François Ozon (Paris, 1967) conoce el Festival de San Sebastián de primera mano. Hace años que ganó la concha de oro con En la casa y ahora vuelve a Zinemaldía con su última película Una nueva amiga y se detiene para hablar con nosotros sobre ella.
Una vez que ha ganado la Concha de Oro? ¿uno viene con más calma a este festival?
Pues? si, la verdad (risas). Sinceramente, no pienso en el premio, para mí venir a San Sebastián resulta sobre todo agradable por su público, que resulta único. Por otro lado, la distribuidora GOLEM, una gran distribuidora Española, necesitaba que viniese para promocionar la película y aquí estoy, y si luego hay premio pues fantástico.
Tanto en esta película como En la casa hay escenas donde a los personajes su mente les juega una mala pasada. ¿Qué le interesa de este tipo de reflexiones?
Lo que me interesan son los fantasmas. Algo que está en ella, que ella imagina, los fantasmas desde el punto psicológico, y efectivamente, al estar la película contada desde el punto de vista de Claire, hay al menos dos momentos así.
Hay un momento en la película que recuerda a vértigo, de Hitchcock, cuando las protagonistas se peinan la una a la otra.
La verdad es que cuando escribí el guion no lo había pensado expresamente, pero es cierto que tras ver la película me di cuenta. Creo que se debe a que Hitchcock está presente en la mente de todos los cineastas.
La historia de la recuperación de una amiga, de una persona cercana, a través de algo como el travestismo, vino de una conversación con una amiga que rodaba un documental sobre esta temática y me contó un curioso caso de alguien que había comenzado a travestirse tras la muerte de su mujer. Era una manera de hacerla volver.
Foto: Montse Castillo
En sus últimas películas hay momentos de humor que conviven con otros más dramáticos. ¿Lo realizas a propósito, para encontrar un equilibrio?
No, la verdad es que simplemente surge. No hay que huir de la comedia dentro del drama, al contrario. De la misma forma siempre quiero que la película alcance muchos espectadores y para eso tiene que ser entretenida, y eso es lo que busco añadiendo puntos cómicos.
¿Cómo resultó la dirección de actores con Romain Duris?
Fue facilísimo, un placer. Yo había leído en una entrevista que era su deseo llevar a cabo el rol de una mujer en el cine y efectivamente, se podía ver el placer que resultaba para él ponerse los tacones, las pelucas? El único problema era que Romain es muy peludo y hubo que depilarle muchísimo, fue tremendo.
Sobre la escena del cabaret: ¿cómo elegiste a la intérprete, la canción, cómo surge esa escena?
Para mí, efectivamente, esa escena es el corazón de la película. Es un lugar donde Virginia y Claire son aceptadas completamente, nadie se fija en ella ni las juzga, pueden vivir felices y tranquilas.
Después: la elección de la canción? hay una versión italiana creo que no es muy conocida en España, pero en Francia lo es enormemente, o lo fue en los setenta. Sirve tanto para el personaje de Virginia como para el de Claire. En un principio pensé que sería una pieza utilizada en muchos espectáculos de este tipo pero en realidad no, la encuentran demasiado dramática.
Busqué durante mucho tiempo, no tenía muy claro lo que quería, encontraba travestis demasiado grotescos hasta que di con la persona que aparece en la cinta, un hombre que tiene los rasgos de una mujer muy bella, pensé que así sería más interesante y aportaría emoción.
En sus últimas películas los teman han sido prostitución, travestismo: ¿quiere concienciar de alguna manera a la sociedad o simplemente es un tema que le atrae?
Es un tema que me atrae, que aparece. Creo que el trabajo de un artista es hablar de lo que molesta, planteando preguntas aunque no tenga la respuesta.
Se le compara mucho con Almodóvar, se dice que es el Almodóvar francés. Aquí en España todos los actores desean trabajar con él? ¿cree que causa el mismo efecto en los actores franceses?
¡Tal vez él sea el Ozon español! (risas)
No le va a gustar eso? No, me han rechazado actores, para esta película concretamente. Creo que la diferencia reside en que en España no existen tantos directores como en Francia. En Francia hay muchos, y creo que hay por tanto muchos papeles interesantes. Pero en cualquier caso, creo que los actores tienen siempre razón: si dicen no, aunque duela, no hay que presionarlos.