Valencia, 31 de Diciembre 2012
_Mamá, ¿esta noche hay que comerse las uvas?_preguntó Diego mientras terminaba de tomarse la leche.
_Sí, cariño, esta noche toca comerse las uvas_dijo Amanda mientras pensaba lo rápido que pasaba el año, la vida. Viendo a Diego crecer más rápido se le pasaban los días, los meses, los años..._¡Si ya tiene tres años!_dijo en alto sin darse cuenta mientras recogía las tazas del desayuno.
_¿Qué mamá?
_Nada,piratilla. Mamá está hablando sola. Date prisa que he de dejarte en casa de los abuelos.
_¿Estará el primo hoy?
_No lo sé. No lo creo, irá más tarde.Hala, cariño, ve a lavarte los dientes que mamá a de terminar de prepararse.
Siempre con prisas. Siempre corriendo. Llevaba tres años corriendo desde la mañana a la noche. Madrugones, carreras para dejar a Diego en casa de su hermana. Afortunadamente, su cuñado llevaba ahora a Diego al cole y podía ir tranquilamente al trabajo. No volvía a ver a Diego hasta la tarde, a veces casi noche. Gracias a las actividades extraescolares y a su madre podía conciliar trabajo y familia. Por llamar a lo que ella hacía conciliación. Sólo los viernes se permitía el lujo de recoger a Diego en el colegio.Los viernes no trabajaba por la tarde así que lo podía recoger a la salida del comedor. Sin embargo, a pesar de las prisas, la falta de sueño, la pérdida de independencia y a su escasa, por no decir nula, vida social no cambiaba estos últimos tres años por nada del mundo. Diego era lo mejor que tenía en su vida. Sí, una locura de vida pero maravillosa a su lado.
Amanda se puso el abrigo mientras veía a Diego ponerse el suyo. ¡Qué rápido había crecido! Estos últimos tres años se le habían ido entre los dedos. Apenas parecía que ayer lo llevaba todo el día en brazos y ahora estaba allí poniéndose solo el abrigo. Sólo la necesitaba para abrocharse la cremallera. Diego corrió hasta donde estaba su madre al ver que lo observaba apoyada en la puerta de su habitación.
_Mamá, ¿es verdad que con las uvas se piden deseos?
_Sí, claro, ¿quién te lo ha dicho?
_Ayer el abuelo me contó que con cada uva se pide un deseo y si te las comes todas se cumple.
_Pues, si te lo ha dicho el abuelo tendrá razón porque es muy listo.
_Sí, y muy guay. Mami, yo quiero mucho al abuelo.
_Y yo, cariño.
_Claro es tu papá. Y a los papás se les quiere mucho_dijo Diego haciendo que a Amanda se le hiciese un nudo en la garganta.
_Sí, piratilla, tienes razón. Vamos o se me hará tarde.
****
Nada más poner el coche en marcha saltó la música. La voz de Michael Bublé se apoderó del coche.
_Mamá, pon mi canción.
Amanda sonrió. Buscó la canción de su hijo, no era otra que el Dream a Little Dream of Me. Canción con la que se dormía de pequeño. Sí, sin duda alguna aquella era la canción de su hijo y a Amanda le hacía mucha gracia oírsela cantar en su particular inglés. Nada más llegar a la calle de sus padres vio a su padre esperando junto a la reja. Fernando ayudó a su nieto a salir del coche y le dio un par de besos a su hija.
_¿Vas a venir a comer?
_No, papi. Probablemente, coma con los compañeros de trabajo. Ya he metido la ropa de Diego para esta noche en la mochila.Así que yo pasaré por mi casa, me cambiaré y vendré para aquí.
_¿Te quedarás a dormir?
_No lo sé.
_¡Sí, mami!
_Ya veré. Hala, me voy o se me hará tarde.
El ambiente festivo reinaba en la redacción. La mañana había pasado rápida de reunión en reunión. A las dos de la tarde habían dejado de trabajar para disfrutar del catering, contratado por la revista.
_¿Qué tal el sábado? Aún no me ha contado qué tal te fue con Pedro_preguntó Esther mientras cogía un par de copas de cava.
_Sin comentarios.
_No. No. No. Eso no me vale como respuesta. ¿Qué tal fue?
_Mal, ¿cómo quieres que me vaya? Mal, como siempre ni más ni menos. Ya sabes que huyen por patas desde que escuchan el nombre de Diego.
_Eso es porque no lo conocen. Diego es un encanto de niño.
_Ya pero entiendo que no quieran cargar con el hijo de otro.
_Sí, luego están a los que no les importa y tú les pones pegas. No, no me mires así. Sabes que tengo razón.
_No se las pongo, las tienen.
_Sí, claro comparados con Don Perfecto. Bueno, Don Perfecto,según tú.
_Va, déjalo ya anda.
_No, no. No evadas el tema. Sabes que ya han pasado más de cuatro años,¿verdad? ¿Qué estás esperando Amanda? ¿Un milagro? No, un milagro lo dudo porque no eres creyente.
_No, no espero ningún milagro pero no me apetece enredarme con nadie. Ya está.
_Vale, pero entonces deja de ponerle pegas a todos. Sí, están los gilipollas, que se asustan por un niño, pero no todos son así. ¿Cuál era el problema de Sergio? Sí, ya lo sé, seguramente, su problema era estar enamorado de ti.
_Déjalo de verdad. Ya está, es problema mío. Sí, igual a todos los comparo con...con...
_Ni siquiera puedes decir su nombre. Amanda, tú tienes un grave problema y mientras pienses en Alejandro no vas a encontrar a nadie que te guste.
Madrid, 31 de Enero de 2012
No había parado de llover en todo el día. Nada más salir de trabajar Alejandro había ido a comprar lo que Gustavo le había encargado. Un año más celebrarían el año nuevo en su casa. Desde que Gustavo y Helena habían sido padres la cena de Nochevieja se hacía en su casa. Pronto ya no sería un solo niño, Gustavo y Helena estaban apunto de volver a ser padres. A Jose y Carlos parecía haberles entrado envidia y también iban a entrar en el clan de los padres. Sólo falto yo pensó mientras ponía las botellas de cava en el carro del supermercado. Igual dentro de ¿cinco años? pensó entre risas recordando la historia de Canadá y el supuesto hijo. Hacía más de cuatro años que no había vuelto a saber nada de Amanda pero la recordaba con cariño. ¿Cómo no hacerlo? Amanda había sido la primera chica de la que se había enamorado de verdad. En realidad la única. En los últimos cuatro años había salido con varias chicas pero ninguna le había llegado tan adentro como Amanda. Ninguna había logrado borrar su recuerdo. Era incapaz de no compararlas. El nombre de Amanda siempre salía a relucir. Y nadie aguanta estar siendo comparado y mucho menos con una novia anterior. ¿Novia?, nunca fue mi novia, al menos no oficialmente pensaba mientras elegía la sidra.
Tras tener el carro lleno de botellas se dirigió a la sección de frutas. No podía olvidarse de las uvas. Gustavo le había hecho hincapié en comprar las uvas. Uvas de las de toda la vida, nada de latas con uvas peladas y con extra de azúcar. Buscó y rebuscó entre los racimos de uvas hasta que encontró uno de su agrado. _Sí, éstas son suficientes para nosotros_dijo en voz alta metiendo el racimo de uvas en una bolsa. Tras pesar las supuestas uvas de la suerte dio un par de vueltas por el hipermercado por si veía algo de última hora. Compró un par de cosas, que necesitaba para su casa. Su recién estrenada casa. Hacía apenas un mes que se había mudado a su nuevo piso. Un pequeño piso de dos habitaciones en pleno centro de Madrid. Un cuarto piso, eso sí, sin ascensor. De ahí que lo consiguiera a buen precio.
_Hola, ¿qué pasa? No, aún estoy en Carrefour. Dime. Sí, sí que he pensado en las tres embarazadas y he cogido Champín, así podrán brindar sin alcohol, que digo yo que podrían brindar con cava, aunque sea mojar los labios.Sí, sí, ya lo sé. No, dejaré todo el arsenal de botellas en el maletero y así ya está preparado. Ah, vale, pues, en media hora estoy en tu casa. Te hago una llamada perdida cuando esté llegando para que bajes. Sí, he cogido las uvas. Venga, hasta ahora que ya me toca.
Cerca de una hora le llevó llegar a casa de Gustavo. Madrid para no variar estaba colapsada por el tráfico. Apenas unos minutos estuvo ante la puerta de Gustavo. El tiempo que le llevó a Gustavo coger las bolsas con las botellas.
_Hala, pues, ahora meteré todo en la nevera. Nos vemos en un rato.
_Vengo en seguida. Lo que tarde en ducharme y vestirme así vendré a echarte una mano. Bueno, en lo que pueda porque ya sabes que lo mío no es la cocina.
_Ya, ya lo sé. Nos vemos ahora.
Valencia, 31 de Diciembre de 2012
Amanda se miró en el espejo. _No sé para qué me visto así, al fin y al cabo, sólo voy a cenar a casa de mis padres_dijo mientras daba vueltas ante el espejo para ver cómo le quedaba el vestido gris perla que había elegido para la cena. Aquello era cosa de su hermana, la había convencido para que se comprara aquel vestido y un conjunto de lencería rojo para comenzar el año con buen pie. ¿Buen pie? La verdad es que no podía quejarse de su vida. Profesionalmente le iba de maravillas y su hijo era lo mejor, que jamás le había pasado en la vida. Sentimentalmente era otra cosa. Su vida amorosa era verdaderamente un fracaso. Había tenido unas cuantas citas en los últimos años pero nada serio. Nada cuajaba. Por un lado, ella les ponía defectos a todos los hombres que intentaban liarse con ella y luego estaban los que salían asustados al enterarse que era madre soltera.
_¿Qué suerte me va a traer este conjuntito rojo? Todo sea porque a la loca de Cris no le dé por levantarme el vestido y comprobar que lo llevo puesto_dijo entre risas Amanda.
Media hora más tarde salía de casa rumbo al coche. Finalmente, había preparado un bolso con ropa para ella y Diego. Pasarían la noche en casa de sus padres y así ya estarían allí para comer al día siguiente.
****
_Me ha dicho el abuelo que las uvas conceden deseos_dijo Diego a Javier, ambos se encontraban escondidos en su guarida secreta, la cual no era otra que el hueco bajo la escalera.
_¡Qué guay! ¿Y qué vas a pedir?_preguntó Javier.
_Voy a pedir que venga mi papá.
_¿Y dónde está tu papá?
_No lo sé, mamá me dijo que trabajaba lejos pero que me quería mucho. ¿Tú que vas a pedir?
_No lo sé. Uhm...¡un barco pirata!
_Pero, ya tienes uno que te ha traído Papá Noel.
_Pues, no sé. ¿Otra espada?
_Yo creo que no vale pedir juguetes porque los juguetes los regalan los Reyes Magos.
_Entonces no sé qué pedir. Ya lo sé, creo que voy a pedir un hermano.¿Se podrá?
_Yo creo que sí pero el abuelo me dijo que para que se cumplan nos tenemos que comer¡ todas las uvas!
_¡Vamos a conseguirlo!
_¿Qué vais a conseguir?_preguntó Amanda quitándose el abrigo.
_Hola, mamá_dijo Diego saliendo de su escondite.
_Hola, cariño_dijo besando a su hijo._.¿Qué vais a conseguir, se puede saber?
_No, es un secreto de deseos_dijo Diego.
_¿Y yo no lo puedo saber?
_No,tía porque es un secreto secretoso de primos favoritos_dijo Javier abrazando a su tía.
_Ah, bueno, si es un secreto secretoso de primos favoritos debe ser algo muy importante_comentó entre risas Amanda._.Bueno, espero que consigáis eso tan secretoso_bromeó Amanda, la cual no podía imaginar que se traían aquellos dos piratillas entre manos.
Madrid, 31 de Enero de 2012
_Chaval, esto es para ti así que ya puedes pasar al baño a cambiarte_dijo Gustavo dejándole un paquete al recién llegado Alejandro.
_¿Qué es esto?
_Algo que te ha comprado Helena.
_¿Y dónde está?
_Vistiendo a René. Anda ve a ponértelo o se enfadará.
_¿Unos bóxers rojos? ¿De verdad esperas que me ponga esto?_preguntó Alejandro sin poder evitar las risas.
_Alejandro Rodríguez ya puedes entrar al baño y ponerte los bóxers rojos a no ser que tú traigas ropa interior roja ,que tendrás que enseñarme_gritaba Helena por el pasillo.
_Vale, vale. Sólo sea porque no te pongas de parto esta noche_contestó Alejandro antes de darle un par de besos._Eh, ¿dónde está mi sobrino favorito?
_Hola,Alejando_dijo René que venía corriendo por el pasillo.
_Nada, voy a cambiarme de ropa interior.¡Hay que joderse! Perdón, René, el tío ha dicho hay que morderse.
_Tío no digas mentiras. Yo he oido jopese. ¿Qué es jopese?_ preguntó Diego.
_Es cambiarse de ropa interior_rio Alejandro.
_Ah, no lo sabía.
Valencia, 31 de Enero de 2012
_¿Qué haces?_preguntó riendo Amanda a su hermana al ver que intentaba mirarle la ropa interior.
_¿Qué te has puesto?_rio Cris bajo los divertidos ojos de su madre, que le encantaba ver a sus hijas en acción.
_¡La roja pesada! ¡Cómo para no hacerlo! Sabía perfectamente que ibas a investigar si me la había puesto.
_Bien, hecho. Así me gusta que vuelvas a hacer caso a tu hermana mayor. Ya verás que este nuevo año es tu año y encuentras al amor de tu vida.
_¿El amor de mi vida? Ese es Diego.
_Mamá, ¿yo soy el amor de tu vida?_preguntó Diego desde la puerta de la cocina.
_Claro, piratilla, ¿quién iba a ser si no?
_Papá_dijo Diego dejando sin palabras a Amanda, Cris y Luz._Tía, ¿el amor de tu vida no es el tío Vicente?
_Sí, claro_Sólo acertó a decir Cris ante la pregunta de su sobrino.
_¿Y el tuyo no es el abuelo?
_Sí, cariño, el abuelo y tú y tu primo. Bueno, y las locas de tu madre y tu tía_dijo Luz abrazando a su nieto.
_Ves, mamá, el amor de tu vida tiene que ser papá pero no te preocupes yo lo voy a arreglar.
_¿Qué vas a arreglar?_preguntó Amanda sin salir de su estupor.
_Nada, es un secreto secretoso pero no te preocupes es muy bueno_dijo al tiempo que abrazaba a su madre._.Ya lo verás.
Elva Marmed