Las risas resonaban por todo el apartamento, lo cual tampoco era difícil, apenas llegaba a los treinta metros cuadrados. No podían parar de reír. Se sentían tan bien. ¿Por qué no podían estar siempre así? Se complementaban a la perfección, Roberto comenzaba una frase y Raquel la terminaba y viceversa, a cada cual se le ocurría la idea más loca.
?Bueno, ¿me vas a dar un rato de tregua? Aunque sea para hacerle una visita al baño o?
?¿O qué? ?Lo interrumpió Raquel.
?O tendremos un problema.
?¿Cuál? ?preguntó sin poder evitar la risa.
?El colchón quedará inservible.
?¿Inservible?
?Sí, me estoy meando desde antes de llegar a tu casa pero la niña no me ha dejado tiempo ni para ir al baño.
?¿Ahora la culpa es mía?
?Hombre, ¿a quién se le ocurre recibirme de esa guisa? Si por lo menos hubieses llevado braguitas color caca. ?Bromeó levantándose de la cama.
?Ja ja ja, al final terminaré por comprarme unas.
?¡Capaz te creo! ?Gritó desde el baño.
?¿Lo dudas? ?Preguntó sin poder parar de reír.
?No, eso es lo malo que no lo pongo en duda. ?contestó mientras se lavaba las manos. ?.Te creo muy capaz de tirar el dinero tontamente en unas bragas anticlímax total.
?Ja ja ja, eres un exagerado. Hay de todo, otra cosa es que a ti no te guste el color pero es el más apropiado cuando la ropa se transparenta.
?¿Cuándo la ropa se transparenta? A ver, a ver? esto está cambiando de color. ?contestó metiéndose en la cama. ?. ¿Qué es eso de las transparencias?
?Así que ahora te interesa. Ya no son braguitas color caca.?bromeó ?. No imagines nada raro o exagerado, que te estoy viendo venir. Hablo de una transparencia sutil, por ejemplo, un pantalón blanco de lino, unas braguitas maquillaje son ideales. A no ser que seas tan hortera de llevar un tanga negro y mostrárselo a todo dios. Y quien dice negro dice cualquier otro color, porque bajo el lino se va a ver igualmente.
?Oye lo que uno aprende a estas horas de la madrugada.
?Ves, así dice el refrán: nunca te irás a dormir sin haber aprendido algo nuevo.
?¿Y nosotros vamos a dormir? ?preguntó besándola en la clavícula.
?Luego, no te quejes mañana de no haber dormido.
?¿Crees que he venido hasta Londres para dormir?
?¿Ah, no? ¿Entonces para qué?
?A tomar el té de las cinco ya te digo yo que no?
_Ni a dejarme dormir_apuntó entre beso y beso Raquel.
_¿Quieres dormir?
_¿Y tú qué crees?
_Yo diría que no_le susurró al oído antes de volver a besarle el cuello.
El sonido del móvil los despertó. El teléfono de Raquel sonaba sin cesar. Raquel se levantó sobresaltada. Ya no recordaba ni qué día era ni con quién compartía cama. Corrió a contestar. Nada más coger el móvil recordó la noche anterior. Valerie, ella la llamaba.
_¿Te he despertado?_preguntó Valerie nada más escuchar el good morning de su amiga. _Igual trabajaste hasta tarde y te he despertado.
_No, no, me acosté tarde pero no por eso y bueno, no pasa nada. ¿Qué hora es?_Preguntó comenzando a sentirse incómoda por no llevar nada de ropa encima. Raquel, no seas tonta, Valerie no puede verte, pensaba mientras escuchaba a su amiga.
Raquel se asomó la cabeza por el biombo, que separaba el salón de su dormitorio. Roberto se desperezaba en la cama. Sonriéndole nada más verla. Raquel sintió unas ganas tremendas de colgar el teléfono y volver a su lado. Aquella sonrisa la desarmaba por completo.
_¿Siempre te paseas desnuda por la casa?_ Bromeó Roberto haciéndola ruborizarse y perder el hilo de la conversación.
_Entonces, ¿contamos contigo?
_¿Qué?_ Nada. No se había enterado de nada. _Perdona, Val, ¿contar conmigo para qué?
_Vaya, veo que sigues medio dormida.
_Sí, apenas hemos dormido. _Aclaró mientras caminaba de vuelta a la habitación y recogía la camiseta del suelo bajo la atenta mirada de Roberto. Sostuvo el teléfono con el hombro y la oreja, haciendo equilibrios para que no se le cayera mientras se ponía la camiseta. Roberto la contemplaba divertido mientras se vestía.
_¿Hemos? ¿Quién está contigo? ¿Fran? ¡Fran ha pasado la noche contigo?
_No, no... pero ¿qué dices? ¿De dónde sacas esa idea? No estoy con Fran._dijo mientras notaba la risueña mirada de Roberto. _. Roberto. Anoche vino Roberto. No, no te lo había dicho porque no lo sabía. Vino de sorpresa. ¿Qué? Sí, obvio, cambio de planes. No, ya no pasaré el fin de semana escribiendo. Ja ja ja... ¿qué? No lo sé. ¿A dónde vais a ir? Espera un momento..._Raquel se alejó el teléfono de la boca._¿te apetece ir de picnic a Hyde Park?_Le preguntó a Roberto._Valerie, te llamo ahora y te digo. Ok...ok...
Raquel dejó el móvil sobre la mesilla de noche y gateó por la cama hasta llegar a la altura de Roberto. Nada más tenerlo frente a ella lo besó apasionadamente.
_Buenos días.
_Buenos días, señorita. Así que Valerie se pensaba que estabas con Fran_comentó divertido_, ¿hay algo que debería saber?
_Sabes que no. ¿Acaso piensas que me lío con Fran cuando tú no estás?
_Sé que no pero me gusta picarte.
_Supongo que lo diría porque ayer me acompañó a casa pero porque queda de camino a la suya.
_Raquel, no tienes que justificarte.
_No me justifico.
_Bueno, entonces ¿picnic en Hyde Park?
_¿Te apetece? Si no te apetece no vamos.
_Me apetece estar contigo. Aquí, en Hyde Park o dónde sea._comentó volviéndola a besar.
_Roberto.
_Uy, no me ha gustado ese tono. ¿Qué pasa?
Raquel se sentó frente a él.
_¿Qué pasa?_Repitió Roberto.
_¿Crees que esto es una locura?
_¿El qué?
_Esto... lo nuestro, lo que quiera que sea esta relación..
_Raquel, locos ya estábamos un poco, ¿no crees?
_Roberto, hablo en serio.
_Y yo, ¿qué pasa? ¿Qué quieres que te diga? Sí, es de locos. Tenemos un porrón de kilómetros que nos separan pero tiene su cosilla, ¿no?_dijo sentándose frente a ella.
_Te echo mucho de menos cuando no te tengo a mi lado. Y eso es horrible.
_Así que me echas de menos. Preciosa, es que soy irresistible._dijo mientras la rodeaba con sus piernas y brazos._. ¿A qué viene esto ahora? ¿No estoy aquí? Tú me echabas de menos y yo he venido a ponerle solución. Dentro de dos semanas estarás en Madrid. Sí, no nos vemos cada día pero así no nos da tiempo a pelearnos.
_Visto así..._contestó antes de que la besara._ ¿por qué nos pelearíamos?
_Uff...porque a ti te daría por ponerte braguitas color caca de ese...
_Ja ja ja, ¿por qué me iba a dar a mí por ahí?
_Porque eres un bicho venenoso y lo harías por chincharme.
_Y...
_No, señorita, se acabó estar atormentándonos con esta situación. Hemos de vivir el momento, ya sabes carpe diem. El tiempo dirá adónde nos lleva esto. Ahora nos lleva a un sitio concreto.
_¿Hyde Park?
_Eso dentro de un rato. Ahora a otro un tanto más cerca_dijo quitándole la camiseta._. No entiendo para qué te pusiste la camiseta.
_Para darte algo de trabajo_contestó entre beso y beso.
****
Henry había divisado a Raquel y Roberto. Sonrió. Aquella pareja le gustaba. No sabía por qué. Bueno, sí, en su larga trayectoria como músico callejero ellos habían sido la primera pareja en bailar mientras él tocaba. Además desprendían un halo especial. No los conocía pero le gustaban. Dejó de tocar aquella pieza de jazz de la que apenas había interpretado unos acordes para hacerles un guiño de complicidad. It had to be you, de alguna forma aquella era su canción para ellos.
Raquel y Roberto se miraron sin poder evitar la risa. ¿Estaban predestinados a encontrarse con aquel músico? Sin duda alguna no sabían a dónde les conducía su relación pero tenían una canción. Roberto se detuvo haciendo que Raquel tuviera que hacer lo mismo. Henry les sonrió sin dejar de tocar su saxofón. Roberto miró a los ojos a Raquel mientras la agarraba de la cintura y la cogía de una mano.
_No podemos defraudar a nuestro músico particular_le susurró al oído mientras Raquel le seguía el ritmo.
_Esto se está convirtiendo en una costumbre. Yo nunca había bailado en la calle.
_¿Acaso crees que yo sí?
_¿No es tu manera de ligar?_ preguntó Raquel sonriente.
_Uhm, ¿crees que funcionaría?_ preguntó antes de besarla.
Un corrillo se había formado alrededor de Henry, Raquel y Roberto. Una par de parejas los habían emulado y bailaban junto al músico para sorpresa de éste. Nada más acabar de tocar todo el mundo empezó a aplaudir. Henry saludó encantado por aquellos aplausos.
_Eres realmente bueno, muy bueno_le comentó en inglés Raquel._. Ya comienzo a creer que estamos predestinados a encontrarnos.
_Me traéis suerte. Al final tendré que pagaros para que bailes mientras toco.
_Ja ja ja, igual podríamos cambiar de trabajo._bromeó Raquel.
_Bueno, pareja, un placer haberlos visto. Hacéis muy buena pareja pero ¿tu chico no vive aquí, verdad?
_No, él vive en Madrid. ¿Cómo lo sabes?
_¿Qué ocurre?_ preguntó Roberto que sólo pillaba retazos de la conversación.
_Ahora te cuento.
_Fácil, él no habla inglés, si embargo, tú te manejas como pez en el agua.
_Gracias.
_Bueno, nos seguiremos viendo. Un placer...
_Henry, me llamo Henry.
_Un placer Henry. Me llamo Raquel y aquí el bailarín es Roberto.
_Eh, sí ese soy yo_ acertó decir en inglés Roberto._. Tocas muy bien.
_Gracias, Roberto. Hora de seguir tocando. Bye.
_Bye.
Helen comenzó a hacerles señas al verlos acercarse. Ellos eran los únicos que faltaban por llegar. Ya habían llegado todos: Valerie y David, Helen y Richard y Fran, el cual sonreía a pesar de la desilusión al enterarse que Roberto había vuelto. No sabía por qué se sentía atraído por Raquel pero le había gustado nada más conocerla. Conocía aquella relación pero también sabía que aquello era algo complicado. La distancia no es la mejor aliada para una relación así que no perdía la esperanza de poder hacerse un hueco en la vida de Raquel. Claro que si aquellas visitas de fin de semana se convertían en algo habitual ya no lo tendría tan fácil.
_¿Qué tal Roberto? No esperábamos tenerte este fin de semana por aquí._ dijo David.
_Ni yo lo pensaba_apuntó Roberto._. Decisión de última hora. Una oportunidad de viaje que no pude evitar y darle una sorpresa aquí a la niña.
_¡Tú sí que sabes cómo dar una sorpresa!_ exclamó Helen levantándose para darle un par de besos.
_¡Y tanto!_ dijo Raquel_ No pensé encontrármelo al otro lado de la puerta cuando me tocó anoche. De hecho, pensé que era Fran para decirme algo.
_¿Yo?
_Sí, acabábamos de despedirnos hacía un par de minutos y creí que habías olvidado decirme algo.
_No, no era yo_respondió Fran mirándola a los ojos.
Elva Marmed