Valencia, Octubre 2008...
Parecía estar cogiendo forma. Aquel empezaba a ser el piso que se había imaginado. Nunca le estaría del todo agradecida a su hermana, que estaba allí al pie del cañón, ayudándola con los últimos detalles a pesar de sus veintidós semanas de embarazo. Ya comenzaba a notársele la barriga aunque Amanda a veces pensaba dónde demonios estaba su supuesto sobrino. Sí, parecía que iba a ser un niño. Todos estaban muy contentos con la idea. A sus padres les apetecía tener por fin un niño en la familia aunque disfrutarían igualmente si en vez de un nieto fuera una nieta. Amanda llevaba unos días que no se encontraba muy bien. Ya había superado el shock inicial tras su fin de semana con Alejandro. Fin de semana romántico que terminó tornándose en pesadilla. Adelanto de vuelta y parada de horas a mitad de camino porque las lágrimas le nublaban la vista. Casi nueve semanas habían pasado desde entonces.
Nueve semanas en las que no había sabido nada de Alejandro. Imaginaba que estaba en Londres. No, no se había molestado en averiguarlo. No lo había llamado. Tampoco él lo había hecho. Ella necesitaba distancia. Ahora sí que no podía soportar aquella relación. Se había sentido estúpida confesando sus sentimientos y recibiendo aquel yo no estoy enamorado de ti.¿Cómo había podido confundir los sentimientos de Alejandro? ¿Cómo había podido creer que él sentía lo mismo que ella? Aún se despertaba por las noches soñando con aquel momento. Reviviendo una y otra vez aquel final inesperado. Dudaba que le quedaran lágrimas por derramar. Había llorado por ella y por todo un batallón de corazones rotos. Afortunadamente tenía a su familia que la estaba apoyando en todo. Además, su nuevo trabajo la mantenía ocupada la mayor parte del día. Y luego estaba su amiga, su amiga Esther con la que había vuelto a encontrarse sorpresivamente en la revista tras no haberse visto en el último lustro. Sí, en el amor era un desastre pero tenía una familia increíble, el trabajo de sus sueños y unos amigos maravillosos que no la dejaban sola ni un solo momento.
Amanda terminó de colocar los últimos libros en la estantería. Aquel nueve de octubre, aquel puente le estaba viniendo de perlas. Sí, había aprovechado el día los valencianos en terminar de mudarse. Hasta ellas llegaron los sonidos de la mascletà del ayuntamiento. Ya no recordaba el ruido y el olor de la pólvora tan habitual en su infancia. Amanda se sentó un momento. No se encontraba muy bien.
_Estás pálida_comentó Cris mientras se fijaba detenidamente en su hermana._.¿Quieres un vaso de agua? Te estás quedando transparente.
_Sí, por fa, me estoy mareando.
_¿Has comido algo?
_Sí, claro en el desayuno_contestó bajo la atenta mirada de su hermana._.¿Qué pasa?_preguntó Amanda extrañada con la mirada de su hermana.
_Nada. Voy a por el agua.
Nada más mojarse los labios Amanda salió corriendo al baño. Las ganas de vomitar la estaban matando. Cris corrió detrás de ella temía que su hermana se desmayara en el baño.
_Estoy bien no te preocupes. Debe ser un virus.
_Sí, un virus_comentó con cierto tono de incredulidad Cris._.Túmbate en el sofá anda.
_Tú eres la que deberías estar descansando. No, deberías irte no vaya a pegarte algo.
_No te preocupes por mí. Estoy bien, eso sí, te voy a dejar un momento y voy a acercarme a la farmacia un momento, al venir vi que estaba de guardia la que está nada más girar. Cojo tus llaves. Quédate tumbada_Cris cogió su bolso, metió las llaves y sacó un paquete de galletitas saladas._.Toma te vendrá bien.
_¿Galletas?
_Sí, quitan las náuseas. A mí me vienen muy bien. Ahora vuelvo_dijo dejando a Amanda pensativa en el sofá.
Media hora más tarde Cris estaba de vuelta. Nada más entrar en el salón se topó con Amanda sentada en el suelo. Las lágrimas comenzaban a brotar de sus ojos. Acababa de ver un álbum de fotos, fotos en su mayoría de ella y Alejandro.
_Amanda, ¿qué haces?
_Nada. Viendo fotos.
_Amanda,¿por qué no lo llamas?
_No, no puedo. Si quiere hablar conmigo que me llame, yo ya no puedo tirar del carro. Por el momento no puedo ser amiga suya, Cris, no puedo_dijo volviendo a llorar.
_Ven, siéntate un momento en el sillón.
_¿Qué pasa?_preguntó Amanda haciéndole caso a su hermana.
_¿Cuándo te vino la regla por última vez?
_¿Qué?_preguntó sorprendida Amanda._¿Por qué?_preguntó mientras una luz de alarma se encendía en su cerebro._¡Mierda, Cris! No , no, no. ¡Es imposible! ¡No puede ser!¡ Joder, no!
_Relájate.¿Cuándo?
_A finales de julio_contestó llevándose las manos a la cabeza._.No, no, es imposible. Si no me ha bajado es porque siempre he sido de reglas irregulares y he tenido mucho estrés en estos dos meses y ¡mierda!
_¿Qué?
_Acabo de acordarme que en el hotel_se hizo el silencio.
_¿Qué?_interrumpió Cris.
_Olvidé tomarla, Cris. No, ¡no puedo estar embarazada!
_Toma_contestó Cris sacando el test de embarazo, que acababa de comprar, del bolso.
_¿Qué? ¿Has ido a por un test de embarazo?
_Amanda, ve al baño anda y salimos de dudas.
Amanda se levantó del sofá. No soportaba las arcadas. Las ganas de vomitar la estaban matando. Un nudo se había instalado en su estómago. Nada más entrar en el baño tuvo que arrodillarse ante la taza del váter. No paraba de vomitar. Los nervios la estaban matando. Diez minutos más tarde se incorporaba con la ayuda de su hermana.Ya no le quedaba nada en el estómago. Su hermana abrió el paquete del test de embarazo y se lo dio. Amanda se quedó mirando fijamente aquel sencillo artilugio. Nada. No podía orinar. Cris abrió el grifo del lavabo dejando correr el agua. Por fin, ya lo había conseguido. Nada más sacar el test se quedó mirándolo. Supuestamente debía esperar cinco minutos pero allí lucían dos rayas como dos soles. Amanda no podía apartar los ojos de aquellas dos rayas. Nunca dos sencillas rayas le habían dicho tanto. Ahora entendía el significado de más de un cuadro. Le venía a la mente Kandinsky,el arte abstracto geométrico, rayas, cuadrados, colores...y allí sus dos sencillas rayas rosas. Dos simples rayas rosas que le estaban dando un nuevo giro a su vida.
_Esto...esto no puede ser muy fiable. No, Cris, no. No puedo estar embarazada.
_Cariñet, tómatelo con calma pero sí que lo estás. Mírate en el espejo, ¿recuerdas cuando me preguntaste si llevaba un wonderbra o si me había operado? Mírate tú ahora y dime si no has aumentado de talla de sujetador. Amanda no llores. Vamos.Vamos para el salón. Venga, vamos que te preparo algo de comer.
_No, no me cabe nada en el estómago_contestó Amanda que seguía mirando el test de embarazo._¿De verdad que esto no se equivoca?
_Amanda piensa. Recapacita. Olvidaste la píldora, llevas dos meses sin ver la regla ¿de verdad crees que esto está equivocado?
_No, pero ¿qué hago yo ahora? ¿Qué hago yo con un bebé? Joder, Cris, que hace unos meses bromeábamos con tener un niño dentro de diez años_comentó Amanda volviendo a llorar._.En Canadá.
_¿Canadá? ¿Por qué?
_Porque quería regalarme las entradas para ver a Bublé cuando mi cumpleaños_dijo entre hipido e hipido_pero como no me lo regaló me dijo que dentro de diez años íbamos a Canadá y como habíamos dicho que si dentro de diez años seguíamos sin pareja ni hijos tendríamos uno juntos pues eso_siguió llorando._¿Qué hago yo ahora?
_Llámalo.
_No. No voy a llamarlo.
_Amanda, estás embarazada. Vais a tener un hijo.
_No, esto no es del todo fiable.
_Muy bien, cabezota. El lunes te pido hora con mi ginecólogo y así estaremos seguras al cien por cien y luego lo llamas.
_No, Cris, no lo voy a llamar. No quiero que esté conmigo por obligación. No, no voy a llamarlo.
_Amanda.
_No, Cris. No insistas.No voy a llamarlo. No puedo hablar con él sin echarme a llorar. Joder, sólo la idea me hace llorar. No puedo, Cris. No puedo_dijo sin dejar de llorar.
_Vale,muy bien. Tú decides.
Londres, Octubre 2008...
Alejandro miraba con desgana los cds. No sabía exactamente que buscaba.Llevaba un buen rato cotilleando los cds en aquella tienda de música pero no era capaz de decidirse por nada. Sus ojos se quedaron mirando un punto fijo. En un cartel de Michael Bublé y su Call me Irresponsible. Imposible no traerla a la mente. Imposible no acordarse de ella. ¿Cómo no pensar a Amanda viendo el disco de Michael Bublé? En realidad, no le hacía falta ninguna excusa para pensar en ella. En los últimos meses no pensaba en otra cosa. Amanda estaba presente en todos sus pensamientos. Si no la llamaba era porque la respetaba. Ella le había pedido que se alejara de ella. Le había pedido encarecidamente que no la llamase. No me llames. Necesito olvidarme de ti. Necesito desintoxicarme de ti. Lo siento, Ale, no puedo ser tu amiga. Ahora no. No puedo. Me es del todo imposible. Sus palabras le resonaban una y otra vez. No podía borrar de su mente la imagen de Amanda. No recordaba a su Mandy sonriente sino a la Amanda con las lágrimas en los ojos despidiéndose de él.
Dos meses después de su último encuentro era incapaz de olvidar aquel momento. ¿Cómo era posible que él no se hubiese dado cuenta de los sentimientos de su amiga? No se lo perdonaba.Compró los discos de Bublé. No los tenía. Necesitaba tenerlos y así tener un poquito de ella. Tras pagarlos guardó los cds en la mochila. Vio el billete. Acababa de recogerlo. En un par de días volvería a Madrid. Ya tenía ganas de volver a casa. De volver a su vida de siempre aunque ya nada sería igual. Ella no estaba en Madrid y no podía soportar la idea de volver a Madrid y no verla. Sacó el móvil. Iba a llamarla. Necesitaba oír su voz.Necesitaba saber que estaba bien.Necesitaba hablar con ella. No, Alejandro, no puedes llamarla. Necesitas aclararte. Necesitas tener claro qué demonios quieres.Joder, Alejandro, ¿estás enamorado de ella?¿Quieres estar con ella? pensaba mientras caminaba por Picadilly Circus viéndose sorprendido por una repentina lluvia.
Entró corriendo en un café. Cada vez llovía más fuerte y tampoco tenía prisa por llegar a su apartamento. ¿Para qué? Allí se sentía peor. Solo. Así se sentía solo. En el último viaje todo había sido distinto. Las noches pasaban rápidas entre correo y correo. Ahora nunca había nada en su bandeja de entrada. Sí, algún correo de Gustavo, Carlos y Jose pero nada de ella. Les había preguntado a sus amigos por ella pero no se había puesto en contacto con ellos. Gustavo lo martilleaba cada dos por tres con su Lo sabía. No entiendo qué estás esperando. ¿Por qué todo el mundo lo veía tan claro y, sin embargo, él seguía con sus dudas?
Valencia, Octubre 2008...
_Amanda, ¿ves esto? Es el embrión_dijo el ginecólogo señalando aquel pequeño bultito dentro de una nebulosa mientras daba el sonido y los locos latidos del corazón comenzaron a oírse en la sala._.Diez semanas. Estás de diez semanas.
Amanda no sabía por qué lloraba. No sabía si lloraba por no saber qué iba a ser de ella, de su vida o de la emoción de escuchar aquellos latidos. Cris le sonreía mientras la agarraba de la mano. Era la única que conocía su estado. Era la única que sabía que iba a ser tía y madre casi al mismo tiempo. Una dualidad de sentimientos la embargaban. Sabía que su hermana se sentía mal. Aquella no era la situación idónea para tener un hijo pero si alguien podía con aquella situación esa era Amanda. Saldría airosa de ella. Sería una madre estupenda. Sólo no estaba de acuerdo en una cosa con su hermana. Cris estaba convencida que debía llamar a Alejandro. Contarle la verdad. Decirle que iba a ser padre. Aunque también entendía que Amanda no quisiera contárselo. Sabía que seguía esperando por él. Sabía que seguía esperando por un Amanda, te quiero. Siempre he estado enamorado de ti. Lo siento. Lo curioso es que ella misma siempre pensó que su hermana y Alejandro terminarían juntos.
_Aproximadamente sales de cuentas el dos de mayo_comentó el ginecólogo una vez sentados a la mesa._Amanda has de empezar con el ácido fólico.
Amanda escuchaba al médico mientras notaba la mano de su hermana apretando la suya. ¿De verdad que aquello le estaba pasando? ¿De verdad que iba a ser madre?¿De verdad llevaba un hijo de Alejandro en su vientre? Un sinfín de preguntas le venían a la mente. ¿Cómo iba a poder criar a un niño ella sola? ¿Cómo se tomaría su nuevo jefe que estuviera embarazada?
_Amanda, ¿estás bien?_le preguntó Cris nada más salir de la consulta.
_Sí, no. No lo sé. Cris,¡voy a ser madre! ¿Cómo demonios lo voy a hacer?
_Amanda, sabes que nos tienes a todos.
_Sí, lo sé.
_¿Vas a llamarlo?
_No.
_Amanda.
_No, Cris, por favor, entiéndeme. Sé que debería decírselo pero no creo que de pronto decida estar conmigo por...por...por el bebé. No, no voy a decírselo y punto.
_¿A dónde vamos?
_Vamos a casa de mamá. Creo que he de decirles a ella y papá que van a ser abuelos por partida doble.
_Hermanita, sé que estás jodida pero mira la parte buena. Mi Javi va a tener un primo con el que jugar. Bueno o prima. Eh, no llores más. Anda toma un kleenex, malditas hormonas. ¿Ahora te ríes?
_Me gusta eso de echarle la culpa de todo a las hormonas_bromeó Amanda.
Elva Marmed