Este fenómeno afecta a la disponibilidad de agua dulce para el consumo humano y el regadío, y, a más largo plazo, podría elevar el nivel general de los océanos.
La mano del hombre y la naturaleza
Los glaciólogos consideran que hacía 1850 terminó lo que han denominado la ?Pequeña Edad de Hielo?, desde entonces, dicen, muchos glaciares de todo el mundo han visto decrecer su volumen. Este fenómeno es denominado por los expertos retroceso de los glaciares y, dada la coincidencia temporal entre la aparición del fenómeno y el incremento en la emisión de gases invernadero, en los últimos años la tendencia es atribuir buena parte del fenómeno a la acción humana.
El aumento global de la temperatura en la primera mitad del s. XX se atribuye a una mezcla de factores naturales y antropogénicos.
Entre los factores naturales se incluyen las oscilaciones cíclicas en la radiación solar, debidas entre otros factores a las variaciones orbitales de la Tierra alrededor del Sol, y las oscilaciones en la actividad volcánica.
El factor antropogénico es el incremento en las emisiones de gases invernadero debido entre otros al uso de combustibles fósiles y ciertas actividades industriales.
En cualquier caso, independientemente de qué o quiénes tengan la responsabilidad última, el fenómeno del derretimiento de los glaciares existe, está ampliamente estudiado y tendrá consecuencias a medio plazo a menos que el clima cambie espontáneamente o se tomen medidas para limitar el factor antropogénico al máximo con la esperanza de que éste sea decisivo.
Inundaciones
El retroceso de los glaciares podría provocar inundaciones tanto a nivel local, en las poblaciones cercanas a los glaciares, como a nivel global en las ciudades costeras.
El deshielo anual que se produce cada primavera en las montañas al fundirse la nieve y que, al ser un fenómeno puramente estacional, no se debe a las mismas razones que el derretimiento de los glaciares. La fusión de la nieve en los meses de verano tiene en general consecuencias positivas, ya que genera una fuente valiosa de agua dulce y el proceso se repite año tras año.
El problema surge cuando el fenómeno no es estacional, es decir, el glaciar no recupera su volumen inicial en los meses fríos, año tras año ve mermado su volumen y, por lo tanto, la fuente de agua dulce se ve amenazada.
Para los expertos, las causas principales del retroceso de los glaciares son el incremento de la temperatura global y el menor volumen de precipitaciones en las zonas afectadas.
Escasez de agua
Los glaciares actúan como depósitos naturales, almacenando agua durante el invierno y liberándola en verano a medida que el hielo se derrite.
Si los glaciares desaparecen, las consecuencias para la mayoría de estas regiones serían terribles. Cambiaría el flujo de la corriente, su temperatura, etc, indican los expertos.
Cambiaría hasta el volumen total del agua, porque el hielo mantiene el agua de forma que no se evapore. De este modo, aunque las precipitaciones se mantengan en las montañas, habrá más agua en estado líquido, que se evapora rápidamente.
La construcción de diques tampoco pondría fin al problema ya que la evaporación en los depósitos es más elevada que la sublimación (cambio de estado sólido a gaseoso) en los glaciares, afirman los investigadores.
A pesar de que los científicos creían que el problema se plantearía dentro de varias décadas, Perú, por ejemplo, está a punto de sufrir las consecuencias de la escasez de agua debido a que uno de los mayores ríos procedentes de los glaciares de los Andes, el Río Santa, recibe ya menos agua.
Basándose en mediciones realizadas vía satélite, se ha determinado que el Río ya ha alcanzado el punto en el que el flujo se ha estabilizado y comienza a disminuir.
Y esto no es más que el principio, afirman. Sudamérica, con sus altas montañas y clima tropical, es especialmente vulnerable al cambio climático, por lo que el siguiente paso será centrar la atención en los vecinos de Perú, especialmente Bolivia y el norte de Chile, para descubrir si ahí se está dando el mismo fenómeno.
Situación actual de los glaciares más relevantes[
La mayoría de los glaciares han perdido en las últimas décadas tanto masa como superficie, con la excepción del período 1940-1980 aproximadamente durante el cual, debido a un ligero enfriamiento global, muchos glaciares recuperaron algo de volumen o como mínimo conservaron el que les quedaba.
A partir de 1980 la temperatura ha continuado incrementándose hasta nuestros días, por lo que la mayoría de glaciares del mundo o han desaparecido completamente o están amenazados.
Este fenómeno afecta a prácticamente todas las regiones del mundo desde los trópicos, pasando por las latitudes medias hasta los polos.
Por ejemplo, los glaciares de los Alpes, aseguran los expertos, han perdido dos terceras partes de su superficie en los últimos 150 años. Este fenómeno ha tenido ya efectos lo suficientemente grandes como para que se pueda comprobar visualmente comparando fotografías antiguas y actuales, sin necesidad de aparatos sofisticados que permitan medir la masa y superficie del glaciar.
También ha afectado a las zonas polares donde en los últimos años se ha podido observar el desprendimiento de grandes icebergs y placas de hielo.
A finales del s. XX, entre 1980 y 1990, excepcionalmente se pudieron observar glaciares en crecimiento en Noruega, Nueva Zelanda, Islandia y en la Antártida occidental, debido fundamentalmente al aumento de precipitaciones en estas zonas. Sin embargo, desde el año 2000 este proceso local parece haberse revertido, ralentizado o parado del todo, sobre todo en la dos primeras regiones.
Las cordilleras de latitudes medias, tales como el Himalaya, los Alpes, las Montañas Rocosas y los Andes del Sur, así como ciertas cumbres tropicales aisladas como el Monte Kilimanjaro (África), están sufriendo algunas de las pérdidas proporcionalmente más importantes.