Ella consideraba que estaba llamada a otras contiendas, desde joven, su madre trabajó concienzudamente por su carrera profesional, ahora recogía su fruto, cuando nació Aranza le prometieron un ascenso y la falsa casualidad le enseñó que nada es casual, eligió su carrera profesional, se convirtió en la incondicional para su empresa, siempre dispuesta a cualquier viaje, a cualquier reunión, incluso las creaba ella y provocaba tareas extras, que fortalecieran su cargo, como ella decía su futuro, creía que el bienestar que le daba su empresa no se lo proporcionaba una familia. La familia era la ideología de un partido de derecha, la perfecta tapadera, o presentación en una reunión, “madre y consorte ” alimentaba esa imagen porque no le perjudicaba, la única que sabía el significado de esa arrogancia era Aranza, siempre encontraba en su abuela la ternura, el abrazo, la sonrisa callada y el amor incondicional, el amor hacia la música que tanto había cultivado y fomentado desde los siete años. Primero empezó como una extraescolar, luego continuó como solfeo, le siguió la vocación o refugio, posteriormente su profesión, imitó el modelo de su madre, amor y entrega a su nombre a su carrera profesional.
Desde que vio la luz encontró en la mirada de su abuela el primer biberón, la primera caricia, incluso el primer beso, su madre simplemente no estaba, lo dejó claro su carrera era lo mas importante, no hubo opción simplemente se lo encontró, una familia, formada por su abuela y ella, juntas a los cumples, a las reuniones, a las audiciones, funciones escolares, sus recuerdos siempre se encumbraban con la mirada de su abuela, si en una función no la encontraba, se le hundía el suelo a sus pies, se había acostumbrado a esa familia.
El primer amor adolescente, la primera decepción todo estaba escrito en su fiel confidente que además contaba con la experiencia vivida de varias generaciones, ella siempre le decía, nada cambia siempre es lo mismo, lo único que cambia somos nosotros como vemos el mundo.
Su madre socia de la/su empresa había pasado a ser una desconocida para ella, corría con los gastos de toda la educación, de vez en cuando la veía hacerse la maleta. El padre existió, la inseminó, compartían techo, aunque no horarios, únicamente el jueves tarde lo pasaba en casa, el resto del tiempo era una incógnita, cambiaba diariamente, vamos mejor no contar con él. Si le das a elegir a una persona éxito laboral o quedarte en casa con una bebé, la duda ofende, ser una consorte ministra o una ama de casa. El poder no es equiparable al peso de una madre, evidente quien puede competir con una gran cargo, con el poder que da el dinero, pasas de ser invisible a ser reconocible a la legua, pasas de ir a sesenta por hora a ir a doscientos, estás en primera línea, únicamente te altera la agenda laboral, pasas a ser el eje de tu vida, además siempre hay sangre joven que te sirve, gente pendientes de la reunión de hoy, el acta de ayer, el juicio de la que viene, las reuniones con la fiscalía que te proporcionaran votos, las elecciones, el partido, el rumor de la semana como fuente de información primigenia antes que el concierto de la pubila, información que solo se comparte con socios de la firma, nuevos contratos que proporcionan dinero, fusiones, nuevos fichajes, siempre hay una golosina nueva para la asociada, viajes, cuenta sin límite, chófer, llamadas pendientes, decisiones rápidas, en una palabra velocidad, vértigo, eso si el precio sólo es uno tiempo. Ese pequeño detalle hizo que Aranza siempre estuviera con su abuela. Aranza se centró en su carrera profesional siguió el modelo.