicia y la acarició. Ambos las apartaron rapidamente porque notaron una descarga con el simple contacto de la piel.
_Uau, ¿tú has notado eso?_preguntó Antonio.
_¡Y tanto! _contestó sacudiento su mano antes de tomarse el último sorbo de café con leche._Cualquier día provocamos un cortocircuito.
_Uhm, me gusta la idea.
Alicia notó que el rubor le inundaba las mejillas. Ella había hecho un comentario inocente, sin pensar en nada, pero la respuesta de Antonio no lo era. Antonio no pudo evitar la risa al ver como Alicia se ponía del color de su blusa.
_Te veo en la puerta de embarque que necesito pasar por el baño_dijo Alicia levantándose y cogiendo sus cosas.
_Vale.
Alicia pasó a su asiento. Sentándose junto a la ventanilla mientras Antonio se sentaba a su lado. Sólo se veía la lluvia al otro lado del cristal. Esperaba que Gran Canaria no los recibiera con un cielo gris y lluvioso. Esperaba que las islas los recibieran dando por cierto el apelativo de Islas Afortunadas, de su seguro de sol y cálidas temperaturas. Alicia respiró profundamente tras abrocharse el cinturón de seguridad. De pronto se sintió invadida por los nervios. No por el viaje. Nunca le había dado miedo volar. Siempre se había sentido segura en los aviones. Los nervios eran por la incertidumbre de lo que le deparaba aquel viaje. Aquel cambio de sentido en su viaje. Ya no era una simple viaje de trabajo. Ya no era un viaje de buscar lugares y tomar fotos. No era un sencillo viaje para escribir un artículo para la revista. Era mucho más que eso y sintió que los nervios se apoderaban de ella.
Antonio miró a Alicia de reojo. Estaba más nervioso de lo que quería y aparentaba. Sí, la había sorprendido. Sí, había dicho claramente que lo prefería a él pero seguía sintiendo terror. Tenía miedo a que ella no sintiera lo mismo que él. Él no quería unas vacaciones con una amiga especial, él la quería a ella. No quería una amiga. Sabía que ya no había marcha atrás, a partir de ahora o era todo o nada. Él ni quería ni podía conformarse con la mitad del vaso. No quería medias tintas. Ya no podía conformarse siendo su amigo.
_Bueno, dos hora y veinte minutos nos separa de nuestro destino, lo bueno, es que ganamos una hora en el camino_comentó Alicia mientras el avión tomaba pista.
_No me acordaba de la hora que ganamos_dijo Antonio clavando sus pupilas en las de ella. Necesita averiguar sus pensamientos, sus sentimientos, sus deseos.
_Y bien, imagino que nos quedamos en el mismo hotel.
_Sí, el mismo hotel.
_Ya no sé si preguntar si en la misma habitación.
El silencio se hizo entre ellos mientras la azafata explicaba como abrocharse el cinturón de seguridad y ponerse las mascarillas justo junto a ellos. Ambos prestaron atención como si nunca hubiesen visto las explicaciones, como si de verdad les interesara saber dónde estaba el chaleco salvavidas. La azafata recogió sus utensilios y fue a sentarse justo antes que el avión comenzara a ganar velocidad y notaran como las ruedas no tocaban la tierra. Alicia miró por la ventanilla. No hacía mucho que había sobre volado Madrid.¿Cómo era posible que hubiesen pasado tantas cosas en un mes? Nunca se hubiese imaginado todo lo que le iba a pasar a la vuelta de su larga estancia en Nueva York. ¿Quién le iba a decir que iba a tener a dos hombres luchando por ella? ¿Cómo iba ella a imaginarse que Gonzalo y Antonio quisieran de ella algo más que su amistad?
_No, no compartimos habitación_ dijo Antonio mientras Alicia se giraba hacia él._A no ser que te dé miedo dormir sola_continuó diciendo intentando bromear._ Y creo que éste va a dormir un poco o, al menos, ,lo voy a intentar porque anoche no pegué ojo.
_¿Pensando en el vuelo?
_No precisamente_contestó acariciándole la mano derecha.
Alicia no dijo nada. Sabía de lo que hablaba. No hacía falta dar explicaciones. Lo observó acomodarse en su butaca y cerrar los ojos. Ella rebuscó en su bolso hasta encontrar su libro electrónico. Leería un rato mientras su compañero dormía. Encendió el libro y eligió lectura. Las letras de la primera página se entremezclaban. Parecía que se movieran entre líneas con intención de crear otras palabras. Nada. No podía concentrarse en la lectura. Miró a Antonio. Parecía estar durmiendo placidamente. Se detuvo a contemplarlo. _¿Cómo era posible que nunca antes se hubiese sentido atraída por él? Igual yo también me censuraba a mí misma con algún tipo de código de honor, de no liarse con los amigos de tu hermano_ pensó sin poder evitar esbozar una sonrisa. Alicia no pudo reprimir el impulso de pasar sus dedos por el pelo de Antonio. Apagó el libro. No estaba escrito que leyera. Se acurrucó junto a Antonio. Apoyó la cabeza sobre su brazo y cerró los ojos.
Antonio notó la calidez del cuerpo de Alicia apoyado sobre su brazo. El afrutado aroma de su pelo lo despertó. Sacó el brazo de debajo de la cabeza de Alicia, acomodó la cabeza de ella sobre su pecho y pasó el brazo por encima de sus hombros para poder abrazarla. Alicia sintió el brazo de Antonio y se acurrucó mejor mientras se agarraba a los dedos de él notó un cálido beso en su cabeza. Cerraron los ojos.Durmiendo durante todo el trayecto.
Alicia y Antonio abrieron los ojos al escuchar la voz del capitán comentando que en breve llegarían al aeropuerto de Gran Canaria. Alicia vio que el cielo les regalaba un bonito y limpio color azul. Su mano seguía aferrada a la de Antonio. Le apetecía quedarse en la misma posición pero debía colocarse bien antes de aterrizar, tal y como mostraba la señal luminosa, y la voz de la azafata por megafonía. Una vez incorporados en sus asientos ambos cruzaron sus miradas. Se sentían relajados. Ambos habían dormido como hacía tiempo no lo hacían.
_Buenos días_ le susurró Antonio al oído tras besarla calidamente en los labios.
Elva Marmed