El tiempo pasa volando y hoy mismo: ¡celebramos nuestro primer mes al otro lado del charco! Y hablando de celebraciones, la de hoy es doble porque cumplo años. Y si os parece bien, lo dejamos en: ¡treinta y tantos! De estos, casi doce son los que el Pepe y yo llevamos sin separarnos. Tiempo de sobra, para crear nuestro ritual de cumpleaños que consiste en prepararnos un desayuno temático. No importa dónde estemos. Tampoco que justo ese día no nos cuadre, porque nuestra obligación es que: ¡no falte detalle! Si coincide en laboral, madrugamos un poco más. Si tenemos visita, se hace el triple de grande. Y si coincide en fin de semana, pues genial: ¡porque así aprovechamos y nos vamos de viaje!
Al fin, hemos tenido tiempo para irnos de compras. Ando buscando prendas y calzado de abrigo para cuando empiece a entrar el frío. Porque reconozco que casi no me he traido nada, con el propósito de renovar la ropa de temporada. Por ahora, he ojeado tiendas en la Quinta Avenida, donde he encontrado un abrigo largo de color camel bien apañado. También hemos visitado uno de los famosos outlets *Century 21*, donde hay mucha ropa y accesorios de primeras marcas con grandes descuentos. Pero eso sí: ¡se necesita una gran dosis de paciencia y sobre todo tiempo! Mi consejo es que os lancéis a la búsqueda de básicos, que hagan brillar vuestro fondo de armario. Como por ejemplo una bufanda azul marino de YSL que nosotros encontramos, y con la que nos fuimos a casa tremendamente ilusionados.
Siguiendo por la vía consumista, no lo he podido evitar y finalmente he llegado a casa con un montón de dulces como los que os enseñé por Instagram. También he comprado por puro capricho, algunas latas de sopa Campbell´s. La idea es reutilizarlas en cuando me las zampe, a modo de macetas bien originales. Como véis, tiro de creatividad y aprovecho cada ocasión para hacerme con detalles que den vida a nuestro nuevo hogar, aunque sea temporal. Pura filosofía de vida: ¡no podría hacer mi día a día en un lugar, sin ningún tipo de personalidad!
A pesar de no tener ningún interés, he tenido algún que otro encuentro con bichos gigantes. El más repelente, me lo encontré en el portal: ¡una especie de grillo marrón del tamaño de un ratón! Seré buena y no entraré en detalles, porque os resultarían un tanto espeluznantes. El otro día un mapache nos sorprendió saltando a la carretera en plena carrera, y me dió tal susto que me dí la vuelta y empecé a correr: ¡pero en dirección opuesta! Siempre me quedarán las ardillas que viven en el Central Park: ¡que parecen bastante simpáticas y encima se dejan fotografiar!
Otra cosa que me lleva de cabeza, además del ruido y del calor: ¡es mi obvia alemanización! De vez en cuando se me entremezcla alguna que otra palabra alemana y la gente se queda mirándome con una cara bien rara. ¡Será cuestión de práctica!
Por suerte, aquí nuestro ritmo diario es más relajado, lo que nos permite hacer vida entre semana e ir conociendo poco a poco cada rincón del vecindario. Nos encanta salir a cenar o a tomar algo y reconozco que tengo predilección por los locales americanos con largas barras de madera, muchas velas y una extensa carta: ¡tanto de cervezas, como de hamburguesas! A alguno de ellos, me iré ahora mismo a celebrar este año más. Y de paso, aprovecharé para brindar por vosotros, por el blog y por cada una de las venturas y desventuras que me esperan en Nueva York. Y ya que estamos: ¡por mi gato Romeo y por la gente que quiero y siempre se alegra de lo bueno!
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