Consejos para hacer el #CaminodeSantiago con niños. ¿Quieres disfrutar de la familia? #TheWay #Galicia #WTSBlog
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Disfrutar de los más pequeños en un entorno tan privilegiado como el del Camino de Santiago, no sólo nos ayudará a pasar más tiempo de calidad con ellos, también rejuveneceremos unos cuantos años.
¡Y es que no hay mejor travesía que la que se hace a través de los ojos de un niño!
Nos encontramos, por lo tanto, ante el interesante reto de viajar con niños a lo largo y ancho de los caminos que se dirigen a Santiago.
¿Merece la pena afrontar semejante viaje?
¿Podrán nuestros chavales etapa tras etapa caminar sobre el polvo, el sol impenitente o quizá la lluvia incesante tan amiga en Galicia del Camino de Santiago?
¡Te lo ponemos fácil!
Diría con pasmosa rotundidad que sí, sin excesivo temor a equivocarme.
Es más, me atrevería a afirmar que están físicamente mejor dotados que muchos adultos para la caminata, y sólo faltaría un buen punto de motivación para culminar la aventura habiendo disfrutado del recorrido.
¿A qué edad los chavales pueden lanzarse al Camino?
La buena noticia es que no hay edad para entrar en el Camino de Santiago. Tan simple como suena; no sólo es una opinión, es una experiencia extraída en nuestros años de caminos dentro y fuera la Península Ibérica.Como susurró el replicante Roy Batty en la película original de Blade Runner: “he visto cosas que vosotros jamás creeríais”. Y con respecto a los chavales, es increíble su capacidad de adaptación y disfrute si logras mantener un mínimo de motivación:
Acomodar sobre el pecho de un padre inglés su bebé de apenas unos meses, para seguir afrontando el Camino Francés en pleno mes de enero, bajo una lluvia tan gélida como intensa.
Caminar a una familia al completo con una niña aquejada de parálisis cerebral desde el mismo Roncesvalles.
Empujar un triciclo con un bebé de muy pocos años por las cuestas del Camino de Finisterre. A nosotros ya nos parecían rampas, pero a la pareja de padres checoslovacos debían parecerles muros verticales.
Cargar una mini consola de juegos a un niño, que mientras andaba, llevaba desplegada por parte de la superficie de su mochila unas pequeñas placas solares a modo de baterías naturales.
Y así múltiples ejemplos de niños de todas las edades caminando y disfrutando de mil y una maneras posibles y a veces imposibles para el sentido común de un adulto.
Pero, ¿cuál es exactamente ese punto de edad? Pues depende de cada niño, aunque también de la determinación del adulto acompañante.
He visto chavales de ocho años andar medias de veinte kilómetros, y otros de doce no pasar de seis kilómetros con todo un recital de quejas para no continuar con el supuesto castigo.
Yo creo que a partir de ocho años el retoño puede seguir perfectamente la estela de su progenitor respetando unas sencillas reglas sobre el descanso, el ritmo, el juego y la motivación. Todo un cóctel que hay que mezclar en las cantidades adecuadas.
El Camino de Santiago en familia
Ha llegado el Camino de Santiago a la familia, como un nuevo elemento dinamizador.Romper la rutina de los menores –y por ende sus mayores– con un pedacito de Camino es una experiencia muy enriquecedora.
Con las escasas cosas materiales que se necesitan para afrontar un camino, sólo te queda un montón de tiempo de calidad excelente para gastarlo a manos llenas con los más pequeños de la casa. Algo que desgraciadamente falta en tu día a día y que el Camino te regala como una oportunidad única de acercarte a tus chavales.
Ahora tu casa es el Camino, el tejado es la vía láctea, y sólo existe una puerta de salida orientada normalmente hacia el oeste, donde se pone el sol, y un larguísimo pasillo por recorrer cada día.
Las ventajas de viajar con niños
Los chavales son esponjas que se empapan de todo aquello que perciben a través de sus sentidos, mucho más despiertos y ávidos de información que los de los adultos.A esto tendríamos que sumar que el Camino de Santiago tiene mucho para despertar la curiosidad que atesoran nuestros pequeños protagonistas.
Para mí la principal ventaja que tiene el Camino es el tiempo de calidad que empleas con los niños.
Cuando en otros entornos todo se hace mucho más complicado, aquí todos estáis embarcados en el mismo barco, mantenéis el mismo rumbo y ritmo, pasando por las mismas penalidades y satisfacciones.
El Camino en familia
Sólo tienes que colocar en un lado de la balanza cómo es tu rutina diaria con tus niños, y en el otro cómo la rutina se desvanece en el camino.
¡Sin duda el balance es más que positivo!
Sin las obligaciones diarias de la escuela, sus tareas o actividades extraescolares, los niños se sumergen en un viaje de verano no exento sin embargo de ciertas responsabilidades sin disminuir un ápice las satisfacciones.
Son responsables de portar y organizar su mochila, de sus compañeros de viaje, de cuidar el entorno y de esforzarse para alcanzar un ritmo suficiente de marcha.
Comienzan a entender cómo se funciona en un equipo junto a otros adultos y niños, el concepto de colaboración, esfuerzo y sana pero sencilla convivencia.
En época de niños más o menos consentidos, el Camino de Santiago ofrece sin embargo una alternativa muy útil para vivir con lo estrictamente necesario, que suele ser además lo más importante y lo que menos pesa en la mochila, si eso pesará más en la forja de su carácter.
Los largos tramos diarios permiten abrir muchos paréntesis donde entablar una conversación sosegada sobre cualquier aspecto del Camino, o de la vida misma, porque el Camino en definitiva no es más que una alegoría de la vida misma.
Parece que no somos los únicos con esta particular visión del Camino de Santiago. Por poner un ejemplo referenciado, la jueza de menores Martel los “castiga” con hacer el Camino de Santiago según nos comenta este artículo.
Mi experiencia personal con mi hijo de 13 años
Recuerdo muy bien uno de los primeros caminos con mi hijo, precisamente por aquellos momentos donde la complicidad se apropiaba de nuestras conversaciones.Apenas fueron seis días, aunque al final del viaje nos pareció haber pasado semanas metidos en las sendas del Camino Francés.
Mi hijo experimentó la convivencia cercana con otros peregrinos que nada tenían que ver con él, y cómo disfrutar y aprender a la vez de todo ello.
Aprendió también a convivir con las temidas tendinitis, esta vez en una de sus rodillas, a apretar los dientes y conseguir llegar al final de etapa aún con la sonrisa en los labios.
Me sorprendió su fortaleza y resolución a la hora de afrontar un inconveniente que por otro lado podía haberle apartado del Camino. Él fue consciente de esta última posibilidad y tiró del carro como uno más.
No quería apearse del Camino tan pronto, porque entre otras cosas, estaba disfrutándolo.
En definitiva, para mí fue muy satisfactorio asistir a aquella pequeña transformación que el Camino provoca a todos aquellos que verdaderamente entran en él.
También es muy ilustrativa la experiencia de unos buenos amigos bloggers de viajes. Ellos hicieron un buen tramo del Camino Francés con prácticamente dos bebés sobre los hombros.
Aquí os dejamos un link a su post del blog La Furgoteta donde cuentan la experiencia. Y también otro enlace a nuestro programa El Sonido del Camino de Radio Viajera donde sale la divertida entrevista que les hicimos.
Consejos para caminar con niños
Puedo decir que todo consejo aquí es sencillamente fruto del sentido común, quizá el mejor de los sentidos a usar para viajar sin excesivos sobresaltos.La versión infantil de tu mochila
Los niños pesan menos y por tanto el peso que deberían acarrear sobre sus hombros es también menor. No pongamos más trabas de las necesarias a su caminar y limitemos el peso para que no nos juegue malas pasadas.Somos partidarios de que porten su propia mochila con sus imprescindibles, ya sea el agua, ropa de cambio, el chubasquero, prenda de abrigo y sus propios juegos.
Tres ó cuatro kilos es más que suficiente, ellos no necesitan tanto como nosotros creemos en su día a día fuera del Camino de Santiago.
Jugando se hace Camino
El tiempo para un niño pasa más despacio, así como las largas sendas o los tramos con paisajes más monótonos.Las paradas deberían prodigarse más en tu recorrido cuando viajas acompañado de niños o aparecerá el temido aburrimiento por cansancio, y por cierto, las temidas quejas que suben de tono según avanza el día o la pendiente de la senda.
Aprovechar estos descansos sobre la ruta para jugar con ellos es muy importante.
¡Todos nuestros caminos!
Para ello llevar su –a ser posible diminuto– juego favorito en la mochila es muy importante.
Ya sabemos que un niño socializa o comunica a través del juego, y esto último en el Camino de Santiago por su propia naturaleza, no debe faltar.
La exigencia física de un niño
La capacidad de andar del menor es directamente proporcional a su motivación.Un niño motivado es el andarín perfecto.
No encuentro ninguna limitación física para que un niño complete una etapa de camino.
Pero, ¿cómo se motiva a un chaval para afrontar un Camino de Santiago?
Aquí cada niño es un mundo, y respuestas hay miles, tantas como la imaginación más calenturienta que cada cual genere.
En mi difícil caso particular, en el cual mi hijo no es nada deportista y de momento tiene cierta alergia al ejercicio físico. La motivación la encontré en que nos acompañara otro niño más o menos de su misma edad, con el cual tenía una buena relación.
¿Cuál es la mejor ruta para hacer el Camino con niños?
No vamos a ponérselo muy difícil al niño en su primera experiencia, sobre todo si su edad es muy temprana.Creo que una semana del Camino Francés en unas vacaciones de Semana Santa, o ésa que ahora la llaman “Blanca”, estaría más que bien para probarnos como familia caminante.
Huyendo del calor y la aglomeración del verano, por una senda no muy complicada, plagada de sitios donde hacer una parada, reponer fuerzas y descansar con total paz.
¿Qué os parece este reto?
¿Os creéis preparados para viajar con niños?
¡Yo creo que ahora sí!
¡Buen camino pequeño peregrino!