A pesar del camino marcado perfectamente integrado en el entorno, con tablas de madera que en ocasiones queda sumergido por las cristalinas aguas que bajan con fuerza desde alguno de los lagos, y a pesar también de la cantidad de turistas, principalmente en julio y agosto, la naturaleza se puede sentir a cada paso.
El intenso color verde de la espesa vegetación en primavera y verano, que torna de fantásticos colores amarillos y castaños cuando llega el otoño. O incluso en inverno podemos deleitarnos con la nieve que cubre la vegetación, y el frío que llega a helar algunos de los lagos y cascadas de Plitvice.
Con más de 500 cascadas que caen o surgen de los 16 lagos que forman el parque nacional de Pitvice, podemos ver, si nos fijamos, que el agua surge de cualquier parte. Las filtraciones son continuas y es difícil visitar dos veces seguidas el parque sin apreciar ninguna variación, pues es un complejo vivo que se forma desde hace miles de millones de años y está en constante evolución.
El agua cristalina, rica en minerales, se viste de diferentes colores según el día y la temporada, y es el hogar de miles y miles de peces que posan plácidamente en las orillas, agradecidos de saber que están en un lugar a salvo y complacidos, podríamos decir, con las instantáneas que les hacen los turistas.
El parque cuenta con diversas rutas para distintos tipos de turistas, y así podemos encontrar un recorrido de 1 km, donde se puede apreciar la vegetación y a duras penas las cascadas y los lagos, a excepción de la cascada más grande, que se encuentra nada más llegar al lago, hasta una larga de 22 km que recorre la zona baja y la zona alta del parque. Algunas de las rutas incluyen un agradable paseo en barco para cruzar entre una orilla y otra.
Todo un espectáculo relajante para los turistas, que de seguro pasarán una mañana o tarde inolvidable en este paraíso croata.