Un equipo de estudiantes de investigación está mapeando el cerebro humano cuando accidentalmente matan a uno de ellos. El resto, al intentar reanimar a su colega, desatan una fuerza letal. Luchando por sus vidas, el equipo deberá contener al recién vuelto a la vida en el laboratorio antes de que se entere en el mundo entero.
Como deja bien claro la sinopsis, El efecto Lázaro es una obra que parte una premisa idéntica a Línea mortal, dirigida por Joel Schumacher e interpretada por Kiefer Sutherland. Una película caída injustamente en el olvido que plantea exactamente el mismo dilema moral que la obra de Gelb, el derecho sobre la vida y la muerte. Que casualidad.
Salvo su planteamiento mucho más escueto y por el cambio de rumbo que toma en el segundo tramo, podemos decir sin rasgarnos las vestiduras que estamos ante un encubierto remake de la película de Schumacher. En cuanto al desarrollo de la primera mitad del film, es calcado.
En su segundo tramo, la película cambia de género, pasamos de la ciencia ficción al terror. Supongo que Gelb no quería ser tachado de poco original al realizar una calca de Línea mortal. Pues bien, la cosa no mejora. Porque, la segunda mitad toma influencias de todo un clásico del género como es Carrie de Brian de Palma. Todo ello, aderezado con unas generosas y pomposas influencias del cine de posesiones y/o fantasmas actual.
Unas influencias modernas que no son de extrañar, teniendo en cuenta a su principal guionista, Luke Dawson, responsable del guión de Shutter (2008), enésima película de fantasmas. Títulada por aquí, Retratos del más allá.
El guión de Dawson se encuentra co-escrito por Jeremy Slater, cosa que no tranquiliza ni da lugar a una gran confianza sobre el resultado. Y es que Slater es el guionista del remake/reboot de Los 4 fantásticos, estrenado el pasado 2015. Film que con semejantes críticas que le cayeron, todavía no me he atrevido a ver.
A pesar de que el tándem de guionistas ni siquiera saben plasmar bien las ideas ‘prestadas’ con la suficiente consistencia y personalidad, Además, de no ofrecer nada que no hayamos visto antes, la película se sustenta bastante firme y por si sola en el primer tramo. Incluso, me estaba gustando bastante. Pero su drástico cambio de rumbo, empeora el resultado. Evaluando la propuesta en su totalidad, me parece una película que va de más a menos saltando escalones de dos en dos.
Olivia Wilde (Tron: Legacy) se enfunda la piel de Zoe, la principal protagonista. Su interpretación está dentro de lo correcto, aunque su cambio de registro de victima a ejecutor se me antoja muy sobreactuada.
Mark Duplass (Seguridad no garantizada), es la otra mitad del reparto que da sentido a la historia de amor con precisas pinceladas de ciencia ficción al principio y brochazos de terror al final.
Evan Peters (X-Men: Apocalipsis) tiene un papel secundario poco relevante en la historia, quizás lo más significativo, es verlo como el friki del grupo de científicos. Sarah Bolger (Las crónicas de Spiderwick) es el personaje que pone el punto de sensatez en los momentos más descontrolados.
En cuanto a la banda sonora de Sarah Schachner, adereza el conjunto con los golpes de efecto sonoro tan conocidos por el aficionado, que ya no se sobresalta con el viejo truco.
Y por último, cabe mencionar que el diseño de producción y algunos de sus efectos (no todos), es lo mejor de lo que puede hacer gala el film. Es una lástima, al empezar promete mucho más.