El aluvión de noticias económicas, crisis, conflictos, dramas humanos y pesares diarios a las que nos exponen los medios de comunicación hace completamente necesario que nos tomemos un momento de paz, que busquemos un remanso de tranquilidad y silencio que nos permita conectar con esa naturaleza silenciosa que tanto añoramos. Necesitamos volver a adoptar ese ritmo relajado de los veranos de nuestra infancia, ese paréntesis en la realidad que nos permite volver a ser nosotros mismos al volver a la rutina. Y este es, precisamente, el tema de la semana que hemos elegido mostrar en la foto de la semana de Gretur Viajes: Paz en los Andes. Imagine la escena, métase en la foto: es temprano, acaba de tomar un delicioso café recién hecho, un zumo de naranja, un dulce de esos que solo nos permitimos los domingos. Se ha puesto el bañador, quizá una camiseta y se acerca paseando hacia el agua. Escucha un silencio lleno de ruido, pleno del sonido de los pájaros que despiertan, del rumor de la hierba que se despereza, del lamido del agua en la seca orilla.
El agua es azul, pero un azul muy profundo, de ese azul que si tuviera un tono más dejaría de enamorarnos. Pequeñas olas rompen en ese embarcadero rústico, esas maderas desgastadas por cientos de pies de solitarios felices como usted. Se aproxima y, despacio, prueba con su pie desnudo la firmeza de la madera. Nota los nudos, uno, dos, tres? aguantan su peso y eso, esa pequeña alegría tan pura, tan simple, le hace sonreír. Una barca espera tranquila, meciéndose en las ondas del agua. ¿Es suya? Puede que sí o puede que un amigo la haya dejado ahí para usted, para que se suba y, despacio, deje la segura orilla para adentrarse un poquito más en esa agua plácida, segura.
¿Abandona la supuesta seguridad de la tierra firme y se adentra en el agua? Puede que sí, puede que no. No hay prisa, ya lo decidirá. Ahora se sienta, mira el azul del agua, el azul del cielo y respira lenta, profundamente. Hoy el tiempo no importa, han desaparecido los relojes, el móvil y la televisión.
Solo está usted, en paz consigo mismo, con el mundo, con su gente. Está en Paz en los Andes.