Amanecía en mi Caracas natal, en una mañana con ánimos de lluvia y partimos al encuentro de las huellas de un hombre que – sin duda alguna – tuvo el “guáramo” ( como decimos en mi bella Venezuela) de abandonar su tierra (Alemania) para servir a miles de kilómetros de su patria, a una ciudad portuaria, sumida en pestes, desigualdades ec0nómicas, trabajos rurales, entre otras características.
Muchos, hablan de él como el Frankestein del Ávila y otros como el Dr. José Gregorio Hernández de la Guaira. Lo cierto es que vale la pena tomar un día de nuestro calendario y apartarlo para disfrutar con nuestros amigos de Fundhea, de su ruta, de la naturaleza que decora al camino; y, solo con los argumentos en el tintero de nuestra bitácora de viajes, tener el privilegio de investigar aun mas sobre su historia
Los invito a disfrutar de nuestro recorrido fotográfico:
Con un cafecito con leche y una panelita de San Joaquín, armamos nuestra mochila y empezamos a subir la montaña (El Ávila, nuestro Warairarepano) a bordo de las unidades 4×4 dispuestas por nuestro grupo de anfitriones (Fundhea), hasta el lugar de reunión: la pequeña placita de San José de Galipan.
Bajo la dirección de nuestro amigo, rescatista y guía de montaña, Derbys López, se armaron los grupos de avanzada, para adentrarnos poco a poco en un camino serpenteante, con dificultad media; lleno de maravillosa flora y fauna
Para los amantes de la fotografía y el montañismo, esta -sin duda- es una ruta que no debe faltar en nuestros “ckeck lists” o “Top Ten lists”.
Nuestra primera parada y tropiezo con la historia de este hombre – hasta el momento desconocido- se realizó en el sector “Plan de Alpargata”
Allí nos encontramos con la momia de José Pérez, un soldado de la Federación que murió de tuberculosis en el Hospital de San Juan de Dios de la Guaira; y cuenta la leyenda, que el Dr. lo mandó a traer en burro hasta su hacienda (en la vertiente norte de el Ávila) y pasando por el punto de Plan de Alpargata, el cadáver cayó sin ser visto, a un lado del camino. Sin embargo, esto parece ser otro cuento de camino, el cuerpo de este soldado nunca fue reclamado, y al ser momificado permaneció por mucho tiempo en el despacho del Doctor, hasta que muere su enfermera, y el cuerpo de José Pérez pasa al Mausoleo de Knoche.
Es aquí donde comienza su historia…
Gottfried August Knoche, nació en Alemania. A los 15 años empezó a estudiar Medicina, y a los 19 ya era Doctor. Su llegada a Caracas aun se discute entre los historiadores. Lo cierto es que para 1845 se encontraba en Venezuela, revalidando su título en la Universidad Central de Venezuela.
Tomás Lander, político y periodista, fundador del periódico “El venezolano”, fue el primer cuerpo embalsamado por el Doctor. A pedido, quedó sentado y en posición de escribir sobre el escritorio desde donde despachaba este periodista venezolano, hasta que Guzmán Blanco (Presidente de turno), dicta la orden que para su entierro en el Panteón Nacional.
En la actualidad, existen dos momias del Dr. Knoche enterradas en el Panteón Nacional de la ciudad de Caracas. La segunda, corresponde a Francisco Linares Alcántara (Militar venezolano, Ex-Presiente de la República). Al momento de su muerte, en el ejercicio del poder, el único que estaba disponible para atenderlo era el Dr. Knoche, quien lo preparó por orden
Pero ¿de dónde obtiene este Doctor la fórmula del embalsamamiento? ¿Por qué viviría alejado de la civilización? y ¿por qué construir un Mausoleo?
-Quizás suene a Paulo Coelho, pero la conservación de los cuerpos también ha sido como de la fascinación del hombre por la Alquimia. La familia Goretti, tenía su propia fórmula en Italia y la Guerra Federal y la Gran Peste, fueron para el Dr. Knoche, una oportunidad valiosa en su práctica.
-Amante de la Naturaleza, este hombre realizaba expediciones en la vertiente norte del Ávila; y, cerca del Camino Real, rodeado de haciendas frutales y productoras de Café, bajo un clima fresco, el Dr. estableció su domicilio. De hecho, cuando visitamos su hacienda, uno se da cuenta de la belleza potencial del lugar.
¡ Basta con pararse en las ruinas de uno de sus balcones, e imaginar la panorámica que poseía el lugar, en pleno corazón de nuestro pulmón vegetal!
De la Finca Buena Vista, aún quedan un Muro, el Fogón, el Laboratorio, Un tanque o pozo de agua.
-El porqué de un Mausoleo:
Como extranjero, el Dr. no podía hacer uso de los cementerios católicos de la Guaira. Quienes tenían la posibilidad económica, construían sus propios Mausoleos. Así que no existe motivo macabro en esta historia, no hay un Dr. Frankestein detrás de este vestigio de vida…
El Mausoleo fue construido en 1846 y en él reposaron su esposa, su hija, su hermano, sus enfermeras, y el último en ser embalsamado fue el mismo Knoche…
Desde ese momento, la curiosidad y la falta de respeto por el descanso eterno, han hecho de lo suyo:
Existen numerosas organizaciones que han tratado de atribuirse el cuidado o la verdad sobre su patrimonio, sobre ese legado, que a todos nos compete como venezolanos y visitantes. Por eso te invito a formar parte y no contraparte, a disfrutar de la variedad de argumentos que existen y a ser partícipes de la conservación de esta maravillosa herencia, de un hombre que visitaba y curaba enfermos; muchas veces, sin cobrar la visita de aquellos tiempos.
Si tenía algún medicamento, éste lo llevaba desde su finca hasta la cama del paciente, por ello lo conocen como el Dr. José Gregorio de la Guaira.
Por cierto, si buscas su fórmula, aún no la han encontrado
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