¡Hola! Aquí estoy de nuevo, loca de contenta escribiendo mi primera entrada desde Nueva York. Espero que os unáis a esta nueva aventura y ya me diréis qué os parece el retoque que le he dado al blog. El tiempo me ha pasado volando y parece que fue ayer, cuando llegamos con un montón de maletas a nuestro hotel. Allí pasamos los primeros tres días, que en verdad no dieron para tanto. Y es que: ¡me costó un montón deshacerme del odioso jet lag, y acostumbrarme al apabullante ruido continuo de la ciudad! A esto último, ayudaron más bien mucho, los desayunos diarios que hacíamos en la azotea del hotel. Desde allí arriba y rodeados de edificios gigantes, nos fuimos haciendo a la idea de lo que significaría vivir en pleno Manhattan ∎ Por si estáis buscando un alojamiento mono y barato. El hotel se llama Pod 51 y podéis reservarlo directamente aquí∎
El mismo día que empezó septiembre, nos instalamos en nuestro piso neoyorquino. Y para llegar hasta él: ¡paré toda orgullosa un mítico taxi amarillo! Tuvimos la suerte de que el inquilino anterior es un conocido. Nos ha regalado un montón de cosas que ya no necesita, para que nosotros les demos uso. Entre ellas un sofá genial, una cama y una televisión gigante, con la que veo cada día a la hora del café: ¡el programa Ellen DeGeneres Show! Pero lo mejor de todo es que vivimos super central. Seguramente os esté dando bien de envidia, pero es que prácticamente lo hago todo a pie y en diez minutos me planto en la Quinta Avenida. Estamos a medias entre Midtowm y el Upper East Side, con un montón de restaurantes, tiendas y cafeterías a la vuelta de la esquina: ¡algo que no me puede gustar más!
Nuestro primer fin de semana neoyorquino, lo dedicamos integramente a poner el piso a nuestro gusto. Limpiamos bastante y compramos pero bien. Para tanto fue: ¡que acabamos hasta con agujetas y dolor en los pies! Nos pasamos por Bed, Bath & Beyond y el outlet (con sección de hogar) *TJ Maxx*, donde encontramos de todo y a muy buen precio. En el primero, hasta nos dieron un bono del 20% de descuento en nuestra compra: ¡y tan solo por ser nuevos! Comprar en grandes almacenes americanos, es toda una experiencia. Aprendimos un montón de cosas, y flipamos cuando intuimos que teníamos que empujar el carrito de la compra por una especie de escalera mecánica que nos lo desplazaba cómodamente entre piso y piso. ¡Eso sí, aquí todo es el triple de caro! Pero desde el primer día, hemos decidido cambiar el chip y simplemente adaptarnos.
Una de las cosas que más me gustan del piso, es la pared de ladrillo visto que tenemos en el salón. Tenemos una terraza enorme y la suerte de que está recién renovado, equipado con electrodomésticos bastante buenos y que es muy soleado. He estado investigando supermercados y tras probar varios, me he decantado por el Whole Foods Market. Un supermercado espectacular en el que predomina lo ecológico y donde hay un montón de comida sana ya preparada y lista para llevar. Me puedo pasar horas y horas allí metida cotilleando. Quizá sea la novedad: ¡pero es que allí, hay todo lo que te puedas imaginar!
He notado que aquí la gente es bastante habladora y escucho muchísimo español, lo que quieras o no me alegra un montón. Algunos vecinos ya se nos han presentado, al contrario que en Alemania que pueden pasar años y no sabes ni quién está viviendo al lado. Orientarse aquí me resulta mucho más fácil, porque al tener la mayoría de las calles números y no nombres, siempre sé exactamente donde estoy. Por eso, a menudo nos dejamos llevar. Como por ejemplo, el otro día que fuimos paseando hasta que dimos con el que fue el piso de Sally (Audrey Hepburn) en la película *Desayuno con diamantes*. Está en la calle 71st en pleno corazón del Upper East Side, pero lo han renovado tanto que no lo reconoceréis tal cual.
Como habéis visto por Instagram, ya hemos visitado muchos lugares de la ciudad. Y siempre que podemos aprovechamos para dar un paseo en bici o salir a correr por el Central Park. Ya percibo familiar tanto el piso como el vecindario y hasta me sé un montón de atajos. Aún tengo una lista larguísima de planes pendientes, pero me encanta esta sensación de no tener prisa y saber que tendré más que tiempo suficiente. ¡Espero impaciente vuestras impresiones y comentarios! Pero mientras tanto, me voy corriendo a por un *Nutella Latte* de la cafetería de al lado y así voy celebrándolo.
¿Te has quedado con ganas de más? Sígueme en las redes sociales donde comparto mi día a día y un montón de recomendaciones más.