Valencia, Febrero 2009
Amanda miraba fijamente el móvil. Le estaba siendo totalmente imposible concentrarse en el trabajo. Miraba fijamente la pantalla del ordenador pero las letras parecían estar huyendo de un lado al otro de la pantalla. Nada. Hoy iba a ser totalmente imposible concentrarse en lo que estaba haciendo. Diego, que a estas alturas quería dar constancia que dar patadas era lo suyo, no paraba de moverse para recordarle que estaba ahí. Amanda se acarició la barriga hasta que las patadas fueron disminuyendo de intensidad. Volvió a leer lo que llevaba escrito hasta el momento. ¿Aquello lo había escrito ella? ¡No era capaz de recordar ni sus propias palabras! Amanda, concéntrate pensaba mientras intentaba seguir con aquel artículo. Pero, ¿cómo? ¡No era capaz de estructurar una frase!Miró la hora. Apenas eran las diez de la mañana. El día se le iba a ser largo.
_¡Menos mal que es jueves!Ya sólo queda un día para el fin de semana_dijo fijándose en el calendario._.Cinco de febrero,¡mierda, mi inconsciente me traiciona!_exclamó mientras entraba Esther.
_¿Te ocurre algo?
_Sí, qué soy idiota.
_¿Por? ¿Qué ha pasado?
_Hoy tengo la cabeza en otro sitio y acabo de darme cuenta que hoy es cinco de febrero.
_¿Tenías que ir al médico?
_No.
_¿Alguna cita?
_No, sólo que soy imbécil. Hoy es el cumpleaños de Alejandro_comentó llorosa.
_Amanda, llámalo, envíale un mensaje, escríbele un email.
_No, Esther.¡Seis meses han pasado desde que me marché y no se ha molestado en saber si estoy viva o muerta! Joder, vale, le dije que no me llamara pero ¿no crees que ha pasado tiempo suficiente para que diera señales de vida?
_Diego_dijo mirando directamente a la barriga de su amiga y jefa_, espero que no seas tan orgulloso como tu madre y como tu padre, porque no lo conozco pero me da la impresión que es otro cabezota orgulloso. Anda, guapa, ponte la chaqueta y vamos a almorzar, igual así te despejas y eres capaz de concentrarte.
Madrid, Febrero 2009
Tenía los ojos clavados en el techo. Tumbado en el sofá, iluminado sólo por la luz desprendida por el televisor, veía las sombras que se hacían en el techo. Su propia sombra. Le vino a la mente el recuerdo de Peter Pan entrando en casa de los Darling intentando capturar su propia sombra. La de él estaba allí con él. No se había fugado a ninguna parte. ¿A dónde iba a ir su sombra sin él? Se centró en la idea de Peter Pan, ¿acaso era eso lo que le pasaba a él? ¿Acaso tenía miedo a crecer?¿A madurar? ¿A ir más allá? Su entrada en los treinta no había sido espectacular. Ninguna fiesta loca por el cambio de número. Había pasado el cumpleaños trabajando y al salir había vuelto derecho a casa. En principio, pensaba salir el sábado pero Gustavo y Helena no estaban para fiestas. Sus ilusiones estaban por los suelos. Un par de semanas atrás saltaban de alegría anunciando su próxima paternidad pero Helena acababa de sufrir un aborto espontáneo, así que no estaban para salidas. Su treinta cumpleaños pasaría sin pena ni gloria por debajo de la puerta. Su primer cumpleaños sin Amanda. Amanda, Amanda, Amanda creía que me llamarías hoy pensó veo que sigues enfadada conmigo. No te culpo. El móvil sonó. Sobresaltado y esperanzado se lanzó sobre él. No, no era Amanda. Era Gustavo.
_¿Cómo estás,tío? Imagino. No sé lo que se siente pero supongo que es muy jodido. ¿Cómo está Helena? Ya, ya, claro. No, no. Olvídate de mi cumpleaños y de mí. Ahora lo importante es que Helena se reponga. Ya que le conviene salir pero ¿y ella quiere? Bueno, yo no tengo planes. Hacemos una cosa si el sábado os apetece a ambos vamos a cenar, algo tranquilito. No, no me ha llamado. Gus...no, nada. Tonterías mías.
_¿Qué pasa?¿Peter Pan? Ja ja ja, mira has logrado arrancarme una sonrisa, cuando se lo diga a Helena se va a reír. Sí, Ale, sólo te faltan las mallas y la pluma roja. Ahí, reside tu mal, tu terror a madurar. No porque seas un inmaduro, que no lo eres, bueno, digamos que lo eres sentimentalmente hablando. Tienes terror a ir más allá. ¿Quiere decir eso que te has dado cuenta de tus sentimientos?¿La vas a llamar?Joder, Ale, llámala.
_No, si no lo ha hecho ella hoy es porque verdaderamente no quiere saber nada de mí.
_Joder, así no vamos a llegar a ninguna parte. Amanda no te va a llamar. ¿No te has dado cuenta de eso ya? Ella jugó sus cartas y ahora espera que tú le devuelvas la jugada. Anda, te dejo, cumpleañero,¿sabes que la vas a perder, verdad? Anda, hablamos el sábado y ya te daré treinta tirones de orejas, ¡merecidos!
Alejandro volvió a dejar el móvil sobre la mesa para regresar a la misma posición horizontal, que tenía desde hacía ya una hora. En la tele se escuchaban risas pero no sabía de qué se reían. ¡Será de mí y mi gilipollez! pensó. Nada no era capaz ni de concentrarse en un programa absurdo de televisión. Apagó la tele,¿para qué la tenía encendida si no la estaba viendo?, y puso la radio. Pasó un par de minutos buscando por el dial hasta que una melodía le resultó conocida. Sí, era Danza Invisible y su Sabor de Amor
(...)
Sabor de amor,
Tu olor me da hambre,
Si no estás mi amor,
Puedo ser,
Labios de fresa sabor de amor,
Pulpa de la fruta de la pasión,
Labios de fresa sabor de amor,
Pulpa de la fruta de la pasión,
Labios de fresa sabor de amor,
Pulpa de la fruta de la pasión,
Es el sabor de tu amor,
Todo me sabe a ti,
Comerte sería un placer,
Porque nada me gusta más que tú,
Boca de piñón,
Bésame con frenesí
(...)
Sí, aquella canción la podía haber escrito él. Todo le recordaba a Amanda. Amanda estaba por todas partes. Todo llevaba su nombre escrito en grandes letras. No había lugar que no le recordara a ella. No era capaz de recordar ni un solo momento de los últimos once años en los que ella no estuviera presente. Alejandro sintió un escalofrío al recordar el sabor de sus besos, de sus labios de fresa. No pudo evitar sonreír al recordarlos. _¡Has sido un verdadero imbécil Alejandro!¡No tenías que haberla dejado marchar!_dijo en alto. Miró la hora. No,no era hora de llamarla.Mañana sin falta lo haría. Labios de fresa, sabor de amor, pulpa de la fruta de la pasión, es el sabor de tu amor...sonaba y resonaba en su cerebro. No podía quitarse aquella letra de la cabeza.Alejandro se recostó nuevamente en el sofá. ¿Qué canción es ésta? Me suena pensó mientras la canción comenzaba. Sí, era otra canción de años atrás. ¿Qué demonios emisora he puesto?
_¡Me cago en todo lo que se menea! ¡Hasta los Hombres G me recuerdan a Amanda! ¡Esto debe ser un complot!
(...)
nadie que me abrace fuerte y me haga feliz
no tengo nada que hacer
no tengo por que vivir
no tengo nada de nada,
si no te tengo a ti
solo quiero que estes cerca de mi
yo no tengo nadie sobre quien escribir
nadie que se enfade,
nadie con quien discutir
no tengo nadie con quien
intentar sobrevivir
no tengo con quien baliar
descalzos por Madrid
(...)
_Joder, ¡mañana la llamo!_exclamó levantándose para apagar la radio antes de que otra canción volviera a sonar.
Valencia, febrero 2009
_Mañana. Mañana sin falta lo hago, decidido_dijo Amanda mientras se metía en la cama.
Elva Marmed