Y sin embargo andar como bailar bajo la lluvia, tiene un buen montón de ventajas más que interesantes de cara al peregrino.
Así que voy a comenzar este post pasado por agua, por la parte positiva de la historia para después contarte cómo combatir la lluvia con ciertas garantías de éxito.
¿Por qué a veces es bienvenida la lluvia?
Teniendo en cuenta que las rutas más transitadas por los peregrinos se sitúan al norte de la Península Ibérica, lo más probable es que te llueva más de un día.
Cómo sobrevivir al #CaminodeSantiago con lluvia: consejos y recomendaciones
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Basta con que eches un vistazo al siguiente gráfico de las precipitaciones sobre los mismos tejados de la Catedral de Santiago, para que te des cuenta de que la lluvia fue, es y será tu compañera inseparable del Camino.
Gráfica de precipitaciones en Santiago de Compostela
Asumir con naturalidad que te va a llover
Existe en gallego un dicho que reza lo siguiente:Se chove, que chova…
Pocas traducciones necesita esta expresión, aún así, aquí mismo te dejo por escrito la mía para que no quede ni rastro de la más mínima duda: “Si llueve, que llueva…”
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La lluvia forma parte del día a día en Galicia y por extensión en toda la cornisa cantábrica.
Entrar en tierras gallegas haciendo Camino y no andar al menos un par de días bajo sus gotas de agua, es perderte una parte de la esencia del Camino de Santiago.
Caminar bajo la lluvia por las corredoiras gallegas cuando ésta no es demasiado persistente, tiene un encanto muy especial, y cuando es muy insistente, te queda al menos ese punto de esfuerzo, esa épica personal por superar una circunstancia adversa.
Peregrinos en el Camino de Santiago Francés en Galicia
La lluvia limpia y purifica el aire que respiras
Aquellos que vivimos en una gran ciudad sabemos muy bien el significado de esta frase.La lluvia sencillamente elimina de nuestra atmósfera un montón de partículas tóxicas, incluso de aquellos lugares alejados de las grandes urbes donde crees que nunca podrían llegar.
A partir de aquí, tus vías respiratorias se abren para inundarse de aire puro proveniente de una atmósfera más limpia.
Tu respiración es más fluida y te ayuda a regular el esfuerzo que conlleva la caminata.
Luego están tus sentidos…
El olor que deja la lluvia a tierra mojada es un regalo impagable, y si además estás rodeada de naturaleza la sensación se multiplicará.
¿Sabías que los olores convertidos en recuerdos perduran mucho más en nuestra memoria con el paso del tiempo?
La lluvia suaviza el excesivo frío o calor
¿A que no hay nada mejor que una tormenta de verano para refrescar el ambiente?Cuando el calor aprieta para después llover a cántaros, la atmósfera se enfría y el aire se limpia.
También te digo que es mejor resguardarse durante unos minutos antes de acabar calados hasta las botas.
Peregrino resguardado esperando que pare de llover
Por otro lado, la lluvia en invierno suaviza las temperaturas cuando el frío se vuelve más molesto.
De esta manera subir un par de grados un ambiente gélido, te vendrá de maravilla para tu caminata.
Además, ¿no has escuchado alguna vez aquello de que después de la tormenta viene la calma?
¿Quieres descubrir nuestros programas? Esta expresión no sólo se refiere al tiempo, sino también a tu propio ánimo.
Respiras aire renovado, puro y fresco, tus pulmones se oxigenan y tu cabeza también.
Te encuentras más relajada y con mucho mejor humor para afrontar el resto de tu etapa.
¡Atención! Mucho cuidado con la humedad en invierno para evitar procesos de hipotermia, aunque sobre esto entraremos más adelante en detalle.
Consejos para sobrevivir a la lluvia del Camino de Santiago
Y ahora algunas recomendaciones para hacer el Camino con lluvia.
Si la lluvia es inevitable, prepárate para afrontarla con el mejor de los ánimos aprovechando sus ventajas y limitando sus inconvenientes.
Te voy a ayudar a ello con una serie de trucos mochileros con los que sobrevivirás a la lluvia sin morir en tu intento.
1. Prevenir antes de curar
Si al levantarte y asomar tu cabeza por la ventana del albergue vislumbras negros nubarrones en el horizonte más cercano, prepárate para la lluvia.No esperes a estar en camino para comenzar a colocarte las prendas que te protegerán de la lluvia, porque puede que después sea ya tarde y acabes mojada tú, más el interior de tu mochila.
Por cierto, la mejor prevención ante la duda es tener tus prendas de lluvia muy, pero que muy a mano sino puestas, y sobre todo mantener el interior de la mochila seco, guardando tus cosas en bolsas estanco de plástico antes de introducirlas en tu mochila.
Por supuesto, buscar mochilas con una cierta resistencia al agua, además de un cubre-mochilas 100% impermeable, te ayudarán al menos a mantener seco tu repuesto en caso de diluvio universal.
Mochila y protector para la lluvia
Si tienes alguna duda, o tu aplicación móvil sobre el tiempo no te da la suficiente confianza por experiencias pasadas, lo mejor es preguntar a un autóctono de la zona que sin duda conocerá el clima local mejor que cualquier “app”.
2. Protégete por capas
Te vas a recubrir el cuerpo con capas tal y como se presenta una cebolla. Sí, no se trata tanto de un chiste como de una metáfora.Aquí te vamos a hablar de la filosofía de las tres capas que te protegerán tanto de la lluvia como de cualquier otra inclemencia externa.
Tu primera capa es la que está en contacto con la piel: tu ropa interior. Para la cual necesitarás una prenda que te mantenga seca, evacuando la humedad producida por tu propia sudoración.
Respecto a los materiales te recomendamos dos: ¿lana merino o sintético?
Mi preferido es la lana. Regula la temperatura de tu cuerpo, evacúa el sudor, es más ecológico y por si fuera poco, es resistente a los malos olores.
Por el contrario los merinos son más caros, duran menos y también son más difíciles de mantener.
Aunque hay que decir que ambas soluciones son buenas.
Lo que nunca debes ponerte como primera capa es una camiseta de algodón, absorbe la humedad sin evacuarla y tu cuerpo acabará mojado. Terminarás enfriándote con el peligroso riesgo de sufrir una hipotermia.
Tu segunda capa debe poder regular la temperatura de tu cuerpo, mantener su calor o refrigerarlo según se necesite.
Con calor externo te la podrás ahorrar, pero con un tiempo inestable o frío, la mejor opción es una chaqueta de pluma sintética que conserve sus propiedades térmicas frente a la humedad.
Descarga nuestros programas La tercera capa es la que te protege directamente de las inclemencias del tiempo exterior, en nuestro caso de la lluvia y probablemente del viento.
Es nuestro escudo y armadura.
3. Tecnología para tu tercera capa
Lo mejor es un buen chubasquero con una de esas tecnologías que tienen un buen equilibrio entre la transpiración y la impermeabilidad.La tecnología más conocida, pero también posiblemente la más cara es el Gore-Tex®, pero existen otras varias como el Omni-Tech® o el Inner-Plus® que yo recuerde ahora mismo.
Es importante que tu chubasquero sea un buen parapeto contra el viento también, si no puedes acabar enfriándote y retornará de nuevo el riesgo de la hipotermia. Esto en lenguaje técnico creo que lo llaman Wind-Stopper.
Por supuesto tus piernas también necesitarán un buen pantalón impermeable, bien ajustado más allá de los tobillos para que el agua no resbale hacia el calcetín y acabes haciendo charco sobre la planta de tus pies.
Impermeable y pantalón gore-tex
4. ¿Poncho o chubasquero?
¡Me olvidaba el poncho de plástico!Aquéllos por los que los peregrinos son reconocidos en la distancia en días lluviosos, como una serpiente multicolor que se mueve entre los charcos del Camino
Sus defensores dicen que cubren cuerpo y mochila al unísono, pero en días lluviosos además de ventosos eso es un coladero de agua por todas las partes.
Es verdad que el plástico es un buen impermeable, pero tanto para impedir que el agua entre como para dejar que tu sudor salga.
Resultado: acabarás tan mojado por dentro como por fuera. ¡Error!
Para un ratito y en verano, te valdrá para salir del atolladero.
Poncho para la lluvia
Yo misma he visto a peregrinos con un buen poncho hecho con una gran bolsa negra de basura que les ofreció un vecino.
La necesidad agudiza el ingenio sobre todo en el Camino de Santiago.
Un peregrino se viste por los pies
El calzado es tu última frontera frente a un suelo encharcado, embarrado y resbaladizo.Aquí no regatees demasiado tus esfuerzos por hacerte con un buen par de botas o zapatillas.
Sobre este tema tenemos un amplio y completo post anterior que podéis consultar aquí si habéis llegado a este punto del programa de trucos para sobrevivir bajo la lluvia.
¿Zapatilla baja o bota? Aquí para gustos los colores… pero si llueve la bota es la reina.
He visto peregrinas dejarse las zapatillas clavadas en el barro por las sendas del Camino del Norte en el País Vasco y acabar cada dos por tres ¡descalzas!
Camino de Santiago embarrado
Llegados a este punto me podrías decir: ¿me pongo unas botas de plástico o me plastifico la zapatilla y listo?
En ese caso, prepárate para tratarte las rozaduras y también las temidas ampollas.
¿Peor el remedio que la enfermedad? Tú decides…
Si no hace mucho viento y la lluvia es tenaz, te queda la alternativa de un paraguas.
Así de sencillo, así de simple, lo más parecido a pasear plácidamente bajo la lluvia.
Ya para nota, si quieres convertirte en una auténtica “aquawoman”, sólo te queda hacerte con un sombrero impermeable, un par de polainas y unos calcetines de lana que absorberán la humedad a la vez que mantendrán tus pies calentitos.
Todo un lujo esto último para un día frío y lluvioso de invierno en el Camino de Santiago, ¿verdad?
La salud es lo primero
No te olvides que el objetivo del Camino de Santiago es disfrutar de ti y del entorno, como mínimo.
No lo estropeemos con una mala praxis a la hora de gestionar un día de lluvia.
Bebe agua aunque te caiga del cielo
Con tanta agua cayéndote encima, no pocas veces se nos olvida meter un poco de la potable en nuestro cuerpo.Tendemos a no beber en las largas jornadas de caminata bajo la lluvia, como si la que nos cae encima fuera ya suficiente.
Viaja diferente Y no funciona así. Hay que seguir hidratándose exactamente igual a como si no lloviera.
Tómate descansos para beber, comer y descansar porque el terreno mojado te exige un extra de fuerza y equilibrio en tus piernas.
El riesgo de sufrir una hipotermia
Rodeada de tanta humedad, tanto por fuera como por dentro de tu chubasquero, el riesgo de padecer una hipotermia se amplia.Si sientes esos escalofríos que te recorren la espalda, un frío intenso, y además tienes síntomas de confusión, es posible que estés a las puertas de una hipotermia.
Conserva el calor y mantente seca con la teoría de capas que hemos visto anteriormente.
Si aún así acabas mojada, tienes que cambiarte de ropa mucho más pronto que tarde.
Tus precauciones deben aumentar si vas a realizar una etapa de montaña, en altura, donde el riesgo de sudoración excesiva y enfriamiento posterior es mucho mayor.
No son pocos los peregrinos que han sufrido una crisis de hipotermia pasando de Saint Jean Pied de Port hacia Roncesvalles por los Pirineos. ¡Incluso en verano!
Creo que ahora tienes un buen puñado de buenas nociones para afrontar la lluvia con garantías, y sobre todo, con el mejor ánimo del mundo.
“Nunca llueve a gusto de todos”, y sin embargo creo que hoy, con este post casi finiquitado, este popular dicho podría quedar en entredicho
O al menos para todos aquellos que se sienten peregrinos…
¡Buen Camino!