Frente al océano Atlantico tras cruzar el cauce del río Miño
¿Somos los peregrinos tan distintos a los turistas a la hora de planificar el verano? Digamos que tenemos respuestas diferentes a las preguntas de siempre:
¿Nos vamos al mar o a la montaña?
Pase lo que pase los viajes ofrecen una historia que contar.Previo a cada verano, recuerdo a menudo la anterior frase –no sabría decirte a quién pertenece– cuando me surge la tesitura de elegir entre el Camino de Santiago por la costa o a través de ríos, valles, collados y por supuesto montañas.
Océano, río y montaña en un mismo entorno sobre el Camino Portugués de la Costa
Incluso el curso alto de un río crece en el mar. Así es la realidad del Camino, el sol brilla en todas partes, no sólo cerca de la orilla del mar.
Dicho lo anterior, existen dos rutas hacia Compostela que casi cumplen escrupulosamente con los requisitos de ser una ruta marinera o montañera. Se trata del Camino del Norte y del Camino Primitivo respectivamente.
Playa de Loredo en el Camino del Norte
El camino costero parte desde la frontera con Francia en Irún hasta Ribadeo en la mariña lucense, atravesando el País Vasco, Cantabria y Asturias por completo de este a oeste por todas sus costas. O el Primitivo desde Oviedo, frente a la catedral de San Salvador, a través del Macizo Asturiano, la Terra Chá, pasando a través de las murallas romanas de Lugo hasta alcanzar el Camino Francés a la altura de Melide.
Senda del Camino Francés cerca del monasterio de Samos
Largo y tendido hemos hablado de estas dos rutas, incluso en un post muy reciente que podéis consultar en este mismo link.
En definitiva, hoy bajo la senda del Camino de Santiago, puedes encontrar tanto arena de playa como piedras milenarias colocadas por los romanos en las vías que cruzan los perfiles más montañosos de la Península Ibérica.
¿Buscamos calma o bullicio?
Los peregrinos más experimentados suelen comenzar sus viajes sin compañía, buscando la soledad a ratos o la conversación de algún compañero de viaje cuando el silencio pesa.No obstante existen Caminos más bulliciosos que otros, más transitados que otros. A veces la cosa va por tramos: acuérdate de aquella tela de araña que forman los últimos 100 kilómetros de cada una de las rutas jacobeas que finalizan en el Obradoiro.
Puente de Furelos poco antes de entrar en Melide en los últimos 100 del Francés
Sin duda los últimos 100 del Camino Francés, durante el verano, son la meca de muchos veraneantes que buscan un sorbito de experiencia peregrina sin renunciar a la algarabía de unos merecidos días de vacaciones, intensos, diferentes y además muy baratos.
Pero, ¿dónde te metes si vienes andando desde Roncesvalles y te encuentras con semejante feria?
Existe una alternativa al llegar antes de acometer la subida al Cebreiro, se la conoce como el Camino de Invierno y parte al pie de las murallas del mismísimo castillo de los templarios en Ponferrada.
La lista de los Caminos silenciosos
¿Y si no puedes partir desde los lejanos picos pirenaicos? Pues existe una delgada lista de rutas menos expuestas al bullicio estival:1. Tal y como he mencionado, el Camino de Invierno desde Ponferrada.
Tramo urbano del Camino de Invierno
2. Más atrás de Ponferrada, en vez de caminar siguiendo el Francés puedes optar por el viejo Camino de Santiago, conocido también como el Camino Olvidado. Tienes la posibilidad de elegir partir desde Bilbao, o quizá Vitoria, un poquito más cerca puedes elegir Aguilar de Campoo o La Robla como municipios más grandes donde te será más fácil encontrar el transporte que te lleve a la línea de salida.
3. El Camino Portugués de la Costa es una grata sorpresa para los que gustan de mar y calma en verano. Puedes partir desde Oporto y dejarte llevar hasta Caminha do Minho en la frontera sur de Galicia. Desde allí yo cruzaría el río Miño en barca hasta alcanzar A Guarda, y tomar el Camino Monacal que te lleva hasta el espectacular Monasterio de Oia.
Camino monacal al rodear el monte de Santa Tecla ya en Galicia
¿Aventura o táctica?
La única “táctica” del peregrino es la aventura del que se sabe nómada día tras día hasta llegar a Compostela.Sólo hay un pero al anterior párrafo, nada despreciable además; estamos en Año Jacobeo y eso significa que no sólo hay un mayor número de peregrinos transitando por los caminos del Apóstol, sino que también proliferan todo el resto de perfiles de veraneantes mochileros.
¿Te imaginas llegar a un albergue el penúltimo, y encima no encontrar más que una larga lista de espera que nunca se va a limpiar?
Y es que no todo el mundo va a tomarse su tiempo en disfrutar del recorrido, al contrario, muchos de los supuestos peregrinos llegarán a la carrera ocupando el último jergón de la litera que da paso a los aseos.
Creo que este año no se me van a caer los anillos si reservo, con razonable antelación, en algún albergue privado cuando preveo que el recorrido me merece más tiempo de disfrute; algo que me suele ocurrir a menudo sin renunciar a llegar con la puesta de sol a punto de caramelo.
El descanso del peregrino es sagrado, primero como justa recompensa al esfuerzo realizado, segundo como mandato fisiológico y tercero porque mañana quiero más Camino en las mejores condiciones posibles.
La planificación en sí misma
Quizá el título de este post te invitaba a encontrar trucos y consejos para una planificación apropiada de tu Camino de Santiago. No te preocupes, también hay para ti en una serie de entradas anteriores donde he profundizado sobre estos temas:Consejos para hacer la mochila.
Argumentos para elegir el Camino más apropiado para ti.
El tema del calzado apropiado para hacer el Camino que nunca falte.
Sobre este vértigo a viajar sola que tanto nos afecta cuando decidimos hacer realidad nuestro sueño del Camino.
¡Y mucho más! Cualquier otra duda o pregunta que te surja, no tienes más que escribir al final de este post en comentarios e intentaremos darte pronta respuesta.
Conclusión
Retorno a mi frase de comienzo de esta entrada:Pase lo que pase los viajes ofrecen una historia que contar.
Entonces, ¿cómo voy a planificar yo mi próximo viaje al Camino?
Al ser Año Jacobeo, escojo una ruta muy poco transitada, quizá algo de mar con horizontes infinitos no venga nada mal tras otro año de encierros, y comenzar –eso sí sola– una nueva aventura sobre el Camino de Santiago.
Vistas a Portugal desde la desembocadura del río Miño
¡Buen Camino!