Desde la estación Vien Meidling tomamos la línea U6 del metro hasta Währinger Strabe, la parada más próxima a nuestro hotel. Acomodadas las maletas, salimos decididas a perdernos por la ciudad. En cuanto pones un pie en Viena ya percibes la majestuosidad de esta urbe. Apenas a 200 metros del hotel ya nos topamos con la extraordinaria Iglesia Votiva, impresionante templo de estilo neo-gótico.
Continuamos nuestro recorrido por la Ringstrabe, y no dejamos de asombrarnos con los imponentes edificios que vamos encontrando a cada paso, el Burgtheater (Teatro Imperial), el Rathaus (Ayuntamiento), el edificio del Parlamento y el del museo de Historia Natural entre otros.
Nos dirigimos al Hofburg, el palacio más grande de Viena y el más visitado. Un colosal complejo de edificios, jardines y museos que es además la sede de la actual Presidencia de la República.
Muy cerca de aquí visitamos la Iglesia Minorita, llamada también iglesia nacional italiana de Nuestra Señora de las Nieves. Esta iglesia del siglo XIII alberga numerosos tesoros, entre ellos una réplica en mosaico de La última cena de Leonardo Da Vinci, obra de Giacomo Raffaelli.
Terminamos nuestro primer día en Viena paseando por el Wolksgarten (Jardín del pueblo).
Día 2
Sabíamos que en la Iglesia de los Agustinos se celebraban conciertos de música sacra con orquesta y coro, especialmente en su misa dominical, así que esa mañana de domingo nos dirigimos de nuevo hacia el Hofburg con la intención de disfrutar de uno de ellos y desde luego fue una elección de lo más acertada. Maravilloso concierto en un marco espléndido.
Tras el concierto nos dirigimos al Albertina, magnífico museo al que dedicamos el resto de nuestra mañana.
Al salir nos acercamos a “La puerta de la violencia”, impactante monumento conmemorativo contra la guerra y el fascismo que se encuentra a pocos metros.
Justo al lado del museo se sitúa uno de los kioskos tradicionales vieneses de venta de salchichas y embutidos típicos. Este puesto de salchichas Bitzinger está considerado como uno de los mejores de Viena y a nosotras nos va a servir en este caso como restaurante improvisado donde reponer fuerzas antes de proseguir con nuestra ruta. Es casi obligado tomar una de estas estupendas salchichas si viajáis a esta ciudad , ah! y no dejéis tampoco de probar los típicos “pretzel”.
Iniciamos la tarde visitando la imponente catedral de San Esteban, el símbolo de Viena. Yo os recomiendo una de las numerosas visitas guiadas que ofrecen en su interior. Especialmente atractivo y que compensa por precio, es el tour que incluye audio guía, visita a las catacumbas, las dos torres y el tesoro.
Y por supuesto, en vuestro viaje a Viena, tampoco puede faltar una visita al Café Sacher para degustar su famosísima tarta acompañada de un exquisito café vienés. Un pequeño placer al que no debéis renunciar, merece la pena totalmente, sobre todo si sois “chocoadictos” como yo! :D
Aún relamiéndonos con el sabor dulce en la boca, nos encaminamos al Palacio Palffy, famoso por ser el lugar donde Mozart interpretó un concierto, junto con su hermana Nannerl, cuando éste contaba tan sólo con 6 años de edad, y donde su ópera Las bodas de Fígaro fue representada por primera vez en el así llamado "Hall o Sala Fígaro". En la actualidad es el centro cultural austriaco y entre otros eventos, se celebran conciertos casi todos los días. Una forma estupenda de terminar este día intenso.
De vuelta al hotel paramos a cenar en el restaurante “Cantinetta” y luego disfrutamos de un paseo nocturno por el Ringstrabe, admirando el modo en que iluminan aquí los principales edificios.
Día 3
Tenemos muy claro como vamos a emplear el tiempo de nuestro tercer día en Viena. Dedicaremos la mañana a visitar en profundidad los palacios Belvedere y después de comer nos dirigiremos a la ópera estatal para guardar los 90 minutos de cola necesarios para conseguir así una de las llamadas “entradas baratas” del auditorio.
Tenemos un buen trecho de camino por delante pero estamos más que acostumbradas a caminar y por eso decidimos prescindir del transporte público. Pasamos de nuevo por el Hofburg y nos detenemos un rato ante las magníficas fuentes que flanquean la impresionante fachada.
Al llegar a la Schwarzenbergplatz, nos encontramos con el Monumento conmemorativo a los Héroes del Ejército Rojo, que recuerda a los 17 mil soldados soviéticos que murieron en la batalla de Viena en la segunda guerra mundial.
Monumento a los héroes del Ejército Rojo
Llegamos, por fin, a los palacios del Belvedere, la que fue residencia veraniega de Eugenio de Saboya y que son hoy en día espléndidos museos. El conjunto está formado por dos palacios unidos por un enorme jardín francés de tres niveles.
En el bajo Belvedere se expone fundamentalmente arte barroco, pintura austriaca de los siglos XVII y XVIII y esculturas.
El alto Belvedere alberga una excepcional colección de arte austriaco que abarca desde la Edad Media hasta el presente, y la mayor colección de Gustav Klimt del mundo. Aquí se expone el famosísimo “Beso” de Klimt y también obras de Egon Shiele y bastante pintura impresionista entre otros atractivos.
Después de comer y de repetir café en el Sacher damos un paseo por el Burggarten, los que fueron jardines privados del Emperador Francisco José I, y que se convirtieron en públicos en 1919, mientras hacemos tiempo para acercarnos a la ópera y formar una cola ordenada y civilizada para adquirir las entradas.
Algo menos de dos horas después y tras desembolsar tan sólo 4 euros, nos dirigimos más felices que perdices a ocupar, bajo el palco imperial, una de las localidades de pie del auditorio. Conseguimos plaza en primera fila y la reservamos dejando un pañuelo en “nuestro sitio”. Es un buen sistema, que te permite volver 15 minutos antes de que comience la función con la tranquilidad de que “tu” sitio será respetado.
Esta tarde disfrutaremos de Gioachino Rossini y su “L’Italiana in Algeri”
Qué maravilla y cuanto nos hemos reído !!! :D
Terminamos este fantástico día cenando a cuerpo de rey en el restaurante Leupold, os lo recomiendo, se come de maravilla y a buen precio. El Wiener Schnitzel o escalope vienés, el mejor que he tomado en mi vida! y de postre el Palatschinken, (especie de crêpe) relleno con nueces y miel y con crema de chocolate por encima… para chuparse los dedos!
Día 4
En nuestro último día en Viena empleamos buena parte de la jornada visitando el palacio Schönbrunn, el Versalles vienés. Para llegar a él tomamos el metro de la linea U2 hasta Karlsplatz y luego la línea U4 hasta Schönbrunn.
Yo os recomiendo que adquiráis la entrada con audio-guía y visitéis relajadamente las 40 habitaciones del palacio, merece la pena.
Y por supuesto, sus magníficos jardines.
En un terreno de los jardines del Schönbrunn se ubica también el zoológico de Viena. Fundado en 1752, es el zoológico más antiguo del mundo.
Apuramos nuestras últimas horas en esta impresionante ciudad paseando por el Museumsquartier.
Nos dirigimos después a la llamada “U” de oro, un recorrido que se extiende por las callejuelas que llevan desde el palacio imperial Hofburg , hasta llegar a las calles peatonales Graben y Kärntner Strasse. Aquí se ubican las tiendas más lujosas y exclusivas de las grandes firmas.
Y terminamos nuestra aventura asistiendo a un concierto de música sacra en la hermosa iglesia de San Pedro.
En el apartado de las recomendaciones, quiero hacer mención de nuestro alojamiento, el hotel Am Schottenpoint, excelente relación calidad/precio. Perfecta localización, al lado de la iglesia Votiva y a 15 minutos a pie del Hofburg, y agradecer la atención y amabilidad de Lotfi en la recepción.
Y en el apartado de las dedicatorias esta entrada va para Silvia. Siempre recurro a ella cuando preparo un viaje y sus recomendaciones y consejos son inestimables. Cuanta información interesante se atesora en esas “moleskine” que confecciona en sus viajes y de la que luego nos aprovechamos todos!, jejeje. Bicos guapa :D
Viena, una ciudad monumental y muy hermosa que nos ha fascinado. Al día siguiente tomaríamos un tren con destino a Budapest, pero esa es otra historia que merece un post aparte y que os contaré en breve ;)