Hace unas semanas visitamos Werder Havel, un pueblo a aproximadamente una hora de Berlín y situado a orillas del río Havel. Algo que destacaría de este pueblo, es su casco antiguo. Está lleno de casas adorables, ¡especialmente indicadas para l@s amantes de las fachadas fotografiables! Como sacadas de un cuento, en ellas abundan los colores pastel, las flores y las contraventanas lacadas. Sobresale su iglesia Heilig-Geist-Kirche de estilo neogótico y su molino de viento, conocido como Bockwindmühle. Ambos highlights los podréis ver nada más llegar al puente de la avenida Unter den Linden, que conecta el resto del pueblo con su zona antigua que está distribuida a modo de isla.
De ahí, que su río Havel sea uno de sus grandes protagonistas. No solo para bañarse o pasear en barco, sino porque en él también se hacen todo tipo de deportes naúticos. Justo el sábado que lo visitamos, pudimos disfrutar en directo de una competición de remo. ¡Y no solo eso! Porque es justo en él, donde se encuentra el ingrediente más importante para elaborar uno de sus platos estrella: ¡el pescado ahumado! Si os apetece probarlo, tan solo tenéis que dirigiros a la calle Fischerstrasse donde se encuentra un lugar plagado de restaurantes. ¿Sabíais que los bocadillos de pescado son un manjar muy popular entre los alemanes?
Sin embargo, ese día nosotros decidimos pasar del pescado y dirigirnos a una cafetería que habíamos ojeado. Se llama Duval (@duvalwerder) y está en la calle Michaelisstraße 17. Como ya os conté a través de Instagram, ¡no nos pudo gustar más! Se trata de un local multifuncional en el que se pueden comprar delicatesen o vinos franceses y por la noche se convierte un bar. Os recomiendo probar sus quiches y sus tartas caseras. Y claro, acompañarlos con uno de sus estilosos cafés servidos en una jarra de barro. No sé a vosotr@s, pero a mí estos lugares en los que apuestan por los productos de calidad y en los que cuidan hasta el último detalle, ¡me parecen admirables! Disfrutamos mucho sentados en su porche de madera, que nos recordaba a las casas de campo al más puro estilo americano. Así que ya sabéis, si os pasáis por Werder os recomiendo visitarlo. Y por supuesto, luego ¡no os olvidéis de contármelo!
¡Y hasta aquí la escapada de hoy! Contadme que os parecido este pueblito, si ya lo conocéis o si podéis recomendarnos por allí algún otro sitio bonito.
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