Puente romano sobre el camino portugués este mismo otoño
La otra réplica que más utilizo es “en primavera”, siempre huyendo de las aglomeraciones del verano, de los meses más crudos de un invierno que cada vez es más suave.
Razones para caminar en otoño
Las primeras semanas del otoño son especialmente benévolas con el viaje nómada de un peregrino. Razones existen y muy variadas, aunque aquí sólo voy a citar algunas procedentes de mi vivencia personal:Horas de luz
Los días aún son largos respecto a las noches; nada que ver con el verano, pero aún podemos aprovechar la luz del sol que en el Camino de Santiago es un aliciente indiscutible.Paisaje otoñal del Camino de Santiago
Un clima de lo más benigno para caminar
La temperatura es posiblemente tu mejor aliada para caminar sin los sofocos del verano, ni las heladas del invierno.Frío el justo, calor del más agradable, tu cuerpo no sufre los rigores de los meses más extremos, aunque no podemos confiarnos en los meses de noviembre y diciembre, donde nos puede caer la del pulpo.
El “veroño”
En otoño aparece mi mejor momento del año para caminar: el veranillo de San Miguel –a finales de septiembre– donde las temperaturas vuelven a subir, creando una atmósfera muy agradable para hacer de peregrino.Pequeño puente de madera sobre el Camino de Invierno
Tampoco hay que olvidar que el otoño es largo, y pasado el mes de octubre, regresa el otoño más riguroso con bajadas de las temperaturas y nieve en los tramos más altos del Camino de Santiago.
Mucho cuidado con el Camino Primitivo, o el Francés en los Pirineos, Montes de León y puertos de paso de montaña.
El efecto visual
Los colores del otoño no tienen la viveza tonal de la primavera, sin embargo casi nadie duda de la belleza subyugante de un paisaje otoñal.Hileras de árboles de hoja caduca al lado del Camino de Invierno
¿Acaso no echas de menos esa hilera amarilla de chopos señalando el cauce de algún río?
El ambiente peregrino
Bien es sabido que tras las apreturas del verano llega el relajante otoño. Y esto se plasma en el ambiente.El número de viajeros y turistas del Camino decrece, aunque quizá –ésta es sólo una impresión personal– la cantidad de peregrinos auténticos crece.
El resultado es una ruta menos poblada y a la vez más transitada por peregrinos en pos de conocer la tumba de Santiago el Mayor; por resumir, menos cantidad pero más calidad.
Corredoira sobre el Camino Portugués este otoño
¿Quieres experimentar entonces el mejor ambiente peregrino posible? Vente al Camino de Santiago en otoño, escoge una buena compañía –o la compañía te escogerá a ti– y ábrete a tus nuevas experiencias.
Todos estos cambios tan positivos debidos al otoño, también tienen sus consecuencias a la hora de preparar tu próximo Camino de Santiago.
No son muchas las variaciones, pero haberlas haylas, –como las meigas– y por tanto debemos contar con ellas para convertirlas en tus mejores aliadas y sacar buen rédito de todas ellas.
La mochila otoñal
Si tienes que hacer el petate y lanzarte al Camino de Santiago, conviene repensar qué vas a meter en tu mochila de cara al otoño.En su día escribí un completo post sobré cómo hacer tu mochila para el Camino de Santiago, donde puedes encontrar información detallada al respecto, y útil para tu otoño.
Mochilas preparadas para la lluvia en el Camino Lebaniego
Por lo tanto hoy sencillamente, voy añadir un puñadito de apuntes a tener en cuenta, sobre todo si vas a afrontar el viaje durante esta estación del año.
Voy comenzar por las prendas que deben ir dentro de la mochila, o al menos puestas encima con el correspondiente recambio al terminar tu etapa.
Para ordenar mejor mis ideas, voy a repescar la teoría de las tres capas que todo buen senderista se supone que debe conocer.
Una primera en contacto con la piel que absorba y traslade la humedad fuera de tu cuerpo:
Una camiseta interior aún no demasiado gruesa que fomente la traspiración de tu cuerpo. El tejido Polartec es mi elección para el otoño: ligereza, abrigo y transpiración son sus argumentos.
Un segunda capa que retenga el calor corporal e impida su disipación hacia el exterior:
Un forro polar ligero que mantenga tu cuerpo caliente a la vez que elimina el exceso, resistente a las abrasiones del exterior, incluidas el rozamiento de las cintas de tu mochila.
El Polar Stretch es mi “tecnología favorita”, más fina, ajustada a tu cuerpo y mucho más transpirable. Te permite más libertad de movimientos y no te hace sentir como si estuvieras embutido en neopreno.
Y una tercera capa que te proteja de las inclemencias del tiempo y del medio en el que te encuentras:
El chubasquero, o el poncho en su defecto, es mandatorio para esta tercera capa. No puedes correr el riesgo de mojarte con el frío exterior rondándote.
Llevar un comedido lote de recambios es mandatorio. Recuerda que las oportunidades para secar tu ropa lavada al sol de otoño, no se van a prodigar en esta estación del año.
Quizá tu mochila pese un poco más, pero ésta es una de esas ocasiones donde no te queda más elección que añadir un kilito de más a tu mochila de verano.
El calzado
Un peregrino se viste por los pies y tu calzado es el primer contacto con el firme del Camino.Caminando por el Camino Portugués este otoño hacia Redondela
Con la llegada del otoño, el firme del Camino suele ser algo más húmedo, pero aún no lo suficientemente frío como para pensar en aquellos gruesos calcetines de lana que te harán sudar más de la cuenta.
Aquí se trata de combatir la humedad interior de tu pie así como la exterior al calzado. Quizá sea más necesaria una bota de caña media que te proteja el tobillo y también evite el llenado por arriba.
No es la primera vez que me he encontrado con peregrinos perdiendo sus zapatillas succionadas por el barro, atadas y perfectamente ajustadas.
Aquí otra vez las nuevas tecnologías ayudan al peregrino del siglo XXI a sobrellevar, no sin esfuerzo, las humedades del ambiente.
Quizá aquí el gore-tex sea la membrana más cotizada, y dentro de este tipo de capas, el concepto “surround” es la reina: protección 360 alrededor de tu pie.
Los alojamientos
Durante los meses de noviembre y diciembre, muchos de los albergues del Camino de Santiago posiblemente tengan cerradas sus puertas.Albergue de peregrinos de Mos en el Camino Portugués
Coteja con antelación si tu albergue o alojamiento privado tiene abiertas sus puertas durante el otoño más tardío.
Muchos de estos alojamientos cierran durante los meses más fríos del año, con el fin de descansar y mantener sus instalaciones para la siguiente hornada de peregrinos.
Te quedará siempre el calor del albergue público y municipal, donde las puertas casi nunca se cierran al peregrino, llueva, haga frío o calor.
De todas las maneras comprueba también que tu albergue público se encuentra abierto, pues algunos también cierran por obras de mantenimiento o falta de peregrinos, sobre todo en los caminos menos transitados.
La comida de temporada
No hay nada como un buen plato caliente de cuchara, para así recomponer los cuerpos tras una dura jornada otoñal.La gastronomía a lo largo y ancho del Camino, ofrece una larga lista de platos típicos, que combaten el frío y la humedad hasta el último rincón de tu osamenta.
Viandas del cocido gallego
Platos para recordar en Galicia
Caldo gallego: un buen cocido a base de grelos o navizas, cachelos o patatas, berzas o repollo, alubias y algo de grasita a base de panceta, chorizo y lacón.Otros platos muy reconocidos son el cocido gallego o los callos con garbanzos, también muy aconsejables en otoño e invierno; realmente siempre que apetezca. No será la primera ni la última vez que me tomo uno de éstos en una noche fresca de verano.
Lacón con grelos: una buena cocción del tocino, chorizo y cachelos, junto con nuestros dos protagonistas que dan título al plato.
El lacón con grelos en Galicia, todo un símbolo de su gastronomía
Comer en Asturias en otoño
Un inmenso cachopo asturiano: si no mueres al intentar rematarlo, considérate un peregrino con suerte; dos filetes de ternera, entre los cuales se pone un relleno de jamón con queso, para acabar empanado y frito.Plato de cachopo propuesto por una sidrería de Villaviciosa
Un buen puchero de fabada: a base de fabes, unas alubias blancas de gran tamaño, junto a la morcilla, chorizo y demás delicias del cerdo.
Pote asturiano: un cocido a fuego lento durante más de 6 horas a base de fabes, berzas, chorizo, morcilla y tocino. Éstos tres últimos componentes conforman el reputado “compangu”.
Platos típicos de León
Luego tenemos las versiones del cocido maragato, donde la sopa se come al final, tras un buen atracón de garbanzos, repollo e incontables viandas procedentes del cerdo.Castrillo de los Polvazares, lugar de peregrinación al cocido maragato
Y es que León guarda muchas delicias para combatir el frío, como la tortilla guisada, el bacalao al ajo arriero o las alubias de La Bañeza.
Comer caliente en el Camino del Norte
¡Más cocidos! Que no decaiga el calor en Cantabria: el cocido montañés y el lebaniego; éste último con garbanzos de Potes, cecina, chorizo, morcilla y hueso de rodilla.Esto se está convirtiendo en un sinfín de salivar, así que vamos a rematar el menú con dos platos típicos del Camino del Norte a su paso por tierras vascas: el marmitako de bonito y un bacalao al pilpil, ambos sobradamente celebrados por cualquier peregrino.
Postre, café y… ¡Vuelta al Camino!
Para rematar semejante menú peregrino, ¿qué os parece si nos comemos un postre caliente típico de otoño?Con frutos de temporada, como no, te ofrezco unas castañas en almíbar de miel. ¿Hace?
Castañas bajo las ramas de un castaño en el Camino de Invierno
Sólo nos queda un café, de puchero por supuesto, para terminar el relato y disfrutar de este otoño en todo su esplendor.
No hay excusas, sólo un sinfín de viajes por perseguir.
¡Buen Camino!