Cambiando totalmente de tercio... el lunes hice una encuesta en Twitter preguntando si molaría que escribiese una entrada sobre planificación y trucos para ser más productiva. Todo el mundo votó que sí, ¡así que allá vamos!
Mucha gente de mi entorno me pregunta de dónde saco tiempo para leer tanto, escribir en el blog, estudiar y tener vida social y ratitos para mí sin morir en el intento. Lo cierto es que soy estudiante a tiempo completo; no trabajo, aunque en el Máster que estoy cursando se solapan clases presenciales con prácticas en despacho −y, además, ¡exámenes!−, lo que estos últimos meses ha supuesto un reto para la planificación que llevaba hasta la fecha. Confieso que me entran instintos asesinos cuando algunos conocidos dicen sin saber cosas del estilo "es que sin apenas estudiar sacas buenas notas", simplemente porque el día de antes de un examen he acabado de repasar a las siete y pico de la tarde y no me paso la noche a la luz del flexo. Comentarios así no hacen más que insinuar que me dan las notas regaladas, cuando lo cierto es que detrás de cada una hay un porrón de horas de estudio y esfuerzo detrás. El truco para llegar a todo está en planificarse bien y llevar las cosas al día para no pegarse la panzada de empollar dos días antes.
Por si puede servir de ayuda o apoyo a alguien, y adelantando que no soy experta en el tema ni mucho menos, aquí dejo los truquitos que me sirven a mí para sacar el máximo provecho a las veinticuatro horas del día.
Utilizar una agenda: Escoge una bonita −anual o escolar, como prefieras−, para anotar absolutamente todo lo que tengas que hacer. A mí me gusta dividir las tareas por colores según estén relacionadas con el blog, con el Máster, con la casa, o con otras cosas. Además, me encanta dibujar en los huecos libres, poner pegatinas y, en definitiva, darle algo de vida a una lista que de otra forma sería monótona. Ver la agenda visualmente bonita me motiva a realizar las tareas más arduas.
Planear el día la noche anterior: Uno de mis momentos favoritos del día es justo después de cenar, cuando reviso las tareas de la agenda y termino de añadir las del día siguiente. Es en este momento cuando dibujo y decoro la agenda, casi siempre con música de fondo. Además, elijo y saco la ropa que me voy a poner al día siguiente −sobre todo si voy a tener que madrugar mucho−.
Levantarme temprano: Soy chica de mañana, no rindo por la noche. Es por eso que prefiero acostarme sobre las doce y levantarme temprano para aprovechar a tope la mañana. Echarme la siesta o amanecer más tarde de las nueve me parece un desperdicio de tiempo precioso, incluso los fines de semana. Qué le vamos a hacer, soy un poco maniática en este sentido. Mi consejo es que busques cuál es el momento del día en el que más rindes y organices tus horarios para poder exprimir ese rato al máximo.
Utilizar listas: Además de la agenda, tengo varias libretas con listas de tareas algo más genéricas. Por ejemplo: "cosas que hacer en junio", "equipaje para viajar", "temas que entran para el examen de inglés", etc. A partir de estas listas generales voy organizando mi agenda. También tengo listas que no son de tareas propiamente dichas sino de "nombres bonitos", "citas", "exposiciones para ver en mi ciudad",... ¡soy la loca de las listas!
Priorizar tareas y dividirlas: Suelo marcar con fosforito o rodear de dibujos y nubecitas las tareas que son imprescindibles y escribir en letra más pequeñaja aquellas que, en caso de verme apurada, puedo aplazar. Además, para mí es importante que las tareas que anoto en la agenda sean específicas: nunca apunto, por ejemplo, "estudiar civil", sino "estudiar temas 5 y 6 de civil y leer práctica 2". De la misma forma, aconsejo evitar un "limpiar la casa" y sustituirlo por "quitar el polvo del salón", "fregar el suelo de la cocina", etc.
Dejar de lado el móvil cuando estoy haciendo otras cosas: Hace un mes y pico silencié todos los contactos y grupos de Whatsapp y las correspondientes notificaciones −excepto familiares cercanos, por si hay alguna emergencia− y creo que fue una decisión con la que gané años de vida. También tengo silenciado el correo y las redes sociales, de modo que sólo me entero de que tengo algo cuando decido entrar a la aplicación de turno y no por mil pitidos que molestan y distraen cuando estoy haciendo otras cosas. En este sentido, la verdad es que tengo bastante facilidad para concentrarme en algo que me gusta y olvidar el resto mundo mientras tanto −lo siento mucho por los afectados−. Cuando me toca estudiar algo que no me gusta no tengo tanta fuerza de voluntad, pero suprimir las notificaciones ha sido un enorme paso para lograr enfocarme en lo que tengo que hacer y no perder el tiempo mirando el móvil innecesariamente.
Orden, orden, orden: Soy incapaz de estudiar, escribir un post o ponerme a leer o a dibujar en una mesa desordenada. Para que el tiempo cunda considero vital estar en un espacio agradable y en el que te sientas cómoda.
Llevar siempre una libreta en el bolso para anotar ideas: También puede servirte el móvil, aunque yo prefiero la vieja escuela de papel y boli. Si llevas siempre el móvil contigo, te recomiendo que descargues una aplicación que te permita hacer y organizar listas de tareas. Si, como yo, eres despistadilla y no siempre coges el móvil, ¡mete papeles en cada uno de tus bolsos y visita Ikea para hacerte con un mini ejército de lápices y distribuirlos en ellos!
Descansar: No te agobies con las tareas y deja hueco para ratitos de descanso y de ocio, ¡es súper importante! En mi agenda no anoto únicamente obligaciones, sino, en general, cosas que quiero hacer (ver una determinada película, ir de compras, salir a cenar,...) De esta forma, cuando ya he conseguido hacer buena parte de las tareas, me premio con un capítulo de una serie, un rato de lectura o, simplemente, una merienda rica mientras ojeo Instagram o Twitter. Mi objetivo suele ser tachar todas las tareas de la agenda antes de las ocho de la tarde, tenga examen al día siguiente o no. He comprobado que a partir de esa hora rindo menos, de forma que me suelo tomar el resto de la tarde-noche libre.
Lógicamente, no todos los días son iguales... hay unos más productivos que otros, pero intento que los estudios, las prácticas y demás obligaciones no influyan en cosas que disfruto haciendo. Si un grupo o cantante que me gusta toca en mi ciudad la noche antes de un examen importante, voy al concierto sí o sí; todo es cuestión de saber organizarse. Anotar todo en la agenda −no solo tareas, sino también eventos futuros, fechas de viajes, reuniones,... − me ayuda mil a tener una visión a corto y medio plazo de todo lo que tengo en mente hacer en los próximos meses. Adaptándome a cosas inamovibles (fechas de exámenes, entregas, reuniones, quedadas,...) organizo y distribuyo aquellas que sí dependen de mí, dejando siempre un margen para imprevistos y para la improvisación, ¡porque nunca es posible planearlo todo! Si todo saliera conforme a nuestros planes la vida sería aburrida, así que no hay que perder esa pizca de emoción que tiene el dejar que las cosas salgan a su aire Y tú... ¿cómo te organizas? ¡Espero que te haya gustado el post y que tengas un gran fin de semana!