Black Museum. pic.twitter.com/cuq0zV1izY
— Black Mirror (@blackmirror) November 29, 2017
Black Museum, el museo de los horrores
El capítulo de Black Museum es como una temporada dentro de un capítulo. Una antología DENTRO de una antología. ¿Os acordáis cuando las temporadas de Black Mirror tenían 3 episodios? Pues igual. Se parece un poco al episodio de White Christmas de la segunda temporada. Dentro de este capítulo hay tres historias. Tres espeluznantes historias que nos recuerdan que la esencia de Black Mirror sigue ahí. Las tres partes del episodio son tan perturbadoras como su protagonista.
La historia del episodio es la siguiente: Nish (Letitia Wright) llega a una “gasolinera” con su coche en una carretera casi abandonada. Dejando a su coche cargarse (con luz solar, todo muy moderno) ve que hay un museo cerrado al lado. El museo, llamado Black Museum, es de Rolo Haynes (Douglas Hodge). El Sr. Haynes le da un tour particular en su museo, el cual reune toda clase de atracciones, de objetos relacionados con crímenes tecnológicos. Durante el episodio, Rolo le explica tres historias, tres crímenes, que nos dejan impactados.
Las historias de Black Museum
La primera historia nos lleva a Nueva York, al hospital Saint Juniper. Uno de los médicos del hospital no tenía el mejor de los registros que podía tener. Digamos que en caso de enfermedad, más te vale que no estuvieras en sus manos. Haynes le ofrece un implante neural que le permitiría sentir exactamene qué sentía cada paciente, a fin de diagnosticarlo con éxito. Peter Dawson (Daniel Lapaine) obtiene unos resultados fantásticos con el implante, hasta que desarrolla un extraño y enfermizo gusto por el dolor.
La segunda historia tiene lugar en el mismo hospital. Carrie (Alexandra Roach) queda en coma por un accidente. Haynes, en esta ocasión, ofrece a Jack (Aldis Hodge) pareja de Carrie una solución para poder comunicarse con ella. ¿Cómo? Transfiriendo su conciencia a su cerebro, haciéndole sentir a Carrie todo lo que siente Jack y perpetuando así su existencia. Inicialmente todo perfecto. Ningún problema. Pero recordad, esto es Black Mirror. En pocas ocasiones el final es feliz. La convivencia termina siendo intolerable y Jack acaba transfiriendo a Carrie en un mono de juguete. Esta historia me recordó mucho a Be Right Back, solo que más inquietante, si es posible.
La tercera y última historia es, quizás, la más horripilante de todas. Y la más importante también. Clayton Leigh (Babs Olusanmokun) es un recluso condenado a muerte. Haynes ofrece a Clayton un trato. Si llega a morir, haynes se quedará con la imagen del recluso para montar una “atracción especial” en su futuro Black Museum. Esta atracción consiste en que los turistas puedan simular una y otra vez la ejecución de Clayton. Una copia digital de un pobre hombre sufriendo eternamente.
This place aint for the faint-hearted. pic.twitter.com/gTFYGbrYIP
— Black Mirror (@blackmirror) January 3, 2018
Crítica de Black Museum
Normalmente cada episodio de Black Mirror nos enseña una lección. Un mal uso futuro de una tecnología posiblemente existente hoy en día. En este capítulo, con tantas historias, la lección es múltiple. Cada una de las historias que se cuentan en Black Museum tienen un trasfondo importante. No creer en soluciones milagrosas para tus problemas en el trabajo, no estar juntos solamente por los niños (forzosamente como muestra en el capítulo) o dejar ir a los seres queridos que han muerto.
Aparte de todo esto, el episodio no es solo una antología de historias que van apareciendo sin ton ni son con la excusa del museo. La historia principal es increíble y el final, sublime. Letitia Wright nos sorprende a todos con una actuación memorable. Durante todo el episodio, captas momentos en los que ves que algo está sucediento. Algo no va bien. Y no solo es por las historias espeluznantes que va contando Haynes (que, por cierto, también inquieta un poco). El final del episodio, con un final twist memorable, sorprende y encanta a partes iguales. Personalmente, el final de este episodio me dejó con la boca abierta, como solo un episodio de Black Mirror puede hacerlo.
Las actuaciones, la ambientación y el dinamismo que tiene este episodio gracias a todas las historias que cuenta, hacen que Black Museum sea uno de los mejores capítulos de la temporada y de la serie. Sin duda, a aquellos que les hayan gustado capítulos como The National Anthem, White Bear o White Christmas, les va a encantar Black Museum.
Black Museum, el museo de los guiños
Desde que Netflix compró Black Mirror, los guiños a episodios anteriores han ido sucediendo casi sin darnos cuenta. Por ejemplo, en el capítulo La ciencia de matar de la temporada anterior, aparece la canción que canta la protagonista del segundo episodio de la primera temporada. Incluso en Cocodrilo ha vuelto a salir esta canción. Black Museum va más allá. ¿Hacemos un repaso de todos los guiños que hay en este museo?
The National Anthem: En el museo se puede ver una maqueta del suicidio de Carlton Bloom, quien extorsionó a Michael Callow, primer ministro británico. No hace falta recordar qué tuvo que hacer el primer ministro, ¿verdad?
Fifteen Million Merits: En la segunda historia, Jack estaba leyendo un cómic. Este cómic era la historia de este capítulo de Black Mirror.
White Bear: En la entrada del museo hay una fotografía de Victoria Skillane y dentro del museo hay un muñeco que tiene el símbolo del episodio.
White Christmas: En este episodio, que también es una suerte de antología, existe el mismo concepto que hay en Black Museum. Extraer una conciencia y colocarla en otro objeto. Este contenedor, se llama Cookie.
Playtest: Este es el capítulo donde sale el pseudo-Kojima. Dentro del museo, si nos fijamos, podemos encontrar los dispositivos que se usaron para meter a Cooper dentro del videojuego.
Shut up and Dance: Las ratas de laboratorio de Haynes se llaman Hector y Kenny. Estos son los nombres de los protagonistas de Shut up and Dance.
San Junipero: La más clara es el nombre del hospital en el que se emplazan dos de las historias. Saint Juniper. Bastante claro. Además, en el episodio se menciona de trasladar la conciencia de ancianos “a las nubes” que es exactamente lo que pasa en San Junipero, uno de los episodios más alabados por la crítica.
Hated in the Nation: Una de las atracciones del museo de los horrores era precisamente una de las abejas de este episodio.
USS Callister: Una de las atracciones nos lleva al primer episodio de la temporada. El dispotivo que utiliza el protagonista, junto con la piruleta del hijo de Walton.
Arkangel: La tablet que usa Marie para monotorizar a su hija Sara está expuesta en el museo.
Crocodile: La bañera en la que Mia Nolan asesina a Anan Akhand es parte de los objetos expuestos del museo.
Todas estas referencias no hacen más que confirmar algo que ya sabíamos: los episodios de Black Mirror son, efectivamente, individuales. Sin embargo, todos convergen en un mismo universo. Todos forman parte de la misma realidad, no de universos alternativos.
Black Museum pone la guinda en el pastel de esta cuarta temporada que, si bien no a todos ha encantado, nos ha dado unos cuantos episodios que permanecerán en las listas de episodios preferidos de muchos de nosotros. Ahora, a esperar la siguiente temporada. Como siempre, gracias por venir a La Sexta Butaca.