La preciosa Alhambra, tantas veces visitada por miles y miles de turistas que se quedan atónitos frente a su belleza, a su quietud. Aquella que llena de historias pasadas nos trae un recuerdo grandioso del Reino de Granada, de califas, de guerras, de amores y luchas por preservar su identidad.
La Alhambra nos muestra ahora su cara de retiro, para dejarse querer, pero en cada esquina y tras cada chorro de agua de cada una de sus magníficas fuentes, se esconde algún secreto que la historia desvela a cuyos ojos y oídos quieren ir más allá.
Su grandeza se ha forjado tras el paso de más de seiscientos años, 6 siglos dando cobijo a culturas como la musulmana, la renacentista o la romántica, y la caricia de la brisa y el mecer de los árboles, combinado con el rugir silencioso de las aguas de este maravilloso conjunto monumental, llevan al turista a unas sensaciones de paz aderezada con la belleza de la decoración de La Alhambra.
Es difícil escoger el día en que la afluencia de turistas sea moderada, pero el simple paseo por los jardines y la posibilidad del festejo sensorial del recinto son razones contundentes para perderse con tranquilidad en esta zona de Andalucía. El turista podrá dejarse seducir con facilidad con las trabajadas decoraciones de sus paredes, que le otorgan grandiosidad y continuo asombro de quienes lo visitan.