Valencia, Enero 2009
Sí, estaba decidido. Diego sería el nombre. No sabía si Alejandro lo había dicho en serio o en broma,a estas alturas ya no estaba segura de nada, pero su hijo, el hijo de ambos, se llamaría Diego en su honor. En honor a esas tres generaciones de Zorros que Alejandro vio en su propia familia. Estaba cansada. Apenas terminaba el lunes y ya estaba cansada. Se recostó en el sofá tras darse una relajante ducha y ponerse el pijama. Miró su móvil. Aún tenía la esperanza de recibir una llamada, un mensaje. Sí, cierto, ella había insistido en que no la llamara, en que la dejara rehacer su vida lejos de él. Revivía las imágenes de aquel fin de semana de agosto, como si hubiese sido ayer mismo. Recordaba a la perfección cada momento, cada caricia, cada beso y su conversación antes del adiós, antes de su huida entre lágrimas...
_Alejandro..._murmuró cuando él se tumbaba a su lado.
_Sí.
_Te quiero_dijo sin darse cuenta de sus propias palabras.
_¿Qué? ¿Qué has dicho?_preguntó él sentándose de golpe a su lado.
_Has oído bien pero si quieres lo repito_dijo volviéndolo a besar.
_¿Qué dices, Mandy? ¿Tú sabes lo que estás diciendo?
_Del todo.
_Mandy,yo...yo...yo no estoy enamorado de ti.
_Eso no es verdad, ¿y este fin de semana?
_Es sólo un fin de semana más, sí yo te quiero pero no de esa manera.
_Pero...
_Además, tú estás en Valencia yo en Londres.
_¿El problema es Valencia? Volveré a Madrid.
_No, Mandy, el problema no es ni Valencia, ni Londres, ni Madrid. El problema es que yo no estoy enamorado de ti.
_No, no me lo creo. Ale, ¿no me digas que no sientes lo mismo que yo?
_Mandy, siento haberte llevado a pensar lo contrario pero yo nunca he hablado de amor. Creía que ambos estábamos bien así, con nuestra relación de amistad. ¡Joder, Mandy, no llores!¡No puedo verte así!
_Lo siento. Yo, yo no puedo seguir con esto. Me equivoqué. Interpreté mal tus mensajes de las últimas semanas. Creía que entre nosotros había algo más que amistad. Me dejé influir por la opinión de la gente. Error mío. Mi instinto me decía que huyera.
_¿Huir? ¿Huir de quién? ¿De mí?_preguntó un asombrado Alejandro.
_¿Y tú qué crees? ¿Por qué piensas que acepté el cambio de trabajo? Quería irme de aquí, estar lejos de ti. Hace meses que mis sentimientos están hechos un lío. ¿Recuerdas cuándo días antes de mi cumpleaños me preguntabas quién era el capullo que me estaba haciendo sufrir? ¡Eras tú, Ale! Parece mentira que no te dieras cuenta.
_Mandy, joder.¿Por qué me haces esto?
_¿Por qué te hago esto? ¿Crees que esto es agradable para mí? ¡Joder, Ale! ¡Me he enamorado de mi mejor amigo! De la persona que mejor me conoce del mundo, mejor dicho, que creía me conocía. Y la he jodido. Sí, la he jodido. ¡Maldito sexto sentido de las mujeres! ¡El mío debe estar atrofiado! Todo me indicaba que sentías lo mismo que yo y luego están las últimas horas, tus besos, tus caricias..._dijo levantándose de la cama donde seguía sentada. Se enrolló la sábana alrededor del cuerpo y se metió en el baño cerrando la puerta tras de sí.
Una vez en la ducha no pudo reprimir el llanto. Alejandro seguía sentado en la cama. Confuso con todo lo que estaba sucediendo. ¿Cómo era posible que Amanda pensara que él estaba enamorado de ella? No, no, él no quería nada serio ni con ella ni con nadie.Hasta él llegaba el ruido de la ducha que apagaba el llanto de Amanda. Le dolía en el alma saber que su amiga estaba mal. Sabía que aquello lo cambiaría todo. Ya nada iba a ser igual entre ellos y menos ahora que ella se iba.No, no quería perderla. Amanda era un pilar muy importante en su vida. No podía permitir que una relación de once años acabara así. Recogió su ropa que estaba a los pies de la cama y se vistió. Terminaba de vestirse cuando Amanda salió de la ducha. Se quedó mirándola. Había llorado. Su cara estaba enrojecida por el llanto. Le dolía verla así. Saber que Amanda estaba sufriendo por su culpa lo estaba matando. Amanda no lo miró. Recogió su ropa que yacía a los pies de la cama y la guardó en la maleta junto con el resto de sus cosas. Sólo dejó fuera el mismo vestido blanco con el que había venido. Ya no sentía mariposas en el estómago, debían haber emigrado a su cabeza porque estaba apunto de estallarle.
_Mandy, ¿te vas a ir?
_¿No esperaras que me quede como si nada hubiese pasado?
_Pero Mandy, tenemos que hablar.
_¿Hablar? No,Ale, ya está dicho todo. Yo te he abierto mis sentimientos y tú me has dejado bien clara tu postura. Me voy, no puedo quedarme como si esto no hubiese ocurrido.
_Mandy pero yo...
_¿Tú, qué, Ale?
_Yo no quiero perderte.
_Ale, yo no puedo seguir así. Necesito alejarme de ti. Me estoy haciendo daño a mí misma.
_Pero ¿podemos vernos antes de irme a Londres?
_Ale, no. Olvídate de mí por un tiempo. No me llames. No me busques. Necesito estar lejos de ti. Necesito olvidarme de ti.
_¿Quieres olvidarte de mí?¡No me jodas, Mandy!
_No, no de ti. Has sido demasiado importante en mi vida pero necesito dejar atrás estos sentimientos.
_Mandy, no quiero estar lejos de ti.
_Ale, por favor, déjame ir. Permíteme rehacer mi vida_dijo con lágrimas en los ojos._.Por favor, no me llames, no me envíes mensajes, ni correos. Todo ha sido culpa mía por ver cosas donde no las hay, por ver sentimientos donde no existían, por pensar que tú te sentías igual que yo. Adiós, Ale,despídeme de todos.
Amanda recogió sus cosas y salió de la habitación cerrando la puerta tras de sí mientras Alejandro estaba paralizado al otro lado. No salía de su asombro. No podía creerse lo que estaba ocurriendo. Amanda se estaba alejando de su vida y no estaba seguro que pudiera volver a recuperarla. No, no estaba dispuesto a verla desaparecer de su vida. Se puso los zapatos y salió de la habitación tras de ella. Bajó las escaleras corriendo y corrió hasta el parking pero Amanda ya estaba arrancando el coche. La llamó y corrió tras del coche mientras salía del hotel pero Amanda no paró. La llamó a gritos pero no paró. La llamó al móvil pero no contestó. Las lágrimas le nublaban la visión. No veía bien la carretera. Amanda no tuvo más remedio que parar en la primera estación de servicio. Un par de horas estuvo sentada en el coche sin poder dejar de llorar. Sabía que todo había acabado. Sabía que pasaría mucho tiempo hasta que ella pudiera volver a ver a Alejandro.
No pudo evitar que las lágrimas asomaran en sus ojos al recordar su último día juntos. _Nunca debí aceptar aquella relación. Debí haber parado cuando estuve a tiempo_dijo en voz alta acariciándose la barriga._.Pero, a pesar de todo, Diego, te juro que tu padre es maravilloso. Algún día lo conocerás, te lo prometo. Ahora no, no está preparado para esto. Necesita darse cuenta que todos evolucionamos. La verdad, Diego, nos podría sorprender con una llamada, con un correo, un sms. Sí, cosita, sé que yo lo puedo hacer pero necesito que esta vez la primera piedra la tire él aunque sólo sea por recuperar nuestra amistad.
Madrid, Enero 2009
_¿Me estás diciendo que Amanda está embarazada de Alejandro?_preguntó un sorprendido Joaquín. _¿Me estás diciendo que tu hijo va a ser padre, que nosotros vamos a ser abuelos, y Alejandro no nos ha dicho nada?
_A ver, espera. Amanda está embarazada, eso está claro, porque lo he visto con mis ojos. No podemos estar seguros que Alejandro sea el padre pero yo diría que sí. Ambos sabemos el tipo de relación que tu hijo y ella tenían y no sabemos qué pasó entre ellos el fin de semana que pasaron juntos. Yo creo que se pelearon por lo que fuera, imagino el motivo. Amanda es un libro abierto y no hacía falta pasar de la portada para saber que estaba enamorada de tu hijo.
_¡Y tu hijo de ella pero es que está imbécil! Te juro que me dan ganas de darle las bofetadas que nunca le di de pequeño.
_Sí, pero yo creo que él no sabe nada de nada. Se alejaron. No se hablan, seguro que por ese motivo, por el de los sentimientos de ella y ella no ha querido decírselo para no obligarlo a una relación.
_¿Me estás diciendo que no vamos a poder disfrutar de nuestro nieto?
_Sí, al menos por el momento.
_Pero, ¿no le vas a decir nada al mendrugo de tu hijo?
_No. Joaquín, tenemos que respetar la decisión de Amanda. Esto es algo que ellos deben arreglar por sí mismos por mucho que nos duela.
_A mí me gusta esa chica.
_Eso ya lo sé, por eso mismo, hemos de respetarla. Así que no podemos decirle nada a Alejandro.
_Muy bien. ¡Hay que joderse voy a ser abuelo!
****
Alejandro se dejó caer en el sofá. Cogió el mando de la televisión y comenzó a buscar por los diferentes canales. No había nada que le gustara. Apagó la tele y puso música. La cálida voz de Sade inundó el salón. Volvió a recostarse en el sofá. No sabía por qué pero llevaba todo el día pensando en Amanda. No lograba quitársela de la cabeza. Desde su conversación con Gustavo en fin de año era incapaz de quitársela de sus pensamientos. La seguridad de su amigo diciéndole que él estaba enamorado de ella, que nadie entendía cómo no se había dado cuenta, lo atormentaba noche y día. ¿Y si estoy enamorado de ella y no lo sé? pensó. No, no, eso es imposible,¿cómo no me voy a dar cuenta de mis propios sentimientos?. Alejandro se quedó mirando el móvil. Igual ya era hora de llamarla. ¿Cuánto ha pasado? ¡Una eternidad! Agosto, septiembre, octubre, noviembre, diciembre y estamos a mitad de enero. Cinco meses. ¿Le habré dado tiempo suficiente? Miró la hora. Las once.
_ No, no es hora de llamarla y menos cuando ni siquieras sabes qué decirle_dijo en voz alta dejando el móvil sobre la mesa._.Si ella no me ha llamado es porque necesita más tiempo o porque espera que des el primer paso, ¡imbécil! ¡Alejandro, eres gilipollas!¿Cómo es posible que no sepas si estás enamorado de ella? ¿Por qué todo dios piensa eso y tú no lo ves?¿Tienes alguna tara de nacimiento que te impide conocer tus sentimientos?
Valencia, Enero 2009
Amanda miró la hora en el móvil. Las once. Era hora de irse a la cama. No porque lo dijera el reloj sino porque su cuerpo se lo pedía. Volvió a mirar el móvil. Tenía la sensación que Alejandro la iba a llamar. Amanda, eres tonta, recuerda que tu sexto sentido no te funciona.pensaba mientras recorría a oscuras el pasillo que llevaba a su habitación. _Diego, ya conocerás a tu madre, pero ya te advierto que es un poco tonta. Se enamora facilmente de quién no debe, es de lágrima fácil y, eso sí, te quiere con locura_dijo entrando en la habitación que estaba destinada al pequeño._Diego, el próximo fin de semana comenzaremos a decorar esta habitación. He pensado que pintaremos un barco pirata en esa pared, seguro que te gustará. A tu padre le gustan las películas de piratas,seguro que a ti también te gustarán_comentó acariciándose la barriga. Amanda notó unas suaves patadas de Diego. No pudo evitar sonreír._Ale, no sabes lo que te estás perdiendo.Llámame, deberías estar disfrutando de esto.
Apagó la luz de la vacía habitación y tras pasar por la obligada visita al cuarto de baño se acostó. Diego parecía haberse animado con la voz de su madre y no paraba de moverse. Amanda notaba las cada vez más fuertes patadas de su hijo. Ahora que ella estaba en reposo él empezaba su fiesta nocturna. Se recostó sobre el lado izquierdo sin dejar de acariciarse la barriga._Diego, mamá tiene que descansar, que mañana hay que trabajar así que deja de jugar al fútbol y a dormir. Así me gusta_comentó al notar que las patadas eran cada vez más suaves. A pesar de estar cansada no podía dormir. No sabía por qué pero no era capaz de quitarse la imagen de Alejandro de la cabeza. Hacía días que no pensaba tanto en él pero ahora no era capaz de quitárselo de la mente._Alejandro, te doy dos meses más si en dos meses no has dado señales de vida, todo se habrá acabado_dijo cerrando los ojos.
Elva Marmed