Con el foco puesto en el verano, más que un varapalo –realmente lo es pensando ya “sólo” en las consecuencias políticas, morales, sociales y económicas venideras– yo lo veo como el comienzo de un ciclo que puede tener continuidad mucho más allá de la coyuntura actual.
Este inicio de ciclo requiere una adaptación mucho más rápida que la darwiniana; una rapidez, por otro lado, a la que no estamos acostumbrados los peregrinos complacientes con llegar andando al siguiente destino.
No queda otra que añadir al esfuerzo de realizar una aventura tan mítica como el Camino de Santiago, otro impulso extra para salvar los inconvenientes que presenta la convivencia con este coronavirus.
Ya lo adelanto: quien no esté dispuesto a establecer un generoso compromiso de responsabilidad con el Camino y sus múltiples actores, le rogaría se repensase esto de acudir a su cita con las rutas jacobeas durante los próximos meses de pandemia.
Dicho esto, la palabra “adaptación” es mi propia clave de bóveda para reconocer al peregrino que viene.
¿Y cómo me adapto a este verano?
Lo primero es conocer a qué nos tenemos que adaptar, o qué nos vamos a encontrar durante nuestro próximo viaje de peregrinación.Será una aventura extraña, no exenta de riesgo, dura y muy probablemente en soledad. No será fácil, ni tan segura como antaño, aunque posiblemente estemos ante una aventura mucho más respetuosa con los principios fundacionales del Camino de Santiago.
Nos tenemos que olvidar de cualquier idea fija o estereotipo del Camino de Santiago anterior; las personas que no son capaces de cambiar de idea, no son tampoco capaces de aprender, y si no son capaces de aprender vamos a construir un Camino de Santiago de nuevo demasiado alejado de la filosofía desde la cual floreció.
Después de “aprender” viene la otra palabra mágica del Camino, aquella que convierte un viaje en una aventura, me estoy refiriendo al esfuerzo.
Mejor 300 que 100
¿El Camino necesita de esfuerzo para experimentarlo? Sí y mucho. Exceder de esos 100 últimos kilómetros con derecho a diploma es más que una opción estos días.Prescindir de tus rutinas también requiere esfuerzo, vaciar tu mochila de las piedras que te pone la vida requiere más esfuerzo aún, simplificar tu viaje supone de un último esfuerzo. Todos esos esfuerzos consecutivos en realidad suman para restar peso a tu mochila peregrina.
Ahora necesitamos de ese otro esfuerzo extra por librar al Camino de la pandemia de la Covid-19 este verano, y esto hay que tenerlo presente a cada paso, sin agobios, porque el peregrino que se esfuerza y aprende no siente la presión de lo desconocido.
¿Y qué gana uno fundamentalmente con el conocimiento y el esfuerzo? Pues esa confianza tan necesaria en estos días para volver al Camino con seguridad.
Protocolo sanitario para el Camino de Santiago
A fecha de hoy, aún se sigue trabajando duro en hacer más seguro el Camino a través de la implementación de medidas sanitarias.Muchas de estas actuaciones saludables pertenecen al ámbito del sentido común y son ya ampliamente seguidas por los peregrinos desde siempre, otras en cambio habrá que automatizarlas como otra rutina más de nuestro viaje en verano.
La Asociación de Municipios del Camino de Santiago ha realizado un excelente trabajo en formular un protocolo de actuaciones para los albergues del Camino de Santiago, que incluye medidas de autoprotección para el peregrino, además de otras referente a los albergues y hospitaleros.
En la entrada de hoy voy a tratar sólo la parte referida al cuidado del peregrino, dejando para los próximas días el detalle de albergues, hospitaleros y desinfección de las instalaciones.
Todo ello requiere de nuestro ejemplar compromiso y responsabilidad, para que el Camino siga siendo un lugar seguro donde disfrutar con la gran aventura de peregrinar.
¡Comencemos con lo que tenemos hoy! Sé que muchos de vosotros estáis ya planeando vuestro verano más peregrino.
El escudo del peregrino
Mientras dure la pandemia de la Covid-19, de momento la única vacuna viable es nuestra conducta.O como la propia asociación de municipios cita: la información, el sentido común y responsabilidad individual son nuestros aliados para que el virus no se asiente en el Camino.
Más claro agua, conocer es nuestra responsabilidad, aprender la consecuencia y asumir el protocolo nuestra rutina diaria.
Medidas durante la marcha
Mantener el distanciamiento social. Sí suena duro en un lugar tan especial para el roce como el Camino de Santiago.Tomemos la parte positiva, hagamos ese ejercicio de introspección del caminante solitario. Tu mochila, tus botas y tú con el horizonte como único destino y compañía.
Debemos proteger al resto de peregrinos también, sobre todo a muchas de las gentes de edad avanzada que nos encontraremos en los múltiples pueblos, parroquias y aldeas que jalonan los Caminos de Santiago.
Portar mascarillas –preferiblemente FFP2 ó KN95 sin válvula– en la toma de contacto con peregrinos, parroquianos o sencillamente al hacer uso de los servicios del Camino, llámense bares, restaurantes, albergues, farmacias o templos, por poner ejemplos evidentes.
Infografía realizada por la Asociación de Municipios del Camino de Santiago
¿Qué extras debemos llevar en la mochila?
La mochila del peregrino es toda una ciencia que tratamos de detallar en un antiguo post. No viene mal refrescarlo un pocoTendremos que hacer hueco para un par de imprescindibles en la lucha contra el coronavirus de marras:
El saco de dormir es un clásico de la mochila peregrina, ahora vital para conseguir otra capa más de aislamiento en los dormitorios.
Por supuesto, el bote de gel con disolución hidroalcohólica ya que debemos mantener nuestras manos limpias el máximo de ocasiones posible.
Para finalizar la lista de imprescindibles, nos falta una pequeña provisión de mascarillas.
No me hago a los guantes de plástico, creo que me generan más problemas que defensas frente al virus; eso sí como contraposición tengo una meditada rutina de manos siempre limpias.Debo decir que dentro del protocolo de la Asociación de Municipios del Camino de Santiago, ellos sí contemplan el uso de los guantes de plástico.
¿Y qué Camino nos vamos a encontrar?
Si me preguntáis sobre si va a haber peregrinos en los caminos hacia Santiago, os diría que algunos ya están entrando en Santiago de Compostela mochila al hombro.Haberlos, haylos; habrá más a media que avance el verano, si bien no será 2020 un año recordado por el gran volumen de peregrinos que llegaron a la Oficina del Peregrino de Santiago.
Probablemente el Camino Francés volverá a ser una de las primeras elecciones, seguido por la alternativa portuguesa en Galicia. Quizá por el esfuerzo que ya se está realizando por dotar de un marco de seguridad a los servicios al peregrino, precisamente gracias a protocolos como el elaborado por la Asociación de Municipios del Camino de Santiago.
¿Qué peregrinos viajarán este verano?
Mirando los datos de la Oficina del Peregrino sobre la peregrinación realizada durante 2019, es fácil deducir que aproximadamente más del 60% de los peregrinos provienen de fuera de nuestras fronteras.Parece lógico pensar que si menos del 40% de los peregrinos provienen de España, y aunque no persistan las políticas fronterizas restrictivas actuales, será muy difícil –por no decir imposible– que el cupo nacional peregrino rellene el gran vacío que dejan los extranjeros.
Consecuencia, menos trasiego de peregrinos en el Camino, y quizá, más turismo de interior para aquellos españoles que desistan de pasar el verano más allá de los Pirineos.
Creo que el Camino es un buen destino para despistar al coronavirus, por todo lo que de naturaleza y aire libre tiene, pero no creo que vaya a ser la primera elección de turismo alternativo para aquellos españoles que no puedan salir de España en verano.
Mi conclusión
Al final el cuello de botella de los peregrinos que se decidan por el Camino de Santiago sea la pernocta.Albergues y alojamientos privados van a tener que reducir drásticamente su número de camas para cumplir con los protocolos sanitarios.
Yo no espero grandes números para este verano en el Camino; sencillamente deseo grandes dosis de calidad, y no sólo humana, sino de esa otra que nace de la hospitalidad tradicional peregrina.
Por último me gustaría recordar esta sencilla consigna: recordad que la única vacuna posible para este verano contra el coronavirus es tu propia conducta.
¡Buen Camino!