Y empezamos nuestra ruta a poco menos de una hora de Santiago de Compostela: Cambados, en la ría de Arousa:
Cambados, la cuna del albariño. Me reservo hablar de lo rico que está ese vino en este post y me limito a contar nuestro paso por allí. Durante toda la mañana no paró de llover. Llegamos al pueblecito sin saber qué nos íbamos a encontrar, pero la primera imagen fue muy bonita, muy típica estampa gallega. (Galicia sin lluvia... pues no es lo mismo no?) Paraguas en mano nos recorrimos las callejuelas empedradas prácticamente vacías (supongo que por el mal tiempo). Poco a poco nos iba dejando de gustar el pueblo, pues lo más bonito que vimos fue la postal de la ría de Arousa desde Cambados. Pero cuando optamos por comer e irnos a ver otro lugar, entonces encontramos en el centro una zona súper bonita de callejuelas antiguas de piedra, repletas de moho verde, el pazo de Fefiñáns, casitas con flores en las ventanas, y encima paró de llover y la gente empezó a salir a la calle. Así sí que daba gusto pasear por Cambados. Hicimos unas compras de licores y vino en una bodega y buscamos un restaurante para comer.
Nuestro paso por Cambados había terminado mejor de lo esperado y pusimos rumbo en busca de la Illa de Arousa, a un cuarto de hora de Cambados. Allí no vimos casi nada. Hicimos una mini-ruta por el camino pero a penas había alguna casa, tampoco gente, nada de nada, así que decidimos quedarnos un rato a disfrutar del paisaje porque ¡empezaba a salir el sol! y el sitio lo merecía. Qué mejor sitio que éste para hacer la digestión tranquilamente:
El agua estaba taaan limpia y transparente... aunque por mucho bañador que hubiésemos llevado, no había quien metiese un pie al agua; estaba helada!! Así que nos limitamos a relajarnos tumbados en unas rocas y mirando a la ría y viendo las nubes pasar... suficiente. No perdimos más tiempo y de Illa de Arousa nos fuimos a la famosa Illa da Toxa, más conocida como la isla de La Toja. Este recorrido fue poco más de media hora, aunque la verdad que los recorridos se hacían tan cortos... ver el paisaje era demasiado entretenido. Parecía que cada distancia era de 10 minutos. Ya había salido el sol completamente y había dejado una tarde preciosa, una de esas tardes que recuerdas como: QUE TARDE MÁS BUENA HIZO AQUEL DÍA! De esas tardes que pasarán los años y aún recordarás como: aquella tarde... en fin (...). Estuvimos 5 minutos en O Grove si llega porque nos dijeron que allí no había nada. Al menos eso nos dijo un chico de allí al que preguntamos. Como mucho un paseo en catamarán para ver las rías, cosa que no nos decidimos al final y no hicimos. Por lo tanto nos fuimos a la isla de la Toja.
Fuimos a la caza de la casa de Amancio Ortega, pero fíjate tú que estaba en una urbanización cerrada, qué cosas... yo que quería revisar buzón por buzón para dejarle un currículum para trabajar en Zara, pero no pudo ser. Así que nos conformamos con darnos un paseo por uno de los jardines de la isla y comernos un gofre en una terraza. Las vistas desde allí eran chulísimas!
Y para terminar con las excursiones de este día fuimos un rato a la playa de la Lanzada, a 5 km de la isla de la Toja. Esta playa además de ser otro paraíso del relax, también es famosa entre los surfistas. Nada que ver el tiempo oscuro y lluvioso de la mañana al sol agradable de la tarde. Desde aquí y con estas vistas terminamos las excursiones por hoy: