Hace un tiempo os decía que uno de mis principales objetivos para este año, era viajar lo máximo que pudiera. De ahí que nos hayamos propuesto organizar una escapada cada dos meses, a veces de fin de semana y otras a poder ser, más largas. Si lo conseguimos o no, lo iréis notando con las publicaciones que vaya haciendo en este blog. Y para cumplir con esto que os cuento, decidimos escaparnos a Viena el primer fin de semana de febrero. Una ciudad que tenía pendiente desde hace muchísimo tiempo y que me sorprendió para bien. Y para sorpresa, el hotel donde nos alojamos. Se trata de un lugar acogedor que derrocha estilo, y que nos enamoró en todos los sentidos. Por si os interesa, se llama Hotel Grand Ferdinand Vienna (Schubertring 10-12) y podéis reservarlo aquí o simplemente pasaros a inspiraros. Está situado en pleno centro y sus puntos fuertes son su diseño y estilo decorativo, así como su increíble desayuno. Lo sirven en la azotea del edificio (foto 12), con unas vistas en panorámica sobre la ciudad que como mínimo te abren el apetito. Mira las fotos que te muestro a continuación, y dime si te parece un lugar idílico o no.
Nada más dejar nuestro equipaje en el hotel, nos fuimos a pasear por el centro de la ciudad disfrutando del anochecer. Nuestro objetivo no era otro que llegar hasta la plaza Stephansplatz. Justo es en ella, donde se levanta una impresionante catedral gótica llamada Domkirche St. Stephan (foto 1). Lo que la hace especial es que tiene el tejado cubierto de azulejos de colores, sin hablar de su impresionante interior en el que predominan los estilos barroco y gótico. Algo interesante es que fue allí, donde se casó y se celebró el funeral del músico Mozart. Justo enfrente de esta, se encontraba nuestro segundo objetivo: el Bar Onyx (Stephansplatz 12). Es un lugar con muchísimo estilo que está situado en una de las plantas de arriba del DO & CO Hotel Vienna. Ofrece unas de las mejores vistas sobre el casco antiguo de Viena, pero ya os adelanto que disfrutarlas tiene su precio. Si os entra el apetito y se os apetece comer algo rico que no suponga un descalabro para vuestro bolsillo, os recomiendo pasaros por Trzesniewski (Dorotheergasse 1). Se trata de un local a unos pocos minutos a pie de allí, y donde sirven una especie de tostadas untadas a base de huevo cocido y otros ingredientes. Ahí donde lo veis, este modesto local tiene más de cien años de tradición en Viena. Os aseguro, que estos canapés están riquísimos. Mejor os sabrán, sino rechazáis esa cervecita y ese vaso de agua de tamaño muy pequeño, que os servirán como acompañamiento (foto 7).
Algo que me llamó mucho la atención fue la calle comercial Graben. Además de preciosa, es peatonal y en ella encontraréis todo tipo de tiendas, cafeterías y comercios. El edificio de la Ópera de Viena, el famoso Hotel Sacher o la Escuela Española de Equitación también están alrededor de ella. Pero si con algo disfruté mi primera mañana en Viena, fue visitando su Museo de Historia del Arte (fotos 8 y 9) conocido como Kunsthistorisches Museum (Maria-Theresien-Platz). Tanto el interior del edificio como sus colecciones de arte, te dejarán con la boca abierta. Sin hablar, de su cafetería dispuesta debajo de su impresionante cúpula (foto 10). Tómate un respiro y disfruta de un trozo de la famosa tarta austríaca Sacher (en alemán, Sachertorte) y un Melange (café con leche), sentado en alguno de sus bancos rojos aterciopelados. Descanso más que necesario después de estar horas y horas recorriendo sus salas llenas de obras de arte clásico, sus colecciones de antigüedades del mundo griego, romano y egipcio, así como su gabinete numismático. Hazme caso, porque te aseguro que si visitas cada uno de los lugares de los que te estoy hablando, tu viaje quedará más que amortizado.
Viena es una ciudad impresionante, llena de calles adorables (foto 6), tranvías antiguos y edificios imperiales (foto 5). Pero en este caso y debido a que hacía bastante frío, nos dedicamos a hacer planes de interior y optamos por una escapada en plan comodón. Vamos, que lo que encontraréis en mi guía personal de la ciudad serán mayormente cafeterías, restaurantes y museos. Si algo os recomiendo, es que no os marchéis de Viena sin visitar un restaurante tradicional donde sirvan especialidades austríacas. Os recomiendo Meissl & Schadn (Schubertring 10-12), situado en la planta baja del hotel que al inicio os recomendé. Su especialidad es el escalope con ensalada de patata, conocido como Wiener Schnitzel que incluso podréis ver cómo preparan. No os preocupéis si no soléis comer carne, porque también sirven platos vegetarianos deliciosos. Os recomiendo su Rote Rübentascherl y como no, de postre su Apfelstrudel. Quién sabe, quizás este restaurante os guste tanto que os pase como a nosotros, y decidáis cenar en él noche tras noche (fotos 10 y 11).
Y hasta aquí ha llegado el post de hoy. Espero que os haya gustado y sobre todo que os haya inspirado. No olvidéis que podéis consultar mi guía de Viena al detalle y en movimiento, en las stories destacadas de mi perfil de Instagram. ¡Estoy segura de que os va a encantar! ¿Qué me decís? ¿Ya conocéis Viena? Si es así, ¿qué es lo que habeís visitado? ¿Os ha gustado? No os preocupéis si os habéis quedado con ganas de más, porque la próxima semana os seguiré contando más cosas acerca de esta increíble ciudad.
¡Espero impaciente vuestros comentarios! Y como siempre os espero en Twitter e Instagram, donde comparto mi día a día y un montón de recomendaciones más. Y si te gustan tanto mis looks como mi estilo decorativo, pásate por mi perfil de 21 Buttons desde donde los podrás comprar.
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