Si hay un lugar donde me iría sin pensarlo dos veces, ese sería la Provenza francesa. Y más ahora, en primavera. Lo visité el verano pasado, ya que formaba parte de mi viaje de carretera entre Asturias y Berlín 2023. Concretamente, visitamos el pueblo Mazan y nos alojamos en un palacete convertido en hotel de lujo. Se llama Château de Mazan y si algo destaca en él, son sus jardines e interiores. ¡Realmente inspiradores!
El viaje hasta llegar al hotel Château de Mazan fue muy agradable, disfrutando de unos paisajes diferentes a lo que hasta entonces conocíamos de Francia, pues era nuestra primera vez en la Provenza. Llegamos por la tade, justo a tiempo para descansar un poco antes de cenar. La habitación era pequeña, pero muy mona y confortable. En su restaurante cenamos un menú riquísimo que sin duda, fue la mejor cena del viaje. Y además, en un entorno muy acogedor con vistas al jardín y a la piscina. Me gustaría mucho repetir la experiencia, pero quedándome más tiempo para poder explorar los alrededores llenos de viñedos y campos de flores. Y lo mejor de todo, es que en el hotel admiten mascotas.
Al día siguiente y tras desayunar, visitamos los alrededores del hotel y me entretuve acariciando algún que otro gato de las casas de al lado. Mazan es un pueblín con mucho encanto que se puede recorrer en unos minutos a pie y se encuentra en la región de la Provenza-Alpes-Costa Azul. Todas sus casas están muy cuidadas y sus fachadas parecen como sacadas de una película romántica francesa. Si hay algo que me gusta hacer en Francia, es visitar sus panaderías. Dicho y hecho, nos pasamos por Perlinpainpain (266 Av. de lEurope) para comer un Éclair y de paso, comprar pan recién hecho para el pícnic del día.
Algo que no te puedes perder si visitas Mazan, es la tienda Au comptoir du Ventoux (252 Av. de lEurope). Es de esas, con las que sueñas tener cerca de casa para bajar a comprar verduras de temporada, quesos de la zona y productos a granel. Conmigo se vinieron unos cuantos saquitos, botes de miel y jabones. Todo ello de lavanda, pues es una de las cosas más típicas de la Provenza, usándola tanto gastronómica como decorativamente. Además, durante los meses de verano se pueden ver y visitar campos de lavanda. Algo que siempre quise hacer, pero que nos lo perdimos porque era septiembre y ya la habían recogido. Otro souvenir que te puedes llevar de la Provenza, es jabón de Marsella.
Fue una escapada relámpago, pero que pude aprovechar muy bien. Por cierto, cuando dejamos Mazan y a aproximadamente treinta minutos de distancia del hotel, encontramos un centro comercial en medio de la nada con tiendas y cafeterías que me gustaron mucho. Se llama Centre Commercial Les Vignes à Orange y está cerca de Orange, por si te pudiera interesar parar para almorzar, hacer algunas compras o llevarte un café.
¡Y hasta aquí ha llegado el post de hoy! Ya me contarás qué te ha parecido Mazan y el hotel donde me alojé. También me encantaría saber si ya conoces la Provenza francesa o te gustaría visitarla.
Puedes reservar tu estancia en el Château de Mazan, aquí mismo.
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