Rías Baixas, Galicia (Día 4: Bosque adentro, Fragas do Eume)

Esta vez toca ponernos las botas de montaña (como el resto de días) pero esta vez de verdad. Además necesitábamos un día bien soleado y BINGO! el día más soleado de todo el viaje! (yujuu!). Y cogimos la carretera rumbo Pontedeume, a una hora y poco de Santiago. En realidad no queríamos ir al pueblo si no a la reserva natural. El pueblo y el recorrido en general era increíblemente bonito! (El sol de ese día hizo casi todo el trabajo)

Pontedeume

Después, por unos caminos nos fuimos en dirección al monte y en nada ya estábamos subiendo cuestas bosque adentro. Algo que me llamó la atención es que no nos cruzamos con nadie por la carretera! (pero mejor, más tranquilidad) Y por fin llegamos a un pequeño parking con una oficina de información y una cafetería al lado del río Eume. A partir de aquí el recorrido es cuesta arriba de 8 km, hasta un antiguo monasterio del año 934 y se hace en un microbus gratuito (puesto por los ayuntamientos del parque) o a pie. Aunque hay carretera porque hace tiempo se pudo circular, ahora el acceso de coches particulares está prohibido para preservar el parque, uno de los bosques atlánticos mejor conservados de Europa. Hay autobuses que suben y bajan a todas horas y además hacen paradas a lo largo del trayecto por si recogen a alguien que baja o sube andando y viceversa. Nosotros elegimos subir en bus y bajar andando, pero no imaginábamos como sería el sendero de bajada...As fragas do Eume

¿Qué hace tan especial esta reserva natural? Las fragas del Eume son un claro ejemplo de bosque de ribera (bosques que crecen en zonas especialmente húmedas con abundantes precipitaciones: robles, abedules, castaños...) y  y uno de los bosques atlánticos mejor conservados de Europa. Además este ecosistema presume de tener una elevada biodiversidad. En cuanto a la fauna, en la reserva habitan ciervos, tejones, zorros, nutrias y especies similares, gran variedad de aves y anfibios. Así que muy way! Subidos al autobús y camino al monasterio de las fragas: monasterio de Caaveiro. Una vez allí las vistas del monasterio eran IM-PRE-SIONANTES! pues no eran poco listos los arzobispos estos...




Desde el monasterio de Caaveiro
Estuvimos explorando el monasterio un rato y disfrutando de las vistas hasta que pusimos rumbo descenso. Nos esperaban 8 km de sendero cuesta abajo (no sabemos en qué estado). Tan felices y contentos empezamos a descender por un camino asfaltado que ¡era cuesta abajo! ... Hicimos una parada para comer unos bocatas y comenzó la aventura. Cruzamos un puente y la ruta se complicó, el camino pasaba a ser un sendero estrecho entre árboles. Aun así era digno de disfrutar, eran rincones únicos, aislados de cualquier cosa humana. Nos daba igual lo incómodo del camino, era demasiado bonito para quejarnos. Pero cada vez el camino tenía más obstáculos, era menos recto y el paisaje por consecuencia, dejaba de ser bonito! Ya no era un simple sendero, no. Había que trepar un sendero camuflado entre rocas, patinar por el barro de riachuelos que teníamos que cruzar, saltar troncos enormes de árboles que cayeron cruzados en medio del sendero, mantener el equilibrio para no caer al agua en tramos donde solo cabe un pie... Uff!! pasaban horas y solo veíamos sendero y más sendero. ¡Estábamos deseando ver el puente de regreso al otro lado del río! llegamos a tener espejismos tipo: ¡Ya veo el puente! Ah, no... ¡Ahora sí! Bueno, no... y de tan desesperados llegamos a pensar ¿Nos habremos pasado de largo? 




Sendero
Por fin vimos realmente el puente y cruzamos hacia la civilización! Cuantas ganas tenía de ver el coche y sentarme a descansar! (Aunque parezca que aborrecí este sitio lo recomiendo totalmente!). Y cuando parecía que íbamos a volver al apartamento a dormir como marmotas resulta que las excursiones del día todavía no habían terminado, no. Como aun quedaban horas de sol nos fuimos a dar un buen paseo por Betanzos. Este pueblo amurallado también tenía su encanto aunque no más que cuestas (o es que no habíamos parado de andar en todo el día y se nos hacían más empinadas). Tiene muchas iglesias estilo románico-góticas (que a mi me encantan) y lo bordea un río. Era bonito pero es que estábamos taaaaan cansados que ni siquiera vimos el parque "O pasatempo" que después en fotos vi lo chulo que era y me quedé con ganas de verlo. Mi culo esclafado en un banco no había quien lo moviese.


Hasta que finalmente ningún pueblo ni otro lugar chulo pudo evitar que llegásemos al apartamento y nos tirásemos de cabeza a la cama - sofá - ducha y a dormir. Menos mal que el día siguiente tocaba Santiago de Compostela 100% y nada de coche (o al menos eso creíamos...)

Fuente: este post proviene de Ganas de viajar, donde puedes consultar el contenido original.
¿Vulnera este post tus derechos? Pincha aquí.
Creado:
¿Qué te ha parecido esta idea?

Esta idea proviene de:

Y estas son sus últimas ideas publicadas:

La salsa boloñesa es uno de los platos estrellas en las casas, en restaurantes, para niñxs y adultxs. La hemos comido siempre, y cómo no iba a ser de otra forma, debe tener su momento de protagonismo ...

Laponia es un lugar único en el mundo y muy particular, al que todo aventurerx que se precie debe viajar alguna vez en su vida. La región de Laponia abarca territorios de países del Círculo Polar como ...

Recomendamos