Por esta razón, vamos a focalizar este post en darte unos sencillos consejos para elegir un buen calzado para el Camino de Santiago.
Una de las preguntas que más nos hacen fuera y dentro de nuestro blog, quizá una de las dudas más comunes entre los nuevos peregrinos es:
¿Qué calzado debería usar en el Camino de Santiago?
Como cada uno de nosotros tenemos un pie distinto, seguramente este artículo daría para un largo ensayo sobre cómo vestirse por los pies antes de emprender un viaje como el de la ruta jacobea.
Sin embargo, vamos a intentar hacer un breve ejercicio de síntesis, agrupando nuestra propuesta en Siete Magníficos consejos para elegir un buen calzado, y de paso, disfrutar del Camino de Santiago sin mayores sobresaltos.
7 consejos para elegir tu calzado del Camino:
1. Tengo unas zapatillas deportivas último modelo de marca ACME, además son con lo que salgo y me van de maravilla. ¿Son las adecuadas para llevar al Camino? No, las deportivas no son una opción.Suelen tener suela, o bien excesivamente blanda y flexible, con lo cual más pronto que tarde acabaran torturando la planta de tu pie gracias a las miles piedras que te saldrán al paso por las sendas sin asfalto, o bien demasiado gruesa y dura, con lo cual el juego del tobillo y la planta de tus pies serán un solo elemento rígido que te creerá tensiones y alguna que otra tendinitis.
2. ¿Bota o zapatilla? Ambas son factibles siempre y cuando estén preparadas para el senderismo. En este punto es importante encontrar un equilibrio entre la comodidad, transpirabilidad y protección, sobre todo del tobillo.
Personalmente, me gusta llevar el pie, sobre todo el tobillo, bien sujeto. Protegerme contra los esguinces es una de mis prioridades, y por eso siempre mi calzado es una bota, pero de caña baja, con el fin de sujetar mi tobillo sin comprometer el confort de la marcha.
3. Como he dicho en mi anterior párrafo, me gustan las botas de caña baja, es decir, no muy altas por comodidad, pero al mismo tiempo que te proteja el tobillo, no sean agobiantes, transpire y te proteja de las humedades que muy a menudo te encontrarás sobre todo a medida que te acerques a Galicia.
Tengo que confesar que tengo un tobillo de cristal, y no quiero arriesgar un espléndido viaje por el primer traspiés mal medido, que siempre car alguna aunque sea por estadística dado las largas distancias que debemos afrontar en cada etapa.
4. Otros prefieren unas buenas zapatillas de trekking para soportar mejor el calor del Camino. Y quizá sea lo más adecuado, especialmente para los meses de verano, aunque hoy por hoy existen botas de caña baja con una gran capacidad de transpiración.
Conviene también echar un vistazo a los perfiles de las etapas con que te vas a enfrentar. No es lo mismo un trazado por los campos de Castilla que un sendero de montaña en Asturias. Una buena previsión es garantía de éxito, tenemos que asegurarnos unos buenos cimientos.
5. Los pies siempre secos, ya sea por el sudor, humedades del suelo, o la lluvia casi siempre compañera por Galicia y la Cordillera Cantábrica.
En ese punto la capacidad de transpirar de tu calzado es fundamental. Hoy en día existen tecnologías como ©Gore-Tex que te permiten evacuar tu sudor a la vez que impiden que la humedad exterior penetre en tus pies. Muy aconsejable si vas a elegir bota como animal de compañía.
No siempre podrás mantener tus pies secos; una lluvia incesante hará que cualquier tecnología se rinda ante una naturaleza hostil. Nada que hacer hasta llegar a destino. Entonces conviene secar bien tus botas al albor de un buen fuego o foco de calor, o bien utilizar el viejo truco del papel metido a presión en tu calzado con el fin de absorber las humedades más escondidas de tus botas.
Por cierto, si tus calcetines no son muy transpirables, habrás hecho una inversión de calzado en balde.
6. La suela de tu calzado también es muy importante. Consistente, flexible y antideslizante. Muchas marcas de calzado de montaña adoptan diferentes tecnologías como ©Vibram o ©Contagrip mejorando la adherencia del calzado.
Pero, ojo, con los suelos mojados, especialmente piedras y losetas bien pulidas por el paso continuo, que los milagros no existen.
7. Si ya tienes hecha la elección de tu calzado, ahora sólo falta encontrar el número correcto. Con la bota aún sin atar, avanza los deditos de tus pies hasta tocar la punta del calzado. Debe quedar aproximadamente el hueco de un dedo con la puntera. Ésa debería ser la medida de tu número ideal, ten en cuenta que tu pie dilatará al caminar durante horas día tras día, y sobre todo con las rampas de subida y bajada tus dedos pueden golpear demasiado la puntera de tu calzado, produciendo ampollas o heridas en tus uñas.
El remedio de la abuela
Y por último, pero no por ello menos importante: embadurnarte los pies bien limpios de vaselina pura para evitar las temidas ampollas y rozaduras, antes de ponerte tu calcetín y bota al inicio de cada etapa.Una vez en el Camino de Santiago, para bien o para mal, tu calzado será tu fiel compañero de viaje hasta el final de la aventura. Acuérdate de llevar otro más cómodo para cuando te quites las botas… Ellos, tus pies, te lo agradecerán infinitamente.
Fotografía de Woman To Santiago