¿Dónde estabas hace 25 años?, ¿qué hacías?... me atrevo a imaginar que pendiente de las noticias, pues, si tenías edad para darte cuenta de lo que estaba ocurriendo, seguramente fueras muy consciente de estar viviendo un episodio histórico.
Y eso no ocurre todos los días. Marca.
Yo estaba en mi segundo año en la Universidad y recuerdo con emoción aquellos momentos y cómo hablábamos apasionadamente de lo que significada la caída del muro de Berlín.
Veinte años más tarde hicimos un viaje a la capital alemana y he de decir que fue realmente espectacular. Es una ciudad que merece la pena visitar, ¡merece mucho la pena!.
Es una urbe muy grande, extensa, en la que hay huellas arquitectónicas que muestran las cicatrices de la historia del siglo XX. Las marcas de la Segunda Guerra Mundial, del urbanismo de la era soviética, etc. Pero sobre todo ello destaca la marca que dejó en la ciudad, y en la memoria de los berlineses, la vergüenza del muro. Que no sólo fue una pared de hormigón, constituyó una frontera de silencio y miedo entre vecinos.
Las cosas han cambiado. Antiguas zonas militares asociadas al muro se han ocupado por artistas y comunidades que ofrecen ocio y arte a los turistas a precios realmente contenidos, pues esa es una de las cosas que más sorprenden a los turistas, particularmente a los españoles, lo barato que resulta el ocio de un visitante en Berlín.
Bares, restaurantes, taxis, máquinas de vending... todo gasto que realizábamos era mucho más barato que en Madrid, salvo, quizá, el transporte público.
Un año más tarde viajamos a Grecia, dónde todo era al contrario, muchísimo más caro que en Berlín y que en Madrid. Da que pensar, ¿no?.
Debéis visitar la Puerta de Brandemburgo, la isla de los museos (y ver el busto de Nefertiti), subir a la azotea del parlamento, caminar por el Tiergarten, Unter den linden y, por qué no, tomaros una copa, si el clima lo permite, en la azotea del hotel Roma.
Debéis tomaros una cerveza en algún barco abandonado en el rio, en uno de esos lugares de ocio y recreo que han montado "okupando" antiguas zonas militarizadas. Debéis visitar los bunkers de la guerra y de la represión comunista... en fin, que hay mucho que hacer.
Afortunadamente se trata de una ciudad absolutamente llana y muy bien comunicada. Puedes utilizar el Metro o alquilar una bicicleta. en cualquier caso no te será difícil moverte por la ciudad. Lo primero que te llamará la atención son los semáforos, pues los "muñequitos" que te indican si está o no permitido cruzar la calle, constituyen todo un símbolo de la ciudad y una de la pocas herencias que perviven del "Berlín comunista".
En fin, queríamos hacer un homenaje a esta enorme, en muchos aspectos, ciudad. Recomendaros que la visitéis, que caminéis por sus calles y disfrutéis de la discreta y algo apartada amabilidad de los berlineses.
A poca distancia de Berlín se encuentra Postdam, villa histórica que merece una visita si el tiempo lo permite. Aquí está el antiguo palacio real, o el edificio en el que se firmó el tratado de Postdam y que configuró no sólo la política, sino las fronteras y la vida de la segunda mitad del siglo XX.
¿Y qué comer en Berlín?, ¡uf!, pues aquí hay mucho que contar. No voy a hablaros de salchichas ni chucrut. No, puedo hablaros de enormes y deliciosos desayunos a precios irrisorios, de agradables cenas en céntricos restaurantes con coquetas terrazas por la mitad de precio que en Madrid y, sobre todo, puedo hablaros de comida callejera, pues Berlín ha sido la ciudad en la que, si no se ha creado, al menos sí se ha hecho famosa una comida muy popular en todo el mundo, ¿sabes de lo que estoy hablando?, seguro que sí y si no, sólo tienes que esperar a la próxima entrada, en la que hablaremos de ello. ¿Te atreves a decirme que famosa comida se hizo famosa en Berlín?.
Por cierto, los alemanes son un pueblo con una mentalidad y costumbres desconcertantes, al menos para mí. Resulta que no habiendo sufrido lo suficiente durante todos los años de división con el telón de acero y el muro de Berlín, resulta que cuando lo derribaron invitan a cantar a.... ¿sabes a quién?, ¿sabes que fue un mega-hit en Alemania?, ¿tan borrachos estaban de felicidad como para "ésto"?.
En fin, en cualquier caso es historia y ahí lo dejo, para mí es la mayor prueba de la perversidad que supuso la construcción del muro y cómo afectó a la salud mental de los berlineses.