Que vivimos tiempos de crisis es una realidad más que reconocida por todos; incluso diría yo que se ha puesto ferozmente de moda recitar la frasecita sin descanso como si de un mantra se tratase. Y no por mucho repetirla vamos a salir antes de ella? es tanto el machaqueo diario que a fuerza de tanto oír el rosario de desgracias y calamidades no tiene una ánimo ya ni para salir a la calle. El futuro se nos presenta más negro que el hollín?
Desde los medios de comunicación nos bombardean con lo mal que está la sociedad, catástrofes naturales, casos de corrupción que brotan como champiñones en otoño, la economía por los suelos? ¡parece que buscan las noticias en el basurero! Y es que, aunque es cierto que corren tiempos revueltos, que respiramos un ambiente enrarecido y que la crisis campea a sus anchas no sólo por los bolsillos de medio mundo sino que también brilla por su ausencia en los códigos éticos y morales de buena parte de la humanidad? no es menos cierto que está en nuestra mano, la de todos, ver la botella medio llena o medio vacía.
Sin negar lo evidente creo que es nuestra responsabilidad darle una oportunidad a la esperanza. ¿Por qué no destacamos las buenas acciones que a diario se pueden encontrar en cualquier ciudad del mundo? ¿Acaso no hay vecinos que se ayudan entre sí? ¿Personas que tienden puentes allí donde otros siembran discordias? Todo parece estar programado (¿lo estará realmente?) para destacar los defectos sobre las virtudes y hacer ver así que lo negativo es más abundante que lo positivo; la clásica guerra entre la luz y las sombras, entra el bien y el mal donde parece ?a tenor de las noticias diarias- que esta vez no habrá final feliz...
Todos somos cómplices del gran engaño porque nos dejamos aborregar consumiendo películas violentas, escasas en valores morales donde los puñetazos y la sangre abundan embruteciéndonos y abotagando nuestros sentidos. Todos vemos los telediarios diarios ?puro sensacionalismo apocalíptico- donde nos bombardean con guerras, disputas, desgracias? Es gran mayoría la que consume programas de televisión vanos y pobres en contenidos culturales que no instruyen sino que destruyen la iniciativa y la imaginación. En realidad estamos siendo adoctrinados para ver la botella medio vacía y conformarnos con ello.
La Filosofía nos enseña que el ser humano es dueño de su destino. El "conócete a ti mismo" es el primer paso para alcanzar la tan codiciada libertad porque no hay ser más libre que aquel que conoce su naturaleza. Y conociéndonos podemos conocer nuestro entorno y sus mecanismos. Una mirada crítica e incisiva sobre nuestra sociedad nos devolverá una realidad gris y pesimista donde cualquier conato de humanidad es apagado por las voces de los agoreros que no ven luz al final del túnel. Son las mismas voces que en todas las épocas de crisis de todos los períodos históricos nunca se atrevieron a buscar una salida sino que trataron de sacar provecho propio de las dificultades. Los tiempos son difíciles sí, pero el ser humano tiene la capacidad de reinventarse a sí mismo y modelar su realidad.
Entre todos podemos cambiar el rumbo de nuestro destino. La Humanidad puede construir una nueva primavera, un nuevo renacimiento, un nuevo valle luminoso donde el Bien, la Belleza, la Justicia y la Verdad sean auténticos soles que iluminen nuestros pasos. Entre todos podemos hacerlo, tal vez, comenzando a ver la botella medio llena.