Se sentí tan bien entre sus brazos. Le reconfortaba tanto sus abrazos. Allí estaba despidiéndose de su amigo. Dándole el más sincero de los abrazos. Conteniéndose las ganas de besarlo y gritarle un "Te quiero". No, por mucho que aquellas dos palabras intentaran alcanzar su aparato fonador. Ella las mantenía arrinconadas. No les permitía salir. No, sólo le faltaba soltar aquella bomba para terminar de alejarse de él. Aquel viaje les vendría bien. Aquella lejanía física la ayudaría a intentar salir de aquella relación sin sentido.Y luego,Valencia la esperaba. Alejandro aún no lo sabía. Ella no había querido decirle nada. Se lo diría a la vuelta. No quería que él la intentara convencer de quedarse en Madrid. No, la decisión estaba tomada. Ella necesitaba alejarse de él.
_Preciosa he de entrar ya. Te voy a echar de menos_dijo Alejandro acariciándole el pelo.
_Y yo a ti.
_Bueno, pero ¿vendrás a verme algún fin de semana, no?
_No lo sé. Ya veremos. De todos modos,sólo son ocho semanas.
_¿No vas a venir?
_No lo sé, Ale. Ya veré si puedo o no.
_Inténtalo. Sé que las cosas entre nosotros no están bien y no quiero perderte. Eres mi mejor amiga.
_Nunca me perderás como amiga, Ale_dijo Amanda mientras se soltaba de sus manos porque ya le tocaba entrar por el arco de seguridad.
Alejandro la vio alejarse mientras él recogía sus cosas. Sabía que él había metido la pata hasta el fondo el día del cumpleaños de Analia. Igual no tenía que haberle dicho la verdad a su amiga pero siempre se lo habían contado todo. Siempre había existido entre ellos una complicidad especial. Le contaba más cosas a ella, que a cualquiera de sus amigos. Daría su vida por Amanda. No se imaginaba su vida sin ella. Sin sus risas. Sin sus noches de cine bajo la manta.Era la única chica que lo había acompañado al Bernabeu y no le gustaba el fútbol. Sonrió al recordar aquella tarde, sí, lo habían pasado realmente bien. Amanda desapareció ante sus ojos y sólo entonces retomó su camino hacia su puerta de embarque. Sí, la iba a echar de menos.
Amanda se alejó lo más rápido que pudo. No podía evitar que unas lágrimas se escaparan al ver entrar a Alejandro. Sabía que todo iba a cambiar. Sabía que su sueño nunca se haría realidad. Sabía que aquella relación le estaba haciendo mucho daño porque ella cada vez necesitaba más. Necesitaba algo que no iba a recibir. No quería que él la viera llorar así que se marchó nada más cruzar Alejandro el arco de seguridad. Antes de poner en marcha el coche tuvo que serenarse. No podía conducir de aquella manera. Las lágrimas le nublaban la vista. Se limpió la cara. Respiró profundamente y puso rumbo a su casa.
***
En una hora la recogía Sergio en la puerta de casa. No se le ocurría mejor manera de pasar un sábado noche. Ahora que no estaba Alejandro su vida social estaba menos ocupada. Esa era otra, ¿cómo iba a conocer a algún chico si siempre salían juntos? Era normal que todo el mundo pensara que eran pareja. Terminaba de arreglarse cuando sonó su móvil. Alejandro. Era Alejandro.
_Hola, Ale, ¿qué tal todo?
_Hola, desaparecida. Bien, no me has escrito ni un par de líneas, ni un sms, ni nada de nada. Ocupada. Mucho trabajo. Ya. Ya te has olvidado de tu pobre amigo. ¿Yo, victimista? Nooooooo. Muy bien. No. El apartamento no está mal. Diminuto pero bien situado. ¿Que tal tú? Ah, vas a salir.¿Con Sergio? Vaya, veo que está ganando puntos.No, no, me alegro por ti. Bueno, más por él que sale con un pedazo de mujer, eso sí que ni se le ocurra hacerte daño porque lo capo. ¿Por qué te ríes?
_No, por nada, me ha hecho gracia que fueras a capar a alguien porque me hiciera daño. Sí, te prometo que te escribo. Vale. Vale. Un besito_dijo antes de colgar._Ay, Ale, si supieras que deberías caparte a ti mismo_dijo mientras guardaba el móvil en su bolso.
Sergio era realmente encantador. Sí, reunía todas las características necesarias para enamorarse de él pero su corazón estaba ocupado y,ahora mismo no necesitaba ni le apetecía comenzar nada. Además, en un par de meses se marcharía de Madrid.
_Este sitio está muy bien_comentó Amanda nada más sentarse en el local al que habían ido tras la cena.
_Sí, buena música, buen ambiente, buenos precios y si a todo se le suma la mejor de las compañías_dijo Sergio mientras se acercaba a ella y la besaba.
_Uauh..._dijo Amanda que se había quedado sin aliento tras aquel beso. Sí, además besaba muy bien._Sergio, necesito contarte una cosa_dijo bajo la atenta mirada de Sergio.
_Ahora es cuando me dices que estás enamorada de Alejandro.
_¿Qué?_acertó a decir Amanda. ¿Cómo era posible que Sergio apenas conociéndola se hubiese dado cuenta de sus sentimientos?_No, no es eso lo que te quería decir.
_Pero no miento cuando lo digo, ¿verdad?
_No_contestó Amanda._.Pero eso da igual, eso no nos separaría.
_¿Ah, no?_preguntó Sergio.
_No, Alejandro y yo sólo somos amigos. Entre nosotros no hay nada.
_Pues es imbécil.
_Bueno, en realidad, la imbécil soy yo por haberme enamorado_dijo dándole un sorbo a su copa._.Lo que quería contarte es que me voy.
_¿Cómo que te vas? ¿A dónde?
_Escúchame. Nadie lo sabe. Eres la primera persona a la que se lo cuento. Tengo la necesidad de ser sincera contigo.
_Un halago que me lo cuentes antes que a nadir.¿Qué ocurre? ¿A dónde te vas?
_Me voy de Madrid. Me han ofrecido un trabajo en Valencia y me voy.
_Vaya pero ¿te vas ya?
_No, me iré en Agosto.
_Vaya. Mentiría si dijera que me alegro por ti. Bueno, sí. Me alegro si es lo que quieres pero me hubiese gustado tenerte por aquí.
_Ya. Necesitaba decírtelo. No puedo comenzar nada contigo. Me voy en dos meses.
_Valencia no está lejos.
_¿Qué quieres decir?
_Eso, que no está lejos, que siempre podríamos pasar juntos los fines de semana_comentó volviéndola a besar.
_No puedo, Sergio_dijo.
_No es la distancia kilométrica el problema, Amanda, ¿lo sabes, verdad?
_No es el motivo principal.
_¿Por qué no estáis juntos?
_Porque no es recíproco el sentimiento.
_¿Segura?
_¿Por qué me lo preguntas?
_Porque no estoy seguro yo de esa afirmación. Otra cosa es que él no sea consciente de sus sentimientos pero sé lo que digo. Soy un tío y esas cosas se notan.
_Si es así lo disimula muy bien.
_¿Sabe que te vas?
_No.
_¿Por qué no se lo has dicho?
_Porque prefiero decírselo cuando regrese de Londres.
_¿Le has dicho lo que sientes?
_Nooooo,¡ni loca!
_¿Por qué? ¡No entiendo a las mujeres de verdad te lo digo! ¿Por qué no le dices que estás enamorada de él?
_Porque si lo hago lo pierdo.
_¿Qué lo pierdes?
_Sí.
_No lo entiendo. ¿No puedo hacer nada para convencerte de intentarlo conmigo?
_Sergio, no puedo engañarte.
_Vale pero me dejarás intentarlo. No hay nada que perder y mucho que ganar. Dos meses da para mucho_comentó con una sincera sonrisa en los labios.
¿Por qué no? Era verdad. No se perdía nada. Ella había sido sincera. Se había abierto y contado la verdad. Sí, dos meses da para mucho e igual podía surgir algo entre ellos. Igual Sergio era su cura. Igual Sergio era justo lo que necesitaba. Sí, le daría la oportunidad. Sí fue su contestación ante la invitación de ir al cine al día siguiente. ¿Por qué no? No había ningún motivo para negarse.Él era conocedor de su situación y estaba dispuesto a afrontarla.
_Te recojo mañana_comentó Sergio al llegar a la puerta de Amanda.
_No, no hace falta.Nos vemos en el cine.
_¿Seguro?
_Sí, además, de mi casa al cine es un paseo.
_Vale, pues, nos vemos mañana_dijo volviéndola a besar._.Me gusta el sabor de tus labios. Saben dulces, debe ser eso que te pones_comentó viniéndole a Amanda a la mente las palabras de Alejandro.
¿Qué haces Amanda? ¿Por qué sientes estar traicionando a Alejandro con cada beso que recibes? pensaba mientras se despedía de Sergio y encendía la luz de la escalera. Amanda entró a casa a oscuras. Los ojos de Perséfone brillaban en el salón. Dio un salto por la impresión. Aquella gata un día la mataba del susto.
_¿Qué pasa Perséfone? ¿Te has vuelto a escapar? Pues, tendrás que pasar la noche conmigo. Ven te pondré un poco de leche_le dijo a la gata mientras la cogía en brazos y la llevaba a la cocina._¿Qué vas a hacer cuando me vaya? Se acabaran tus paseos, tus visitas. Espero que el próximo inquilino te trate bien_comentó poniéndole la leche y dejándola en el suelo junto al cuenco.
Contempló a la blanquísima gata beberse la leche. Era realmente bonita pero esa manía suya de escaparse por la ventana la metería en un lío algún día. Pura y Antonio deberán tener más cuidado con ella. No todo el mundo aceptaría que una gata se paseara por su casa. Amanda dejó Perséfone deleitándose con la leche para quitarse la ropa. Se puso el pijama para estar cómoda porque no tenía sueño. Volvió a la cocina. Esta vez se pondría la leche para ella. Quizás una taza de leche caliente la ayudaría a dormir. Calentó la leche y junto con Perséfone se sentó en el salón a ver la televisión. La gata se acurrucó junto a ella. Amanda le acarició la cabeza. Aquella era una de las gatas más mimosas que jamás había conocido.
_Perséfone, te echaré de menos, ¿y tú a mí?_le preguntó a la gata como si verdaderamente le pudiera contestar. Perséfone le contestó con un miau para que siguiera acariciándola.Amanda sonrió y siguió con sus mimos para la minina._¿Tú crees que Alejandro está enamorado de mí?¿Crees que debería confesarle mis sentimientos?_siguió preguntándole a la gata, como si pudiera aconsejarla._.¿O crees que debería darle una oportunidad a Sergio? ¿Tú qué opinas? Bueno, tú no conoces a Sergio pero a Ale sí. Sí, sé que te gusta, en alguna ocasión te ha hecho cariñitos a ti también. ¿A qué es irresistible?_volvió a preguntarle._Pero, ¿qué hago hablando contigo? Sí, Perséfone, voy a terminar loca del todo. ¿Qué hago pidiéndole consejo a una gata? Bueno, Persi, es hora de irnos a la cama. ¿Te vienes conmigo?
Amanda apagó la tele y se levantó del sillón. De camino a su habitación dejó la taza en el fregadero. Al salir de la cocina y retomar el camino a su habitación vio que la gata la seguía. Sí, no dormiría con Alejandro pero no lo haría sola.
Elva Marmed