Torre de Santiago en París, inicio del Camino de Santiago
No hará ni una semana me encontraba disfrutando de una de esas tardes especialmente desapacibles de otoño mientras veía una antigua película catalogada, según mi personal género cinematográfico como: “viejas glorias de juventud.”
Serendipity es el título de la película, serendipia es su traducción inmediata al castellano, y a renglón seguido, copio su definición desde el diccionario de la Real Academia Española:
“Hallazgo valioso que se produce de manera accidental o casual. El descubrimiento de la penicilina fue una serendipia.”
La trama de la película es tan sencilla que atrapa al espectador casi sin enterarse durante un agradable ratito: chica entusiasta del destino se topa con chico neoyorquino en unos grandes almacenes de Manhattan.
Tras un simpático encuentro, deciden dejar al azar su próxima cita, pero el destino es tan cabezota, que no puede dejar pasar la oportunidad de unir a dos personas que están hechas la una para la otra.
¡Y eso que pasaron más de diez años desde ese primer al segundo encuentro!
Serendipia en el Camino de Santiago
¿Existe alguna serendipia que pueda unir al peregrino con su tipo de Camino de Santiago? O dicho de otra manera: ¿dejamos que el azar haga su trabajo y nos entregue en bandeja el Camino de Santiago apropiado?Para empezar, si uno no decide hacer el Camino –y como consecuencia de ello tampoco se pone en marcha– ni el azar, ni tan siquiera el mismísimo Apóstol pueden acometer el milagro de hacerte disfrutar de una peregrinación sin pisarla; si uno no quiere ni Dios.
Resuelto el tema de la iniciativa, te resta encontrar ese lugar de origen por el que pasa tu supuesto tipo de camino, aquel con el vas a congeniar el resto de tu vida viajera.
Iglesia de Santiago en Lisboa, punto de inicio del Camino Portugués
El camino interior
Existen tantos tipos de camino como peregrinos los recorren.¿Os suena esta frase que tanto eco está teniendo últimamente en los foros jacobeos?
En mi opinión, esta cita sólo tendría sentido cuando nos referimos al camino interior que todos experimentamos en paralelo al que recorremos bajo nuestras botas.
Sobre esto hay poca duda que albergar, cada uno de los peregrinos que transitan hacia Santiago tiene su propio tipo de vivencia interior, surgida gracias a la forma que cada cual tiene de percibir el mundo que le rodea.
También, y en esto hoy por hoy tampoco tengo demasiadas dudas, experimentar un camino interior durante la peregrinación a Compostela, tampoco es garantía de hacer el Camino de Santiago.
Mochilas de peregrinos en la puerta de la Colegiata de Roncesvalles
Existen caminos interiores que te llevan más o menos directos a Santiago, y otros en cambio ¡vaya usted a saber dónde!
El camino exterior
Aquí poco margen de maniobra posee el peregrino, el Camino de Santiago tiene un origen medieval y su senda ha sido poco a poco construida por la historia de las peregrinaciones surgidas de toda Europa.Cuando digo que el margen de maniobra es escaso, no me estoy refiriendo obviamente a los miles de kilómetros de infinitas geografías que nos presenta la red europea de caminos hacia Santiago.
Lo que quiero decir es que sus rutas se encuentran bien trazadas, aceptablemente documentadas y además, como no podía ser de otra manera, transitan por los accidentes geográficos más sencillos de salvar.
La finalidad de todo escollo era la de salvaguardar la integridad física de nuestros peregrinos presentes y sobre todo pasados.
El Camino de Santiago, como el agua, siempre ha buscado la vía más fácil para seguir fluyendo hasta el mar.
Aldea en el Camino de Santiago Portugués
Tipos de camino
Cabe señalar que el aquí definido como camino exterior es el único tipo posible, y que su trazado ya viene establecido desde hace más o menos 1.000 años.Por otro lado, sería una labor infructuosa entrar en todos los caminos interiores para catalogar las vivencias de cada uno de los peregrinos que pisara la senda jacobea.
En conclusión: los caminos exteriores son lentejas –si quieres las comes y si no las dejas– y dependiendo de cómo cada uno entre en su camino interior se transformará en peregrino, en mochilero viajero o simplemente cambiará para seguir igual.
Por lo tanto no poseo una receta concreta, nada que logre el equilibrio entre la esencia del Camino de Santiago y el camino interior de cada peregrino.
Sí en cambio puedo compartir contigo algunos tipos de Camino de Santiago que a mi juicio podrían ayudarte a entrar en la ruta jacobea y transformar al viajero además en peregrino.
Peregrinas en el Camino Francés
El camino en soledad
Comenzar un viaje solo sin más compañía que lo imprescindible en la mochila, es una experiencia que todo viajero debería realizar al menos una vez en su vida.El Camino de Santiago también se trata desde luego de un viaje, por tanto tampoco el peregrino debería renunciar a hacerlo en solitario. Es más, debería tratarse de condición sine qua non para todo iniciado en la cultura de las peregrinaciones.
Dado ese equilibrio tan especial que posee el Camino de Santiago entre su cara exterior y la interior, parece lógico intuir que un viaje tan personal debería iniciarse en soledad sin más expectativas que las que la propia senda te depare.
Senda del Camino Francés
Y si tienes dudas o temor a hacer el Camino de Santiago en solitario aquí te dejo un post que te ayudará a disiparlo: Hacer el Camino de Santiago sola.
El largo camino
No hay más que fijarse en el mapa de Europa de los caminos que se dirigen a Compostela, para darse uno cuenta de que las distancias recorridas por los peregrinos medievales en su mayor parte eran colosales.Mapa de los Caminos en Europa. Foto sacada de Homepage-Jakobswege
Hoy en día aún existen peregrinos que parten andando desde París, Berlín, Roma o Londres entre otras muchas poblaciones. También es verdad que la fama del Apóstol hoy se extiende hasta Oceanía, África, Asia y América.
Soy consciente de que hoy en día el tiempo es oro, sin embargo piensa despacio en el siguiente detalle: aquellos primeros peregrinos no sólo tenían que llegar andando hasta Compostela, sino que además no les quedaba más remedio que volver a su hogar caminando por la misma senda, pero en sentido contrario.
Era un doble o nada que en muchos casos se pagaba muy caro con la propia vida.
¿No vamos nosotros a reservar al menos un mes en muy ventajosas condiciones –si lo comparamos con los peligros del medievo– para completar un Camino de Santiago desde Roncesvalles, Lisboa o Irún por centrarnos sólo en la Península Ibérica?
El tiempo es el instigador del cambio, todo viaje interior necesita un período de maduración mínimo a partir del cual, el viajero se transforma además en peregrino.
Señal del Camino de Santiago en Ginebra, Suiza
El camino conocido
El peregrino de hoy puede, sin apenas esfuerzo, planificar una geografía riquísima del Camino de Santiago que resiste milagrosamente el paso de los años.Hacer ese primer esfuerzo de estudiar, organizar, anterior al físico de caminar, equivale a dar una oportunidad a esos lugares míticos de la ruta jacobea que van perdiendo poco a poco, a veces sin enterarte tan siquiera, los rasgos que los hacían singulares.
Tener un conocimiento extenso previo de los lugares por donde pasas, es ir un paso más allá en tu camino hacia Compostela; te hace partícipe, cómplice atemporal de la historia del Camino.
Eres tan protagonista como tus antecesores. Te asocias a esa especie de fuerza telúrica que aparece de vez en cuando bajo tus pies en el momento que cruzas un río a través de su puente medieval, caminas sobre una vía romana o entras en un templo románico, donde antiguos viajeros del Camino dieron descanso a sus molidos cuerpos.
Ponte Vella en Ponte Maceira
Conclusión
Existe un único pero extenso Camino de Santiago, rico en geografías muy diferentes, cultura y leyendas vivas que conducen a otro camino más difuso, interior, aún definido a brochazos en blanco y negro, que poco a poco se colorea con pequeñas pinceladas al paso de las etapas.Y ahora, ¿quieres de verdad entrar en el Camino de Santiago?