‘Chilling Adventures of Sabrina‘ es la nueva serie creada por Roberto Aguirre-Sacasa (si, el de Riverdale) para Netflix, basada en la serie de cómics del mismo nombre. La serie se centra en el personaje de Archie Comics Sabrina Spellman, interpretada por Kiernan Shipka.
Supongo que casi todo el mundo recordará la serie de los 90 ‘Sabrina, cosas de brujas‘ con Melissa Joan Hart. ¡Pues olvidadla! Esta nueva versión de Netflix no tiene absolutamente nada que ver más allá del nombre de los personajes. La nueva Sabrina es oscura, da miedo y sus problemas van muchos más allá de los deberes del instituto. Olvidad los gatos parlanchines que quieren dominar el mundo y los viajes a La otra esfera. En serio, olvidad lo del gato parlanchín (spoiler para que el golpe sea menos duro).
Como ya sabréis, Sabrina es una mestiza (¡sangre sucia!) hija de un hechicero y una mortal. La historia comienza con el 16 cumpleaños de Sabrina y la decisión de esta de someterse al Bautizo Oscuro y renunciar así a su lado mortal o seguir siendo una mestiza. Se supone que puede decidir pero yo no lo tengo tan claro… en fin…
Que me ha parecido la serie… mmmm… por lo que leo y veo la gente está emocionadísima con esta nueva versión de la bruja adolescente. Todo es maravilla y si, reconozco que está interpretación de Sabrina es interesante y mucho más madura que la anterior pero al terminar la serie me dejó un sabor amargo que quiero compartir con ustedes.
Primero, Sabrina me ha caído regular. Es el típico personaje que cuadra en el ‘estereotipo Harry Potter’, ¡la elegida!. Siempre tiene que estar en el centro del lío y si no hay lío se lo busca, no se, lo mismo es que se aburre. Todo el tiempo formando clubs, ‘ayudando’ a sus amigas en plan líder, resucitando muertos, porque ella está en preescolar de magia pero aún así es hiper poderosa… Chica, no se puede abarcar todo en esta vida.
Siguiendo con los personajes, punto positivo para la tia Hilda (Lucy Davis) que me ha encantado. Es graciosa, es adorable y me la quiero llevar a casa. Miranda Otto también está muy bien como la tia Zelda y me encanta la química que se crea entre los dos personajes. Sin duda diría que ellas son lo mejor de la serie. También me ha gustado el personaje de Ambrose (Chance Perdomo), me gusta ayude a Sabrina, que sea la voz de su conciencia y que también sea divertido e irresponsable cuando la situación lo requiere. Es un personaje más relajado que sirve muy bien como alivio cómico y que aporta el toque ‘moderno’ debido a su orientación sexual. Hablando de toques modernos… ¿Por qué en casa de los Spellman no existen los móviles? Los amigos de Sabrina si que tienen… Misterios de la magia.
La historia, como ya he dicho, es totalmente diferente a la serie anterior. Entiendo que es fiel a los comics que yo no me he leído (todavía). Me parece bien esta vuelta de tuerca y, sin duda, es una serie más completa e interesante pero tiene cosillas… Los personajes se contradicen en algunas ocasiones, ¿estamos a favor o en contra del Gran Banquete? ¿nos gusta o no nos gusta el padre Blackwood? Entiendo que muchas de estas cosas se deben a cambios en los personajes pero no son decisiones que estén bien explicadas y hace que la serie se quede en la superficie. Creo que aspiraban a hacer algo más profundo, no querían una simple serie juvenil y, en mi opinión, se han quedado a medio camino. Por cierto, ¿por qué y en qué momento empieza Susie a ver muertos? Más misterios de la magia.
Estéticamente podemos intuir el toque ‘Riverdale‘: mucha noche, mucho azul, mucha niebla y colores planos con rojos saturados. Me gusta como han introducido la fantasía y como han construido los escenario ‘irreales’. También soy muy fan de que todo tenga un aire tétrico. Ahora bien, hay dos cosas que no entiendo: ¿por qué los demonios parecen sacados de una película de serie b? ¿por qué los bordes de la imagen están tan difuminados? En serio, no era necesario.
Y bueno, esto sería todo. La serie en general me ha gustado pero, como veis, hay algunos puntos que… meh. Eso si, para hacer un maratón un domingo lluvioso de otoño sirve perfectamente.