1. Ver el carrillón del reloj astronómico
Se trata de una parada obligada para cualquiera que visite Praga. El reloj astronómico, una maravilla conservada desde la época medieval. Auqnue ha experimentado algunas reformas, cada hora nos regala un espectáculo digno de ver. Un carrillón en el que los apóstoles desfilan por las ventanas situadas en la parte más alta, y las figuras frontales se mueven delicadamente. Un clásico necesario en nuestro viaje.
2. Intentar conseguir una foto de la portada de la Iglesia de Tyn
Una de las principales, y más bellas iglesias de Praga, y que por más que intentemos, no podremos fotografiar entera.Ya que unas casitas traicioneras tapan parte de su frontal. Aun así, el templo y su historia son tan fascinantes, que bien merecen una visita.
Así que la incluimos en nuestro top 25 de cosas que hacer en Praga.
3. Cenar a bordo de un barco que recorre el Moldava
Ver la ciudad de Praga a bordo de un barco que surque las aguas del Moldava es una gran idea, nos muestra una cara de la ciudad a la que no tenemos acceso cuando vamos a pie. Si lo complementamos con una velada de cena y música jazz, el resultado puede ser una deliciosa combinación que nos ayude a relajarnos después de un largo día caminando por las calles abarrotadas de la capital checa.
4. Probar el Goulash (y los dumplings) en un restaurante medieval
Es uno de los platos estrella de la gastronomía checa. Un guiso de carne con abundante salsa, con dumplings variados y pan como acompañamiento, y lo podréis tomar en la mayoría de restaurantes de la ciudad. Si además de comer, queréis imbuiros del espíritu que recorre la Ciudad Vieja, podéis comer en un restaurante de aspecto medieval, como por ejemplo U Sadlu, en Klimentská 2.
5. Recorrer el puente de Carlos
Cruzar el puente de Carlos es algo qué hay que hacer en Praga. La construcción del puente que conecta la Ciudad Vieja con la Ciudad pequeña finalizó en el siglo XV, y es el segundo más antiguo de la República Checa.
Aunque suele estar atestado de viandantes, si eliges cruzarlo al amanecer, podrás disfrutar de su grandiosidad sin tanta gente. Sin duda, disfrutaréis contemplando tan majestuosa construcción.
6. Subirte al carrusel de Hemleys
Esta actividad incluye algo qué ver y qué hacer en Praga… Una juguetería en la que puedes montar en carrusel, tomar algodón de azúcar, participar en una carrera de coches teledirigidos, hacerte una foto con un unicornio más grande que un pony, ver una exposición de Lego que embota los sentidos, … Suena a uno de esos lugares que solo existen en la imaginación de los niños, ¡pero no! Es real, y está a solo unos metros de la plaza Wenceslao.
7. Comer un Trodl
Se trata de una receta típica de la cocina eslovaca. Una masa semejante al hojaldre, que está decorada en su exterior con azúcar y canela, y que se puede degustar sola o rellena de chocolate, helado, fruta… o en su versión salada. Su precio no suele superar los cinco euros, y es una buena opción para comer si tenemos prisa por visitar algún lugar, ya que normalmente la preparan para llevar, y comerla mientras te deleitas con las vistas es relativamente fácil.
8. Intentar recorrer todos sus pasadizos
Los pasadizos que unen las calles de Praga son uno de los grandes atractivos de la ciudad, ya que le confieren un aire romántico y misterioso. Puede que no consigáis atravesarlos todos, pero lo cierto es que intentarlo puede ser divertido.
9. Conseguir un souvenir de Krtek
Es sin duda la figura más ilustre de la televisión infantil checa. Un pequeño topo, de nombre impronunciable para nosotros, ataviado con un mono azul y un gorro de lana. Y hoy día, es sin duda uno de los souvenirs más simpáticos que podemos conseguir en la ciudad. Lo podemos encontrar en forma de peluche, de llavero e incluso como coleccionable de una marca de huevos de chocolate con sorpresa. ¡No perdáis la oportunidad de llevároslo a casa!
10. Subir a la torre Petrin
Esta pequeña Torre Eiffel que forma parte del skyline de Praga, cuenta con una de las mejores vistas panorámicas de Praga, y a la que podrás llegar por escalera o ascensor. El ascenso hasta la torre cruza el parque Petrin, uno de los lugares preferidos por los habitantes de Praga, en el que se puede disfrutar tanto de zonas boscosas como de cuidados jardines, y se puede llegar tanto andando como en funicular.
11. Visitar un café modernista
Los amantes del modernismo se verán deslumbrados por la cantidad de cafeterías de estilo modernista que se esconden en las estrechas calles de Praga. El Café Imperial, la cafetería ubicada en el Edificio de la Madona Negra, o el Kavarma Lucerna son algunos de los grandes ejemplos que podemos encontrar.
12. Perderte en un laberinto de espejos
Ubicado en un curioso edificio de 1891 encontramos una divertida actividad para toda la familia. Un recorrido a través de un laberinto de espejos en el que tendremos que ser cuidadosos para no chocarnos con nuestro reflejo.
13. Descansar en una silla única
Las empedradas calles de Praga ponen a prueba las capacidades físicas de los viajeros más experimentados. Hacer un alto en el camino puede convertirse en una tarea necesaria. Pero si encima podemos hacerlo en una silla como las de la foto, mejor que mejor, porque desde luego son algo más que puntos de descanso, son obras de arte urbanas.
14. Contemplar el Castillo al caer la noche
Es casi imposible no ver el castillo allá donde estemos. Su inmejorable ubicación lo convierte en foco continúo para nuestras miradas, y si hay un momento en que parece aún más mágico que habitualmente, es durante la noche, cuando podremos contemplar su reflejo sobre las negras aguas del Moldova.
15. Ir a una obra de teatro negro
Si no habláis checo… no importa, ya que la mayoría de obras de este tipo son mudas. Y si no os parece suficientemente curiosa la idea de teatro mudo, os contaremos que los actores visten de negro y todo es totalmente negro. Solo podréis ver los objetos que decidan resaltar, y aquello que la compañía de teatro quiera mostrar.
16. Probar su chocolate a la taza con nata
Es una gran idea, especialmente durante los meses más fríos del año, en los que nos notaremos entumecidos tras unas cuantas horas sin descanso. El chocolate de este país no es tan espeso como el de España, pero le añaden una suculenta nube de chantilly que hará las delicias de los más golosos.
17. Asistir a un concierto
La llaman la ciudad de la música, así que podéis imaginaros que los conciertos son eje fundamental en la vida checa. Podemos encontrar multitud de estilos que se dan cita en diferentes escenarios, pero si solo podemos elegir uno… os recomendamos uno de los muchos conciertos de música clásica que tienen lugar entre los muros de muchas de sus iglesias. Los encontraréis con precios diversos y en diferentes ubicaciones de la ciudad, por lo que es bastante fácil asistir.
18. Tomar una cerveza servida por un tren
Este es uno de los bares más curiosos que encontramos en nuestro viaje. Nada más entrar te encuentras una estación de tren en miniatura. A lo largo del bar, una extensa red de vías por las que trenes a escala circulan transportando las bebidas pedidas por los clientes.
Si sentís curiosidad, podéis encontrarlo en dos ubicaciones, en el centro comercial Palladium, o en la Plaza Wenceslao, 56.
19. Contemplar y/o subir el Ayuntamiento
Uno de los edificios principales de la plaza de la Ciudad Vieja, y que merece que lo miremos desde varios ángulos, incluso podemos subir arriba si queremos obtener una vista panorámica.
20. Descubrir la casa en la que nació Kafka
Se ubica muy cerca de la plaza de la Ciudad Vieja. En el número cinco de U Radnice, a solo unos pasos del bullicio turístico, y aunque la casa original quedó destruida en un incendio, encontramos una placa conmemorativa de su nacimiento.
21. Disparar una ballesta en el taller de armaduras del Castillo
Una actividad divertida que encontramos en la armería del castillo. El primer edificio que encontramos al entrar al callejón dorado de Praga.
Entre las armaduras expuestas, encontramos una pequeña parada, en la que por cincuenta coronas nos dejarán disparar una ballesta tres veces y llevarnos la diana que refleja nuestras proezas.
22. Pasear por el Callejón Dorado
El Callejón Dorado parece recrear un ambiente de cuento de hadas. Sus casitas bajas, sus puertas coloridas y alegres ventanas adornadas. En muchas de esas casas se recrean los hogares de antiguas profesiones, en otras se venden sus famosas marionetas, en cualquier caso, merece la pena pasear por sus aceras.
23. Descifrar el reloj del barrio judio
¿Mide el tiempo futuro? ¿Está mal? Um, esas preguntas os surgirán si miráis atentamente a este reloj, que podéis encontrar en la torre del Ayuntamiento del barrio judío cuyas manecillas van al revés, y que tiene los números en hebreo.
24. Encontrar la única sinagoga construida fuera del barrio judio
La Sinagoga Maisel es la única que podemos encontrar fuera del barrio judío. Si estamos atentos a la historia de la ciudad, nos daremos cuenta de que es un detalle bastante curioso, porque durante muchos años los judíos no pudieron construir fuera del barrio que se les había asignado.
25. Hacer una parada en el café que encontramos en las escaleras del Castillo
El hecho de subir al Castillo a pie tiene un encanto especial. La llegada es más dulce, porque la subida castiga las piernas, y además podréis hacer una parada en el pequeño café que encontramos a medio camino. Sus espectaculares vistas os harán replantearos si queréis seguir subiendo, o preferís pasar la mañana como sibaritas contemplando el paso del tiempo.