Una hora más tarde Alicia y Antonio salían del aeropuerto. Antonio se había sorprendido gratamente con la organización de Alicia, la cual traía preparado el smartphone con las direcciones del hotel y de todos los sitios que quería visitar en los siguientes días. Las indicaciones del móvil apenas les eran necesarias, la autovia indicaba perfectamente el camino a seguir. Bien diferente sería una vez llegaran a la capital de la isla, Las Palmas de Gran Canaria, ahí seguro que les sería más necesario. Antonio sintonizó la música en la radio del coche. Ambos iban encantados con el tiempo, Gran Canaria los había recibido con un impresionante cielo azul y unos veintiún grados. No les hacía falta la chaqueta, al menos, por el momento no era necesario. El tráfico fue aumentando al entrar en la capital. Antonio no paraba de mirar al mar, esa era una de las grandes diferencias con Madrid. Tener el mar tan cerca, oler el salitre, ver las gaviotas revoloteando en la costa.
Sí, las explicaciones del GPS del móvil comenzaron a ser necesarias una vez ya dentro de la ciudad. Imprescindible seguirlas para llegar al hotel. Alicia sabía que tenía parking reservado pero éste no estaba dentro del hotel, tendría que pedir la tarjeta del mismo una vez instalados en el hotel, así que nada más tener localizada la calle comenzaron a dar vueltas para encontrar un sitio donde aparcar. Complicado, la zona era peatonal.
_Allí está saliendo uno_dijo Antonio señalando un coche que salía de zona azul en una de las calles paralelas al hotel.
Alicia dio gracias al aparcamiento encontrado. Ya empezaba a estar cansada de dar vueltas y más vueltas alrededor sin saber muy bien por dónde ir. Al salir del coche tuvieron que orientarse, tras tanta vuelta ya no sabían muy bien dónde estaban y dónde habían dejado el hotel. Cinco minutos después subían la escalera rumbo a la recepción del hotel. Aún no eran las doce así que las habitaciones no estaban disponibles. Tras registrarse en el hotel, dejaron las maletas en consigna y salieron a tomar un café. Dirigieron sus pasos a la playa, no estaban en primera línea pero unos escasos metros los separaban del paseo marítimo.
Nada más llegar a la avenida de la playa Alicia quedó encantada. Las fotos vistas en internet no le hacían justicia. No lo pudo evitar sacó su cámara y comenzó a sacar fotos a todos lados. Era impresionante, poder disfrutar de aquella playa en medio de la ciudad, eso para alguien de Madrid, como ella, era impensable. La marea estaba baja dejando ver la barrera natural que presidía la playa. Alicia se fijó en la cara de Antonio, estaba tan encantado como ella con el espectáculo. Le sacó unas cuanta fotos sin que él se diera cuenta de ello.
_Es verdaderamente muy bonita, no sé qué nos va a ofrecer la isla pero sólo por ver esta playa vale la pena venir_dijo Antonio.
_Sí, la había visto en fotos pero no es lo mismo. ¿Ves aquella montaña que se ve al fondo?
_Sí.
_Es el Teide.
_¿El Teide? ¿Pero, no está en Tenerife?
_Sí, ¿a qué parece que está ahí mismo? Tenemos que recorrernos la playa.
_¿Estará buena el agua?
_Antonio, te recuerdo que esto es el atlántico así que dudo que esté apta para el baño.
_Pues, mira aquellas señoras haciendo aquagym. Joder, da envidia ver a la gente hacer deporte por aquí y no nosotros corriendo por medio de la calle.
_Esas mujeres seguro que están acostumbradas pero si quieres probar el mar es libre_ dijo riendo_yo no sé si seré tan valiente. ¿Vamos a tomar un café?
_Sí_contestó_,espera un momento_dijo agarrándola por la cintura._Alicia,yo
_Antonio, cállate y bésame de una vez_ contestó Alicia interrumpiéndolo y pasándole los brazos por el cuello mientras Antonio la abrazaba y besaba sin poder evitar una sonrisa.
Caminaron abrazados hasta llegar a una terraza. Habían pasado unas cuantas pero estaban tan bien que siguieron caminando durante un rato hasta que decidieron sentarse. Enseguida vino el camarero a tomarles nota.
_¿Por qué me miras así?_preguntó Antonio.
_Has jugado conmigo_ comentó Alicia risueña.
_¿Jugado?_preguntó divertido.
_Sí, sí, has estado una semana haciéndome desear que me besaras, lo has hecho intencionadamente.
_Sí, del todo, soy culpable_ rió Antonio _¿ha funcionado?_preguntó antes de volverla a besar.
_¿Y tú, qué crees?_ preguntó mientras el camarero les servía los cafés _gracias.
_Pero, mi pregunta ahora es _dijo mirándola fijamente a los ojos _¿es deseo o algo más?
_Te juro que esto no es sólo deseo, que no eres un hombre objeto_dijo estallando en carcajadas.
_Mira que eres tonta_contestó despeinándola.
_Más grave es lo tuyo por gustarte una tonta.
_Ya, ¿qué le vamos a hacer? ¿Pero y a ti te gustan los tontos a los que nos gustan las tontas?_preguntó acercando su cara a la de ella.
_¿Acaso lo dudas?_preguntó antes de volver a besarlo.
Elva Marmed