La crítica del episodio 4×03 Cocodrilo será una carta de amor a Black Mirror y sobre todo, a su narrativa. ¿Preparados para recordar porque amáis tanto esta serie de Netflix?
Solo huele esto, escucha esta música y recuerda…
Dejamos de lado las peripecias tecnológicas que habíamos vivido en la USS Callister y enfocamos Cocodrilo con un simple chip, que localizado en las sienes y con la pericia adecuada, es capaz de hacer visible nuestros recuerdos.
No deja de ser una simple escusa, para narrarnos la brutalidad y la polaridad del ser humano. Contrastado con el frío y la nieve de los escenarios, Brooker nos narrará un Thriller con toques bastante clásicos llevado de una manera tan límite como solo a él le gusta.
El episodio nos llevará a descubrir con dos líneas argumentales muy bien hiladas, qué pasó una cierta noche en una calle con un dulce olor a cerveza. Transeúntes atropellados por tranvías pizzeros eléctricos y una aseguradora que buscará la respuesta. No quiero contar más porque el desarrollo de la historia es la auténtica delicia del episodio.
¿Somos simples humanos o Cocodrilos feroces?
De nuevo Brooker pasa a mostrarnos como no siempre la tecnología es la culpable de nuestra locura. El chip que visualiza nuestros recuerdo, será únicamente el hilo que acabará deshilachando a nuestra protagonista.
La elección de los personajes, sus gestos e incluso la música que suena durante el episodio es una pura genialidad. Sin comentaros ningún Spoiler, para aquellos más amantes de Black Mirror, la canción que escucharéis varias veces en el episodio, es Anyone who knows what love is, que ya la pudimos escuchar en el 1×02. De nada.
Andrea Riseborough y Kiran Sonia Sawar son los reflejos de esta historia. En el caso de la segunda, una cara muy desconocida que estoy seguro que pasará a un alto puesto en futuras series y producciones. Son caras totalmente opuestas que conducen a la perfección toda la historia. Excelente elección.
No puedo acabar esta crítica sin recalcar los momentos, “no puede ser verdad” que Black Mirror tan bien sabe hacer. Un suspense in crescendo que te llevará a una auténtico reflejo negro del ser humano donde te preguntarás… ¿Somos humanos con lágrimas de Cocodrilo o somos Cocodrilos con lágrimas de humano?