Como amante de la montaña y de los grandes espacios, uno de mis sueños era ir al Himalaya y en otoño de 2019 lo pude realizar. El viaje rondaba por mi cabeza desde hacia años pero por diferentes circunstancias no pude hacerlo antes. A finales del año anterior, vi que Tente Lagunilla, gran alpinista y buen compañero de viajes, estaba organizando un trekking por el valle de Rolwaling, un lugar remoto de Nepal y de la cordillera del Himalaya.
En una ocasión leí en una revista de montaña un reportaje sobre este valle y desde ese momento supe que si algún día tenía la oportunidad de viajar a la cordillera más alta del planeta sería a esa zona del Himalaya.
Aldea de Beding, valle de Rolwaling
El valle de Rolwaling está en la región del Khumbu y es una palabra Sherpa que significa "el surco". Entre las comunidades Sherpa y Tamang, que habitan en la parte más alta del Rowaling, se habla a menudo de la existencia del Yeti, que ha sido visto varias veces por Sherpas. Sus huellas fueron fotografiadas por Shipton en el año 1951 durante su exploración al Melung La.
Foto del grupo en un descanso del trek
Subiendo al Pachermo peak
Nuestro viaje duró 24 días, de los cuales 16 fueron de trekking. La llegada a Katmandú es toda una experiencia. Es una ciudad caótica pero llena de encanto. Pasear por sus calles, visitar sus templos, viajar en taxi, deambular por sus mercados o simplemente observar el movimiento de sus habitantes es una maravillosa aventura. En total, estuvimos cuatro días en la capital, dos a la llegada y dos al finalizar el trekking. Nos dio tiempo a visitar gran parte de la ciudad y me encantó. Pero es una ciudad dura y vivir o sobrevivir en ella tiene que ser complicado.
Templo Boudhanath
Momentos en Kathmandú
Barrio Patan
El trekking por el valle de Rolwaling es una travesía remota por el Himalaya nepalí, alejada de los caminos mas frecuentados. Nosotros no vimos más de diez occidentales en más de nueve días. No fue hasta nuestra llegada a Namche Bazaar cuando empezamos a ver expediciones y senderistas hacia el campo base del Everest.
Algunos momentos del trekking
El trekking empieza en un lugar llamado Gonggar Khola a 1.400 m de altitud y hasta allí desde Katmandú fuimos en autobús, y creedme cuando os digo que fue casi los más duro de toda la ruta. Una jornada entera, más de 10 horas, montados en un bus por caminos de tierra, donde los mejores 4x4 sufrirían mucho, y aquel chofer salvaba los obstáculos como un piloto del Dakar. Menos mal que el terreno estaba seco. Toda una aventura esa carretera. Ese día, durante el viaje, y viendo pasar parte de la vida en el Himalaya te das cuenta, una vez más, de lo afortunados que somos al vivir donde vivimos y de cómo viven las personas en muchos lugares de este planeta.
Este es el bus en que fuimos a Gonggar Khola
Pequeño resumen del viaje en bus
El día antes de iniciar el trekking hicimos noche en un albergue de Gonggar Khola que es, en realidad, una mina en la que trabajan varios occidentales. Un lugar no muy bonito pero pronto íbamos a adentrarnos en la selva y todo cambiaría.
Gonggar Khola
La primera etapa nos llevó desde Gonggar Khola hasta Simigaon a unos 2.000 metros de altura. En total, anduvimos unas cinco horas. Enseguida de comenzar la ruta nos adentramos en un barranco impresionante con grandes cascadas y cruzamos algún puente colgante que otro. El valle se abre para llegar en ascenso al primer pueblo Sherpa con sus grandes terrazas y su monasterio derruido en el terremoto de 2015. Nos quedamos en un bonito Lodge en el pueblo de Simigaon.
Estupa en el camino a Simigaon
Puente colgante sobre el río
Pastor en Simigaon
En la segunda jornada del trekking ya entramos en el valle de Rolwaling. Enseguida dejamos atrás la selva y empezamos a ver grandes cimas. Pasamos la noche en la aldea de Dongang, al lado del río Rolwaling Khola, a más de 3.000 m de altura. Un lugar único.
El transporte de todos los productos es de tracción humana o animal
Rolwaling Khola y puente colgante
Dongang
De Dongang a Beding, que es donde dormimos al finalizar la tercera jornada, hay una ruta muy intensa. Ese día, ya salimos totalmente de la selva y las vistas eran alucinantes por todos lados. Beding es una población Shrerpa que de momento está muy poco frecuentada por occidentales. Desde muy cerca del pueblo sale un camino hacia Tíbet. En Beding existe un bonito templo budista, el cual pudimos visitar, y unas impresionantes vistas a montañas de más de 6.000 m. Estas tres primeras jornadas discurrieron, básicamente, por selva con días de calor y noches frías. Estos cambios de temperatura nos llevaron a enfermar a más de uno. Yo pasé un par de días, de malestar y fiebre, muy jodidos
De camino a Beding
Aldea de Beding
El paisaje y los caminos no defraudan la vista
En las siguientes tres jornadas fuimos ganando metros de desnivel. Primero llegamos a la aldea Sherpa de Na. Na es otro lugar inolvidable en esta aventura y, además, pudimos disfrutar de una jornada completa allí. Esto nos vino muy bien para aclimatar. Estar un día y medio en Na es una experiencia única. Convivir con estas personas a más de 4.200 m nos hizo reflexionar una vez más. El día de descanso lo pasé paseando, sacando fotos de yaks, de lugareños, de las montañas que nos rodeaban, entre ellas el Melungtse (7.200m), y de los alrededores de aquel lugar. También nos acercamos al templo budista, en el que el único monje que lo habitaba nos recibió y nos enseñó el edificio sagrado. Na fue el último lugar habitado en el que estaríamos en los próximos días.
Llegando a Na
Monje budista pintando la roca en Na
Buen recibimiento en el templo budista
Aldea de Na
Después de la jornada de descanso, empezamos a subir al campo base del Yalung Ri. Fue una subida cómoda, pero la altura se notaba y la cabeza empezaba a darse cuenta de ello. El CB resultó ser un lugar inhóspito rodeado de montañas. Esa fue la primera noche que dormimos en tienda de campaña y el frío se notó en cuanto el sol desapareció. Por otro lado, cualquier movimiento que hacíamos se hacia lento y pesado. Ya estábamos a 5.000 m y se notaba mucho.
El día amaneció despejado y enseguida iniciamos el ascenso a la cumbre. El Yalung Ri es una montaña sencilla con alguna rampa cargada de nieve y hielo que hizo que tuviéramos que asegurarnos. Al final, todo el grupo llegamos a la cima.
Campo base del Yalung Ri
Ascenso al Yalung Ri
Cumbre del Yalung Ri
La bajada fue lenta y la pérdida de altitud hizo que recuperáramos fuerzas. Ésta nos llevó al arroyo que dos días antes ya habíamos cruzado. A partir de ese punto, poco a poco, fuimos ascendiendo hacia los pastos de verano de Sagma, para después llegar al lago Tsho Rolpa. En el lateral del lago, había un campamento con una Tea Shop regentada por una chica nepalí de unos 30 años. El lugar se llamaba Chugina y, sin duda, es uno de los lugares más auténticos en los que he estado en toda mi vida. Aquella chica atendía a los pastores de yaks y a los pocos montañeros que pasaban por allí con té, un plato de comida y una especie de bebida fermentada que no tuve el valor de probar. En ese maravilloso lugar, el equipo de Sherpas montó nuestro campamento, en el que pasamos una noche espléndida. Algunos del grupo nos pasamos horas sentados en aquella cabaña al calor de la lumbre y viendo lugareños pasar por delante.
Llegando al campamento de Chugina
Lago Tsho Rolpa
Cena en la cabaña de Chugina
Chugina, un lugar diferente
Después de Chugina nos quedaban dos jornadas para llegar al campo base del Pachermo Peak. Los dos días fueron de ascenso con algunos pasos complicados. La primera noche la pasamos en el glaciar Jaboo a 5.400 m de altura. Un lugar inhóspito y frío al que nos costó mucho llegar por la altura y por el desnivel acumulado en esa jornada, ya que había muchos sube-baja en el camino por la morrena del glaciar, que es por donde discurría el tramo final de esta jornada.
Los Sherpas siempre sonrientes
Llegando al Glaciar Jaboo
Últimos rayos de sol en Jaboo
La noche fue fría en el glaciar. En la jornada siguiente nuestro objetivo era llegar al campo base del Pachermo. Nos levantamos pronto para aprovechar la mañana y llegar cuanto antes al paso de Tashi Lapcha 5.755 m, el punto más alto del trekking después del Pachermo. Ese día la ruta resultó realmente bonita. Subimos por el glaciar y en algunas zonas había que ir con mucho cuidado para evitar grietas y alguna caída de rocas.
Ascenso al paso Tashi Lapcha
Subida al paso más alto del trekking a 5.755m
Llegando al collado
El día del ascenso al Pachermo Peak nos levantamos pronto, a las 4 de la mañana. La noche era fría y hacía mucho viento, aunque estaba despejado y eso nos dio ánimos para empezar a subir. A paso lento, pero superando metros, enseguida amaneció y las vistas eran grandiosas. Podíamos ver montañas inmensas, entre ellas el Everest. A partir de los 6.000 metros empezamos a sufrir por la altura y el frío. En ese punto, algunos compañeros ya se habían dado la vuelta y otros decidimos continuar para intentar llegar a la cumbre. Sin embargo, a los 6.130 metros, más o menos, el resto decidimos darnos la vuelta también. El frío, el viento y la orden de nuestro guía de altura de volver al campo base nos hizo dar media vuelta. En realidad, yo me alegré bastante ya que estaba sufriendo mas de lo esperado. Nos quedamos cerca de la cumbre, pero la decisión fue sabia y agradecida por todos. Nos volvimos al campo base para descansar y al día siguiente continuar con el trekking. Ya no volvimos a intentar el ascenso, ya que no quedaban días de margen y el tiempo empeoraba en altura al día siguiente.
Campo base del Pachermo
Pachermo al fondo desde el C.B
Descenso del Pachermo
A partir de este punto, nos despedimos de parte de los cocineros y gran parte del equipo de porteadores, ya que volvíamos a dormir en albergues. El resto descendimos continuando el trekking hacia Lukla. La bajada del campo base a la aldea de Thengba nos llevó toda la mañana y parte de la tarde. Una bajada complicada y lenta con algunos tramos de piedra y paredes verticales. Nos llevó tiempo pasar por esas zonas. Esta fue otra bonita jornada en la que el descenso de altura nos permitió disfrutar mucho del entorno. Hicimos noche en Thengba.
Descendiendo del C.B del Pachermo
Hacia la aldea de Thengba
Las siguientes tres jornadas nos llevaron hasta Lukla, pasando primero por Thame, una pequeña aldea en la que el tiempo se detuvo mucho tiempo atrás. Poco después enlazamos con el camino que sube hacia en C.B. del Everest. En estas etapas, ya se notaba mucho la afluencia de senderistas, montañeros y porteadores de mercancías hacia las diferentes poblaciones y aldeas de la ruta. El descenso fue alucinante. Pasamos por lugares increíbles, templos budistas, aldeas y caminos que te trasportaban a otro mundo.
Ya estábamos en el Parque Nacional de Sagarmatha y una de las noche la pasamos en Namche Bazaar que, como su propio nombre indica, es un gran bazar. Y aquí ya había de todo, incluso alguna cervecería para poder tomar algo que no fuese agua. Desde aquí seguimos en descenso por el desfiladero de Dudh Kosi hasta Lukla desde donde ya volamos en avioneta de vuelta a Katmandú.
Jamás en mi vida me ha impresionado tanto despegar en un vuelo. La pista era súper corta y cuesta abajo para coger velocidad. El día antes de nuestro vuelo lo pasamos viendo despegar avionetas... solo para asegurarnos de que todo iría bien :-)
Nos encontramos con grupos de españoles cerca del camino al Everest
Caravanas de yaks en Namche Bazaar
Puente colgante de camino a Lukla
Cerca de Namche, con vistas al Everest, Ama Dablam
Monjes budistas cerca de Namche Bazaar
De celebración en Lukla
¡Fin de la aventura!