Numerosas guías de viaje sobre Tanzania han bautizado su famosa Garganta de Olduvai como “la cuna de la humanidad” y es que este impresionante cañón esconde algunos de los yacimientos arqueológicos y paleontológicos más antiguos del mundo. Los arqueólogos de todos los países están enamorados de la riqueza ancestral de estos barrancos plenos de tesoros históricos, pero los que no lo somos, aquellos de nosotros que, simplemente, amamos la naturaleza, simplemente nos vemos sobrecogidos por este paisaje de otro mundo. En la Garganta de Olduvai, en estos lejanos riscos africanos, los amantes del turismo ecológico encontramos uno de esos rincones primigenios que nos recuerdan, en vivo y en directo, el confuso origen de la evolución.
Lo primero que nos sorprende cuando llegamos a las inmediaciones de la garganta es el nombre que aparece en las señales de la carretera, “Oldupai“. Revisamos en Internet y constatamos que no nos hemos perdido. El Gobierno Tanzano decidió obviar el error tipográfico cometido por los primeros exploradores europeos y llamar a su joya natural por su nombre en lengua masai: Oldupai; el nombre de una de las plantas que salpican el paisaje, un rechoncho arbusto de hojas carnosas que atesora la escasa agua que recibe de los cielos.
Nos asomamos al cañón y nos sorprenden dos detalles. El impresionante color rojo sangre que se extiende durante kilómetros y, también, ese olor a tierra seca que es tan difícil, casi imposible de describir.
La garganta de Olduvai, una foto para recordar, una joya a descubrir.
Imagen:
«Olduvai Gorge or Oldupai Gorge» por Noel Feans - Oldupai. Disponible bajo la licencia CC BY 2.0 vía Wikimedia Commons.