Valencia, Noviembre 2008.
Decir lo contrario sería negar la evidencia. Sí, era agradable sentirse querida. Era agradable sentir el contacto de otro cuerpo, de otras manos recorriendo su piel, de otros labios buscando los suyos...pero,era eso, sólo eso, agradable. Agradable es la sensación de una humeante taza de café bajo el frío del invierno. Agradable es el olor de las sábanas recién cambiadas en la cama. Agradable es sentir el agua de la ducha caer sobre tu espalda.Agradable es el canto de los pájaros. No. No y mil veces no. No era esa sensación lo que ella buscaba. No era justo, ni para ella ni para Sergio, aceptar aquella posible relación como algo, digamos "válido". No, aquel sería el camino fácil y no era el que ella iba a tomar. Ella quería volver a sentir las mariposas revoloteando en su estómago y eso, por el momento, sólo se lo producía Alejandro. Alejandro, Alejandro, Alejandro... su nombre retumbaba en su cabeza mientras Sergio la volvía a besar recostados en el sofá.
_Sergio, lo siento, no puedo. Yo, yo sigo enamorada de Alejandro. Lo siento, no puedo. Ojalá pudiera.
_No pasa nada_contestó Sergio._.¿Quieres que me vaya?
_No, no. Quédate. A no ser que tú no quieras.
_Sólo si a ti te incomoda.
_No, Sergio, de verdad, quédate. Es agradable tenerte por aquí.
_¿He de olvidarme de toda posibilidad?
_Uff...¿De verdad estarías dispuesto a tener algo conmigo a pesar de todo?
_Sí.
_¿Por qué?
_Por la misma razón por la que tú sigues esperando a Alejandro_contestó mirándola a los ojos.
Madrid, Diciembre 2008.
_¿Me puedes explicar qué sigues esperando?
_¿De qué hablas?_preguntó Alejandro a Gustavo.
_¿No sabes de lo que hablo? Entonces es que verdaderamente estás gilipollas en grado supino.
_¿Qué dices?
_Ale, ¿qué coño estás esperando para llamarla? Casi cinco meses han pasado desde vuestro último encuentro. Llevas todo este tiempo como alma en pena, ¿no piensas llamarla?
_No,no sé de qué me hablas_dijo dejando su copa sobre la mesa de la terraza.
_¿Sabes que no te va a estar esperando eternamente? Ale, no seas gilipollas y actúa de una vez. Igual aún estás a tiempo de recuperarla.
_A ver Gustavo que se te meta en la cabeza, yo no estoy enamorado de Amanda, la echo de menos como amiga y nada más. ¡Joder, que perra les ha entrado a todos con lo mismo!
_Alejandro Rodríguez piensa lo que te dé la gana pero Amanda no es una simple amiga y eso lo sé yo, lo sabes tú y todo el puto Madrid. ¿Por qué no quieres reconocerlo? ¿Me puedes explicar por qué coño no quieres entenderlo? ¿Me puedes explicar a qué demonios tienes miedo? Joder, que lo entendería si fueras hijo de divorciados pero tus padres se adoran, ¿qué coño te pasa?
_¡Pasa de mí! Joder_contestó atónito por el discurso que acaba de darle su amigo.
_Muy bien pero ¿cuánto tiempo crees que tardará Amanda en estar fuera del mercado? Igual, incluso ya no lo está.
_Chicos, ahora mismo comienza la cuenta atrás para las uvas, ¿venis?_Preguntó Helena que salía a la terraza porque les había llegado las voces de Gustavo y Alejandro al salón._.¿Se puede saber que os pasa? ¿Se os escucha desde la mesa?
_Nada, no pasa nada. Lo mismo de siempre. Ya entramos cariño porque con este cabezota no hay nada que hacer_contestó Gustavo antes de besar a Helena._.Hoy tienes la oportunidad de llamarla con la disculpa de felicitarle el año nuevo. Tú sabrás lo que haces, yo ya no vuelvo a decirte nada más_Comentó Gustavo antes de entrar al salón tras Helena.
Valencia, Diciembre 2008
_El año que viene tendremos a dos peques por aquí_comentó Luz._.¡Qué ganas tengo de verles las caritas a mis nietos!
_A Javi lo verás dentro de poquito_contestó Cris acariciándose la barriga de casi treinta y ocho semanas. Poco le faltaba para tener a su pequeño en sus brazos._. Y bueno, a tu otro nieto, ese que no deja ver qué es en breve también estará por aquí.
_Uff...aún quedan veinte semanas_dijo Amanda poniendo la mano en la barriga al notar una patada.
_Sí,lo que es increíble es que sigas poniéndote tu ropa. ¿Dónde está tu barriga de veinte semanas? Porque he visto las ecos de mi sobrino porque si no pensaría que te has puesto tetas y ya está_bromeó Cris.
_¡No seas exagerada!¡Ya tengo barriga!
_Minúscula.
_Bueno, chicas, paz_bromeó Fernando._.Ambas salís a vuestra madre, que nadie decía que estaba a punto de parir cuando ibais a nacer una y otra. Vamos a preparar las uvas que ahora mismo suenan las campanas.
Hacía años que no celebraba el fin de año con su familia. En los últimos años volvía a casa por Navidad pero el fin de año lo celebraba con sus amigos en Madrid. Estaba claro que aquel año era diferente en todo. Terminaría y comenzaría el año en casa, con los suyos y esperando la llegada de un hijo. Un hijo suyo y de Alejandro. Se levantó de la mesa para ir por enésima vez por el baño, eso era lo peor que llevaba, estar orinándose cada dos por tres, y eso que apenas había cogido peso. Las nauseas ya se le habían pasado y su vida transcurría de manera normal. Al regresar al salón vio su móvil sobre el aparador. No pudo evitar cogerlo. Nada. No había ninguna llamada. Varios mensajes felicitándole el año nuevo, entre ellos uno de Sergio. Nada. Nada de Alejandro. ¿Por qué sigues esperando, Amanda? Tú le dijiste que no te llamara, que te dejara rehacer tu vida.pensó. Sí, pero debería saber que era un farol, que te mueres por saber de él.
_Llámalo_dijo Luz al ver a su hija contemplando el móvil._Hoy tienes la excusa perfecta. Felicítale el año nuevo.
_No, mamá. No puedo_comentó mientras la vista se le empañaba por las lágrimas._.Igual estoy cometiendo el mayor error de mi vida y me arrepiento dentro de unos años pero es mi decisión_dijo antes de abrazar a su madre.
_Hala, vamos con los demás que ahora mismo han de sonar las campanas.Y no llores más, ya verás como todo se arregla, más tarde o más temprano.
_Gracias, mamá. Te quiero_dijo dejándole un sonoro beso en las mejillas.
Valencia, Enero 2009
Aquel acontecimiento se lo merecía. Dejó todo atado y reatado. Arregló un par de artículos, que debían estar terminados, y tras darle un par de instrucciones a su equipo se marchó. Quería ver la cara de su sobrino. Apenas hacía un par de horas que había nacido y estaba desesperada por conocerlo. Subió al coche y condujo hasta la calle Colón. Antes de ir a ver a la recién mamá y el recién nacido iba a comprar algún regalito para llevar. Sí, ya le había comprado infinidad de cosas pero quería algo especial para aquel día.
_Debe ser mi día de suerte_dijo al ver un aparcamiento cercano a donde quería ir.
Aparcó y tras ponerse el abrigo y coger su bolso corrió hasta la tienda de bebés a la que quería ir. Media hora más tarde regresaba al coche. Soltó las bolsas en el asiento del copiloto junto con su bolso y el abrigo. Amanda miró a la acera de enfrente. Una algarabía de voces llegaba hasta ella. Debía ser un grupo de estudiantes de viaje por Valencia. Preadolescentes revolucionados fuera de clase, de casa, de su ciudad. Pobres profes, no debe ser fácil lidiar con críos de esta edad pensó. Amanda no podía imaginar que estaba siendo observada desde la acera de enfrente. Una de las profesoras, que llevaba aquel grupo, se había quedado absorta mirándola. Almudena iba a llamarla, iba a gritar su nombre cuando Amanda se quitó el abrigo dejándole observar el cambio en su figura. Sí, el cuerpo de aquella chica a la que había conocido once años atrás había cambiado. Sí, no había duda, aquellas redondeces en su pecho, aquella minúscula barriga. ¡Dios mío, Amanda estás embarazada!¡No puedo creer que vaya a ser abuela! pensaba Almudena mientras veía a Amanda entrar en su coche y alejarse de allí.
_Seño, ¡ya está aquí el autobús!_gritó un alumno llamándola.
_Almudena, ¿ocurre algo?_preguntó una compañera.
_No, Pilar, no pasa nada. Me pareció ver a una conocida. Sólo eso_dijo mientras en su cabeza no dejaba de dar vueltas la imagen de Amanda.
Sí, estaba segura que estaba embarazada. No tenía mucha barriga pero aquel era el cuerpo de una embarazada. Sí, estaba segura que era de su hijo. Alejandro y Amanda nunca habían sido pareja pero sabía lo que había entre ellos. Nunca había entendido aquella relación entre ellos. Ni ella ni su marido comprendían por qué no estaban juntos, por qué no eran algo más que amigos. No me puedo creer que vaya a ser abuela pero ¿qué ha pasado? ¿Por qué Alejandro no nos ha dicho nada? Un millón de preguntas sin respuestas asaltaban su cerebro. No podía dejar de pensar en Amanda. Tras hacer el recuento de alumnos se sentó en su asiento. No podía pensar en otra cosa. ¿Cómo era posible que su hijo no les hubiese dicho nada?¿O acaso aquel bebé no era de Alejandro? No, sabía que no. Hizo cálculos. Hacía cinco meses que Amanda se había ido y aquella barriga coincidía con ese tiempo y sabía que Amanda no salía con nadie en Madrid, es más, tenía claro que aquella chica estaba completamente enamorada de su hijo.
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_Oooh, ¡qué guapo es mi sobrino!_dijo Amanda cogiendo al pequeñín en brazos mientras sus lágrimas comenzaban a nublarle la vista. Estaba emocionada. Acarició la cabecita del pequeño y volvió a dejarlo en la cuna porque no podía parar de llorar de la emoción.
_No llores o me vas a hacer llorar a mí_dijo su hermana.
_¡Son estas malditas hormonas que me hacen vivir constantemente en una montaña rusa!_exclamó mientras su madre la abrazaba.
_No vas a estar sola, Amanda_le susurró su madre al oído. Imaginaba cómo debía imaginarse su hija pero no quería volver a decirle que lo llamara. No entendía su postura pero la respetaba.
Amanda se secó las lágrimas y se acarició la barriga mientras miraba a su sobrino._Mira, cosita, éste es tu primo, tu primo Javi, seguro que os vais a llevar muy bien.
_¿Quién me iba a decir que mis dos hijas me iban a ser abuela de dos niños? Después de tanta muñeca y tanto disfraz de princesa por fin llegan los niños a casa.
_¿Ya sabes qué nombre le pondrás a mi sobri?_preguntó Cris.
_No, aún no lo he pensado. Si apenas hace unos días que sé que es niño. Menos mal que el colega decidió mostrarnos sus atributos_bromeó Amanda sin dejar de acariciarse la barriga._¿Cómo estás tú? Yo te veo muy bien para estar recién parida.
_Muy bien, la verdad es que todo ha sido muy rápido y emocionante. Tu cuñado casi no se desmaya en el paritorio_dijo entre risas.
_¿Eso es en serio?_preguntó Amanda sin poder disimular una sonrisa.
_No,no es verdad. No le hagas caso a tu hermana. Es una exagerada.
_Mamá,¿tú querrás entrar conmigo en el paritorio?_preguntó Amanda emocionándose una vez más.
_Claro, cariño, será un placer para mí estar contigo en el nacimiento de mi nieto.
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Encendió la radio antes de poner rumbo a casa. Nada más desembocar en la esquina pilló el semáforo en rojo. Amanda iba a quitar la radio y poner un cd cuando comenzó una nueva canción. Aquella melodía le sonaba. No estaba segura de qué. Sí, era una canción conocida. ¿Quién era el cantante? Sí, era Mark Anthony pero por qué le sonaba tanto aquella canción, aquel cantante no solía estar entre la música que ella escuchaba. Aquella canción no era nueva, tenía por lo menos diez años. ¿Por qué le sonaba tanto? ¿Por qué no podía quitársela de la cabeza?
_El Zorro...es la banda sonora de El Zorro_dijo en voz alta mientras se ponía nuevamente en marcha._Joaquín, Alejandro...Diego. Cosita, ese va a ser tu nombre, Diego, aunque tu padre no te conozco, él elegirá tu nombre.
Elva Marmed