Con el descalabro de Noé -su anterior trabajo- y después de una filmografía intacta con joyas como Réquiem por un sueño, El luchador o Cisne negro, en este nuevo trabajo, Aronofsky retorna a su versión más extrema, y lo digo en el más estricto sentido de la palabra.
Madre! supone el regreso a la locura más profunda de la mente del realizador neoyorquino, el de Pi, fe en el caos y La fuente de la vida. Madre! da lugar a tantas lecturas y conclusiones posibles que no es suficiente un visionado para entender toda la simbología y metáforas a las que el director nos somete bajo el encanto y dedicación que se nota que ha puesto a la hora de rodar y en la postproducción.
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