Su historia podría ser la de la persecución de un sueño. Muy jovencita se enamoró de la danza y me gusta pensar que la danza de ella, porque no hay más que verla bailar para pensar que realmente es una hija de Terpsícore... No fue hasta muy tarde, cuando para la enseñanza reglada ya eres muy mayor para empezar- que pudo inicar estudios de danza; pero ella nunca se rindió. Con sacrificio y esfuerzo se formó, trabajó incansablemente para alcanzar su sueño de ser bailarina y finalmente lo consiguió.
Hoy viendola girar entre la seda de sus abanicos y el encaje de su falda mi corazón saltaba de alegría. Porque vi en ella reflejada la imagen de muchas mujeres que también quieren plasmar sus sueños y que tal vez no se atreven porque alguien les ha dicho que no pueden, que son mayores, que no tienen talento, que son tonterías o que en la vida hay que ser más práctica. Yo les digo que sí que pueden. Que los sueños se pueden cumplir si tenemos la suficiente fuerza de voluntad para perserverar. Que a veces el camino es más difícil de lo que habíamos pensado, pero que en la dificultad está el mérito. Y que nadie nos puede decir si nuestros sueños son o no importantes, porque son nuestros y los hemos soñado.
Hoy quiero dedicar esta reflexión a todas las mujeres que se atreven a soñar. Y a todos los hombres que las apoyan y animan. Porque en un mundo ideal, no debería haber un día dedicado a las mujeres ya que todos los días, serían el día del ser humano. Pero esto es tema de otra reflexión...
A todas las mujeres de mi vida, ¡Feliz Día de la Mujer!