Quedo con Fernando Ganzo en un bar algo aleatorio en Madrid, cerca del Museo del Prado. Tras haber intentado realizar esta entrevista por Skype, tengo la suerte de que nos podamos reunir de forma presencial, pues su agenda como redactor jefe de la revista SoFilm le hace pasar unos días fuera de París. Me cuenta que hoy se ha reunido con un par de empresas y que mañana probablemente vea a Garci. También me deja claro algo que cualquier lector de esa maravilla de publicación que es SoFilm intuye: su capacidad para pasar de promociones y para mantenerse fieles a una publicación que "no se ojea, sino que se lee, que se guarda, incluso que se presta".
¿Cómo empiezas? ¿Cómo es tu camino hasta llegar SOFILM?
Yo soy de Santander. Acabé la carrera de periodismo en Bilbao y comencé prácticas en Vocento. Allí me contrataron, y comencé a hacer periodismo de todo tipo, pero sobre todo cubría deportes. También algo de cine en una web que llevaba Vocento que se llamaba Hoy cine. El cine me gustaba mucho, en la universidad hacía cortos y pequeñas películas y las asignaturas relacionadas con el cine eran mis favoritas.
Al hacer estas películas que he mencionado, también me daba cuenta de lo interesante de escribir sobre cine. En la universidad incluso empezamos una pequeña revista de cine llamada Pausa, que desconozco que habrá sido de ella. También estaba metido en un foro llamado Cinexilio.
Más tarde me fui a Francia, porque nunca había hecho erasmus y quería vivir fuera y aprender francés, puesto que gran parte de lo que se ha escrito de cine ha sido en este idioma. Justo al irme fundamos la revista Lumiere de forma muy periférica, con gente de toda España. Lumière sigue activa hoy en día, aunque yo tengo menos conexión con ella.
En 2012 empiezo a trabajar para SoFilm, que nace de otra publicación deportiva llamada SoFoot. Y SoFilm nace con la idea de crear una revista de la misma manera que SoFoot hablaba de fútbol: lo que le interesa al lector no es saber quien es el once ideal de la semana o el máximo goleador, sino saber quién es el guardaespaldas de Messi o los orígenes de Cristiano Ronaldo. Pues con el cine igual, no a todo el mundo le gusta seguir los estrenos, pero a todo el mundo le gusta leer sobre lo buen actor que es Leonardo Di Caprio y que no haya ganado ningún Oscar.
¿Tal vez precisamente por no tratar los temas convencionales de la promoción de una película os podéis permitir tratar cintas de autor y que, aun así, todavía interesen al lector?
Claro, porque la historia es la misma. Siempre y cuando sea buen cine, si lo consideramos bueno, hablamos de todo tipo de cine, no creemos que haya un cine más "elevado". La idea, además, era oponerse a una decadencia de la crítica que yo creo que existe en todas partes, tanto en Francia como en España. Hay buenos críticos pero el valor de la crítica se ha perdido.
¿En qué sentido?
Seguimos escribiendo crítica con unas herramientas que se crearon hace muchos años, y hay pocos críticos que sepan renovar eso. La labor del crítico se acaba convirtiendo en, como se dice en Francia, una labor de paseo, de hacer discurrir películas. De ahí el éxito de las listas, de los tops...
SoFilm cree, y nosotros creemos, que podría recuperarse el periodismo en el mundo del cine. Al mismo tiempo, con una serie de reportajes y entrevistas largas, entendemos que se puede llegar a transmitir ideas. Y esa es nuestra visión, una visión vitalista, del cine.
¿Qué ocurre con el humor de SoFilm? ¿Es una "marca de la casa", hay un manual de instrucciones, o cada colaborador pone el suyo?
Es difícil, es algo que se ha trabajado mucho con los autores. Sobre todo para aunar humor y elegancia: ser gracioso pero sin resultar vulgar y que siempre esté bien escrito. Nuestra referencia siempre han sido "las tres haches", que son historia, humor y humano. A partir de ahí, intentar encontrar un cierto humor comprensible, que llegue, pero que no sea un gag.
Por ejemplo, cuando en el último número habláis de como el estado de Nebraska permite lucir un arma de fuego en la foto de la orla universitaria.
Claro, ahí no hay una broma, al menos no implícita, pero la dejamos caer. Tomamos distancia para que el lector decida.
Con este humor también respondemos a cierto cinismo que abunda en Internet. Nos hemos vuelto muy cínicos, pensamos siempre muy mal. Y no es necesario una crítica demasiado evidente, se puede ser sutil, comentar tan solo lo absurdo, y con ello la crítica está implícita.
Con los editoriales ocurre igual, son esa primera toma de contacto con la revista y lo que habrá en su interior.
¿Quién se encarga de ellos? Nunca están firmados, al contrario que en muchas otras publicaciones.
No están firmados porque en las escuelas de periodismo se enseña que no deben estarlo, pues pertenecen a la redacción. Depende, a menudo soy yo, pero a veces son co-escritos o son historias. Historias que nos hemos encontrado. Por ejemplo, cuando conocimos al actor de Los cuatrocientos golpes, Jean-Pierre Léaud, y nos contó como perdió la virginidad en una cena del festival de Cannes con una actriz asiática. Y eso para nosotros es una editorial (risas). Un actor que con unos quince años gana la palma de oro y le ocurre eso...
SoFilm aparece actualmente en Francia, Reino Unido y España. ¿Cómo se amolda la revista a cada país?
Por supuesto que se amolda, como la entrevista a Alfonso Guerra en el primer número de la edición española. Aunque nosotros creemos que si algo es bueno, es bueno para todas partes. Esto vale para todo, también para las críticas. No son críticas de estilo SoFilm, son críticas que son buenas. Una crítica buena puede leerse en SoFilm, en El País...
A la hora de elegir temas, nos centramos en grandes historias, grandes cineastas o grandes películas, sean de donde sean y que desborden las fronteras, como Tarantino o Brian de Palma. Luego, a parte, si descubrimos a un cineasta belga llamado Paul Verhoeven, pero que no es el Paul Verhoeven que todos conocemos, sino que se dedica a grabar películas con adolescentes muy poco vestidos y que cree que haciendo eso cumple una labor para el mundo o que si Bin Laden hubiese visto sus películas las torres gemelas seguirían en pie, pues.... ¡bueno! ¡qué más da que sea belga! (risas).
Otro elemento muy admirado de la revista SoFilm: sus portadas. ¿Cómo se deciden, cómo se crean?
Por una parte tenemos un equipo gráfico que las trabaja, que cada vez va a mejor. A la hora de decidir, algo de lo que nos damos cuenta es del mito de la portada como necesario reclamo comercial para el público. Cuando es algo que te parece apasionante, funciona. Por ejemplo la última portada, con Sam Peckinpah, aunque puede parecer arriesgada gusta mucho y está funcionando muy bien.
Tienes que pensar que si a ti te gustaría leerlo, al lector también. Creo que la pregunta equivocada es "¿qué quiere leer la gente?", debería ser "¿qué quiero leer yo?". E incluso volviendo al humor, el humor que incluimos en la revista es el que nos hace gracia a nosotros. Por ejemplo: el humor absurdo, que incluimos en la última página con los estrenos futuros, de dentro de veinte años.
¿Y qué ocurrió con la portada de John McTiernan, si crees que ocurrió algo? Fue un poco menos vuestra, más impersonal.
Bueno, nada demasiado interesante, fue sobre todo cuestión de derechos de imagen y demás. Nosotros creíamos que lo interesante de McTiernan es pertenecer al grupo de los últimos cineastas americanos que ha creado un universo propio, que se ha expandido a posteriori. A la vez, considerábamos que el icono de ese universo era Bruce Willis sudoroso, pegando tiros y con los pies ensangrentados. Y la imagen fue esa. Se intentaron muchas cosas y por una vez se buscó lo reconocible. Por otro lado, ha funcionado bastante bien. Y Bruce Willis siempre es más agradable que un "predator", ¿no? (risas)
A la izquierda, el número español de McTiernan. A la derecha, la edición francesa.
Quiero preguntarte por otra cosa que hacéis en vuestra revista y que me fascina. Y es que, incluso siendo consumidor de cine y de periodismo cinematográfico, los artículos de SoFilm siempre resultan nuevos y sorprendentes, no sé nada de ellos antes de comenzar a leer. ¿Por qué ocurre esto? ¿Tenéis mejores investigadores, trabajáis más...?
Bueno, este ya es el número dieciocho, y la redacción se va asentando. Lo que nos preocupa cada vez más es buscar un equilibrio entre críticos y gente muy cinéfila con periodistas puros y duros. Periodistas que trabajan muchísimo. Para un artículo, y para muchas entrevistas, contactamos mínimo con cincuenta personas antes, para que nos hablen, para aprender.
Y ¿cuál es la diferencia con el resto de medios? ¿ellos saben que existen estas historias pero no las buscan?
Posiblemente, si. Investigación.
En Twitter, en San Sebastián, estuvimos siguiéndote. ¿Qué opinas de los festivales? ¿Crees que son mucha gente corriendo de un lado para otro sin reflexionar o una justa batalla entre películas mejores y peores?
La histeria sucede sobre todo en Cannes, porque se ven las películas por primera vez en todo el mundo y hay que escribir muy rápido. Y siempre digo lo mismo: con Cannes, dos meses después, a las películas que les hemos dado buena nota hay que bajarles dos puntos y a las que les hemos dado mala nota hay que subirles dos puntos. Al mismo tiempo hay un ambiente entre críticos por el cual si uno dice que es buena el de al lado dice lo mismo y al revés.
Pero a la vez, los festivales son muy necesarios, son algo muy vivo. Son una forma de reciclar la cinefilia, aquellos cines que se llenaban los viernes y que luego invitaban a que la gente comentase la película a la salida. En Luimière nos dábamos cuenta de esto, yendo al festival de Gijón o a otros por toda España. Son una forma de estar cerca de las películas, del cine, de mantener una relación intensa con este.
También decías, en Twiter: ¿En serio se puede salir alguien bueno de las escuelas de crítica? ¿Alguien inteligente puede creer que le van a enseñar a ser crítico? ¿No? ¿No se puede?
Yo creo que lo que se puede enseñar de cine es la teoría. Y sin embargo, considero que lo más fértil en el cine es la crítica, la cual se aprende leyendo crítica, viendo películas y leyendo sobre ellas. Trabajando el gusto. Y a partir de ahí nacen las ideas.
Creo que la crítica tiene que ser algo muy íntimo, que surja de ver cine y leer sobre cine. No veo como puede ser de otra forma. Vamos, me pongo en la mente de alguien que tiene que enseñar a escribir una crítica y no podría.
¿No darías clase de crítica?
Bueno, lo hago como redactor jefe, personalmente con el crítico, trabajando sobre la crítica. Pero en un curso... no lo sé, habría que vivir la experiencia. Pero me resultaría raro. Pienso que si bien acudes a la facultad de medicina para trabajar como médico, no hay nada que confirme que eres crítico al salir de una escuela de crítica. Todo el mundo es crítico, todos pueden serlo. La crítica se aprende en la acción, escribiendo.
Cambiando de tema: ¿crees que Francia sigue liderando a Europa culturalmente?
El corazón de Europa, nos guste o no, es el francés, el alemán y el italiano. Luego, curiosamente, hay otras potencias culturales que son importantes pero no son el corazón de Europa. España. Reino Unido. Rusia.
Francia posiblemente sea el último país en el que se pueda decir de alguien que es un intelectual. Y en el cine está claro, ellos han inventado la crítica, el pensamiento sobre el cine. Es la representante, de alguna forma, de los valores que pueden unir a Europa.
Como responsable de un medio francés, ¿qué experiencia has tenido con lo ocurrido estos días en París, el atentado en la redacción de Charlie Hebdo?
Ha sido muy intenso. Nuestra redacción, además, se encuentra bastante cerca de la suya. Fue un momento que nos ató muchísimo a los medios, en el cual se vio o se creó una sensación de miedo constante. Y no quiero criticar a los medios, pues estos son por definición amplificadores, y por lógica provocan cosas como que mi familia me llame para preguntar si estoy bien. En realidad, todo lo contrario, creo que la difusión mediática fue bastante justa: intentaron no adelantarse... pero, tal vez por parte de los usuarios, se vivió una afluencia de tweets, comentarios en Facebook, equívocos, absurdeces... La interpretación que, creo, se debe sacar de todo esto, es que es el momento de despertar una conciencia muy individual sobre el respeto y la libertad, sobre la tolerancia y la convivencia.
Yo no creo que la blasfemia sea un delito, ni algo reprobable, jamás. No la practico, porque no me interesa, pero es un derecho. Mira, Sarkozy dijo hace tiempo y por una vez una frase que no estuvo mal. Se refería a las caricaturas de Mahoma, y dijo "es preferible un exceso de caricatura que un exceso de censura". Y tenía razón.
La emoción era también muy grande a la hora de pensar en estos terroristas, que se dejan seducir por una organización criminal totalitaria, que actúa en contra de la libertad y la democracia.
¿Crees que Francia tiene un problema de inmigración, que hay una compleja mezcla de orgullo y de valores sociales?
No de inmigración, pues hay más en España o en Alemania. El problema es que Francia es un país muy multicultural y posee una inmigración que viene de hace mucho tiempo, de lejos. Pero inmigrantes que vengan a vivir a Francia no hay tantos. Sin embargo pluralidad de culturas y de cultos, hay.
Para mí el problema en Francia es que se vive un momento en el que para manifestarse, la gente se manifiesta contra algo. Su punto de vista es el punto de vista "contrario a". Y tal vez, puede que esto se haya cambiado en la manifestación por la reflexión, por la libertad, que han provocado estos acontecimientos. Paradójicamente puede que esto haya unido al pueblo francés en la dirección correcta, hacia algo esencial que no hay que olvidar, y que se llama libertad, igualdad y fraternidad.
No nos da tiempo para más, sacamos un par de fotos y marchamos. Nos despedimos, y si bien yo me quedo con una gran entrevista de un gran profesional y una charla muy enriquecedora, el mundo tiene en Fernando Ganzo y en SoFilm razones para creer. En algo mejor. Eh, y de esas no aparecen todos los días.